Honduras

El centro histórico bajo resguardo de la oficial perruna, Laura

Un can de tres años y sin entrenamientos previos tiene la misión de salvaguardar a las personas. La agente policial municipal realiza los patrullajes por todo el Parque Central, asegurándose de que todo marche bien o si no, hay ladridos...

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07.06.2020

TEGUCIGALPA, HONDURAS.-Su estatura es baja y su ágil caminar es con cuatro patas. Con la vista y el olfato desarrollado a la perfección detecta el peligro y si hay amenazas, persigue a los bandidos y ladra sin cesar.

La antigua Penitenciaría Central (PC) es desde hace tres años su centro de trabajo. Entre los miembros de la Policía Municipal hay un agente diferente, que no es menos, ni más que el resto del equipo.

La oficial Laura, una cachorra mestiza, llegó a este mundo en medio de necesidades, en plena calle, pero se apegó tanto a los oficiales del orden desde los tres meses de nacida y ahora además de dar cariño, presta el servicio de protección a
la ciudadanía.

Este can es especial para los miembros de la guardia civil, porque a pesar de no ser un perro adiestrado ejecuta a patas juntillas la función de proteger y servir. Desde pequeña se iba con los agentes a realizar patrullajes al centro de la ciudad y de poco a poco decidió establecer su hogar en la antigua PC.

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Desde ese entonces sus colores cotidianos son el azul y el verde con reflectivo, mismos que identifican a los de la Policía Municipal. La protectora canina no solo optó a que los agentes fueran sus amigos, se les unió a ellos y se convirtió en agente.

A pesar de que ella no usa casco, escudo y tolete, tiene sus natos y hábiles reflejos de combatir la delincuencia con sus robustos ladridos.

Los superiores de la Policía Municipal determinaron que este encantador animal merecía obtener un cargo, por lo que le otorgaron el rango de oficial Laura, ya que su desempeño es digno de portar una placa.

Cuando las manecillas del reloj apuntan las 10:00 de la mañana, el escuadrón especial (el favorito de Laura) está formado en el patio de la antigua PC. A la cabeza se ubica ella. Cuando toma posición, estremece su cola de un lado hacia el otro, en señal de que está lista para salir a patrullar los alrededores del peligroso casco histórico.

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Ya en calle, su mirada se vuelve sigilosa de un lado a otro para determinar que en el camino todo esté bien. Al llegar al Parque Central se mezcla entre los pocos capitalinos que al momento circulan debido al confinamiento por el covid-19. Antes de la pandemia, el centro permanecía atestado de ciudadanos, al igual que el trabajo de resguardo de la oficial Laura.

Sus compañeros agentes aseguran que Laura es una más del escuadrón, tanto que ya hasta ha capturado delincuentes.

“Una vez salió corriendo un ladrón, ella al ver que salimos detrás de él, también lo hizo, logró alcanzarlo y le iba mordiendo los talones, eso ayudó a que esa persona perdiera velocidad y de esa manera lo capturamos”, contó Javier Briceño, subinspector de la Policía Municipal.

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Problemas de salud

Al provenir de las calles de la ciudad, ha sufrido algunos problemas. Hace un mes tuvo su primer parto. Solo un cachorro sobrevivió, lo adoptó un miembro de la Policía. Al tiempo a la oficial canina se le detectó un tumor benigno. Briceño es quien más cariño le tiene a la cachorra, se encargó de llevarla al veterinario.

“Gracias a Dios ya está mejor, nos tenía preocupados, acá todos la queremos”, aseveró. El subinspector es quien se encarga de su alimentación. La oficial Laura 'es pobre pero gustosa', dice. Se come una libra y media de pollo (frito) a diario.

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