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RESUMEN. El doctor Emec Cherenfant sabía que detrás de aquellas palabras se escondía una triste historia, y ya que él ha sido testigo de muchos casos criminales relacionados con varios de sus pacientes, puso más atención en lo que Víctor le decía.
Éste estaba nervioso, y el doctor entendió que era porque le dolía recordar algunas de las cosas que había venido a decirle.“Yo soy inocente, doctor -le dijo Víctor, después de limpiarse las lágrimas con un viejo pañuelo raído y sucio-.
La propia Amanda, la hija de mi mujer, se lo dijo a la fiscal de la niñez; le dijo que yo nunca quise abusar de ella, y que nunca la toqué, pero fue mucho tiempo después, cuando ya me habían condenado, y cuando Amanda entendía mejor las cosas”.
¿Cuál era el misterio de Víctor? ¿Qué le había pasado? ¿Por qué buscaba la ayuda del doctor Emec Cherenfant?“¿Se acuerda de las mujeres que mataron en la cárcel de mujeres de Támara, doctor?” -le preguntó Víctor, levantando la frente-.“Sí -le respondió el doctor-. ¿Qué tiene que ver eso con esto?”.¿A qué se refería Víctor?
El Papel
“Mirá, Marlon, no echés el c... al charral... Ya te pagué, y a mí no me ves la cara de p... Trato es trato...
”El doctor Emec Cherenfant se detuvo, miró a Víctor, cuyo rostro era una máscara de tristeza, dolor e impotencia, y siguió leyendo.
“Ya se murió este mono hdp... Y ya lo envolví en una cobija y en papel de ese que dan los bomberos para envolver a los que se mueren de esa enfermedad, pero vos sabés bien que no se murió de eso... Vos y yo lo ‘horcamos’. Ya me tenía harta y ese maldito tenía que pagarme lo que me hizo con la zorra de la Julia... Así que venís a llevártelo, o te vas a arrepentir... Te pagué y te di lo que me pediste, me usaste y a saber si me pasaste una mala enfermedad, y de mí no se burla nadie... Ya lo sabés. Y si no me creés, mirá donde está el imbécil de Víctor que creyó que yo no era suficiente mujer para quitarle la calentura, y se tuvo que meter con esa flor de letrina de la Julia... Y a mí me vale...
”Hasta aquí llegaba la “carta”. El doctor Cherenfant la leyó una y otra vez, y estuvo de acuerdo con Víctor en que la maldad humana era más grande que todo lo que uno podía imaginarse.
“Ella me mató a mi niño -dijo Víctor-. Esa es la letra de Amanda... Ella escribió todo eso, y no sé cómo es que este papel está en la Biblia... esta Biblia es vieja... Era de mi mamá, y yo creo que viene en la familia desde mi tatarabuelo, que dicen que fue sacristán en la iglesia de Ojojona... A mí siempre me gustaba, pero no la leía. La guardaba porque mi mamá me la regaló. Y allí se quedó cuando me agarraron, por algo que no hice... La propia Amanda se lo puede decir... Pero, como eso ya pasó, yo quisiera que usted me aconseje”.
El doctor lo miró. Siempre ha sido un hombre compasivo, y el dolor que había en el pecho de aquel hombre era tan real y tan cruel que el doctor Cherenfant sintió empatía hacia él.
“¿Qué consejo quiere?” -le preguntó.
“Usted que sabe mucho de casos de crímenes, doctor -le dijo Víctor-, debe saber qué es lo que hay que hacer para que se aclare la muerte de mi muchachito”.
“Aquí está bien claro... Ella y este tal Marlon lo ahorcaron, y después se lo llevaron a enterrar como si hubiera sido víctima de la pandemia”.
“Sí, eso dice”.
“Es una confesión clara”.
“Sí”.
“Bueno, en el caso de que se compruebe que esta es la letra de su mujer, Amanda”.
“Es la letra de ella... Yo tengo otras cartas... A ella le gustaba escribir en papel... Como era comerciante, siempre llevaba sus cuentas en un libro, y allí escribía de todo”.
“No está firmada”.
“Pero es la letra de ella... Y allí confiesa cómo mataron a mi hijo, y que ese Marlon se lo llevó...”
“No dice que Marlon se lo llevó”.“Pero sí dice que ellos dos lo mataron, ahorcándolo”.
“Sí”.
“Lo que me gustaría saber es dónde lo enterraron”.
“Debe de haber un registro de la muerte del niño. En ese tiempo, todos los muertos por coronavirus eran registrados”.
“Yo quisiera saber dónde está enterrado mi muchachito”.
“Tiene que ir a la Policía”.
“¿Cree que me ayuden?”
“Sí... Le van a ayudar”.
“¿A quién me recomienda?”.
“Déjeme llamar a un amigo para consultarle este caso”.
Gestiones
El doctor Cherenfant hizo algunas llamadas, pero nadie le dio razón de la muerte de un niño que no estaba en los registros de las autoridades de aquellos años.
“No encontramos nada -le dijo a Víctor-.
Tal vez si lográramos encontrar a Marlon”.
“Eso es lo que he querido hacer -respondió Víctor-, pero solo Amanda lo recuerda... Y dice que hace años que no lo ve... Que la última vez que lo vio fue cuando el niño estaba muerto, envuelto en plástico, encima del sillón de la casa”.
“Ella vio cuando se llevaron el cuerpo”.“Dice que no... La mamá la mandó para el cuarto... Se levantó a la mañana siguiente, y ya no estaba... Ella le dijo que vinieron de la Cruz Roja y de los bomberos, y se lo llevaron a enterrar”.
“Ella podría ayudarles a los policías a hacer un retrato hablado de Marlon”.“Si tenemos una foto, pero nadie lo recuerda en el barrio, después de la pandemia”.“¿Sabe la Policía si tiene antecedentes?”.
“Sí... Dicen que era un vende droga de una colonia... y que estuvo preso unos dos meses, antes de 2020, y que salió”.
“¿Usted lo conocía?”.
“No”.
Tiempo
Pasaron varios días luego de que el doctor Cherenfant llamó a Víctor.
“Tengo noticias de Marlon -le dijo-. Está preso en la cárcel de Choluteca... Y no se llama Marlon, se llama Efrén... Lo condenaron por posesión de marihuana para el tráfico, y le dieron once años... Eso fue en 2022, a finales... Lo agarraron en Namasigüe, con un carro ajeno en el que traía treinta libras de marihuana... Aceptó el delito, se amparó en el beneficio del juicio abreviado, y lo condenaron a once años... Eso fue lo que me dijeron... Y la Policía va a ir a hablar con él”.
Marlon
Es un hombre alto, delgado, de piel blanca, lleno de pecas y lunares, y ojos claros. Lleva el pelo rapado, y dicen que es un preso modelo. Cuando la Policía habló con él, le dijeron que tenían pruebas de que él había ahorcado a un niño en 2020, y que la Fiscalía estaba investigando”.
“Yo no sé de qué están hablando -respondió-. Yo no sé nada...”
“¿Y de Amanda, qué sabés?”.
“Yo tuve una mujer que se llamaba Amanda, pero no sé nada de esa que dicen ustedes... No sé”.
“Amanda murió quemada en la cárcel de mujeres, en junio de 2023... Pero, en 2020 te escribió esta carta que fue encontrada en una Biblia, en la casa de su hija”.
Los policías le enseñaron una copia de la carta escrita por Amanda.
“Yo no soy Marlon... Me llamo Efrén... Busquen a ese Marlon”.
“Te vamos a traer a la hija de Amanda para ver si te reconoce como Marlon”.“Yo no conozco a nadie”.
“Tenemos pruebas de que Amanda fue detenida en la posta de la Policía en Pavana, cuando venía a verte a la cárcel de Choluteca. Le hallaron una libra de marihuana, y algo de cocaína... Y ella dijo que la traía para su marido y que se llamaba Marlon... Y si creés que nos podés engañar, tenemos el registro de las visitas que ella te hacía aquí en la prisión... Y tenemos fotos”.
Marlon abrió la boca, pero no dijo nada.“Yo no le hice nada a ese chavalo... -dijo, a media voz-. Ella fue la que lo mató porque odiaba al papá... Lo acusó de querer violarle a la hija, y lo metió preso... Y yo me metí con ella, pero ya sabía que era malvada... Pero, como aquí uno necesita de la mujer, y ella me servía para algunas cosas”.
“¿Para qué cosas?”.
“Pues, me traía yerba, comida, cosas que yo necesitaba, y se quedaba a dormir conmigo, y hasta aceptaba acostarse con otros compañeros para que ellos me pagaran algún dinerito, porque aquí nada es gratis”.
“Ya nos vamos entendiendo”.“Yo no quiero más líos... Miren, al chavalo lo dejamos en La Montañita... Allí hicimos un hoyo, y allí se quedó... Nadie se dio cuenta... Yo le ayudé porque ella me amenazó..., y esa mujer era capaz de todo. Así como quería, así odiaba...”
“Si nos ayudás a encontrar los restos del niño...”
“Miren, allí no hay nada... Los animales lo desenterraron y se lo comieron... Fuimos a ver el hoyo, pero ya estaba desenterrado, y ella recogió los huesitos que quedaban y se los llevó... No sé qué fue lo que hizo con ellos”.
“¿Sabés por qué la mataron en Támara?”.
“Mire, ella era bien golillera... Se metía con todo el mundo... Y creo que por eso le vino la desgracia... Además, aquí se paga todo lo que se hace”.
Nota final
El abogado defensor de Marlon, o Efrén, aseguró que la carta no era suficiente para hacerle un juicio por la muerte del niño. Y el fiscal no tenía una base sólida para acusarlo. Lo que les dijo a los policías, solo los policías lo saben... No estaba un abogado presente cuando lo entrevistaron, y ahora él niega haber dicho algo... Se llama Efrén, no Marlon... Y, aunque Amanda lo reconoció en las fotos que le llevaron, no quiso ir a Choluteca para señalarlo. Además, ella no vio nada y nada puede decir sobre la muerte del niño.
“Hasta aquí puedo ayudarle” -le dijo el doctor Emec Cherenfant a Víctor.
“Dios me va a hacer justicia”.
“Así será”