Nada nuevo. Los europeos vienen metiéndose en líos catastróficos hace milenios, desde que la tribu celta Parisii fundara París en el s. III a.C. No detallaremos su historia sino sus ambiciones pues si hay algo que caracteriza al viejo continente es la voracidad, su deseo público o soterrado de someter a otros y apropiarse de sus bienes y materias, reinar sobre la humanidad, imperar. Ah, la bendita y maldita palabra, hacer imperio contra todo...
Se ocupan largos tomos de historia para explicar las mil guerras (millones de muertos) que Europa sufrió de su albor al presente, cuando empezó a formatear su territorio y su personalidad colectiva. Personalidad y colectiva son, empero, términos modernos, pues el que galos o suevos (hunos, vándalos, alanos, visigodos, romanos...) buscaran adueñarse de sus vecinos no era por incierta identidad sino por opulencia, intereses que eran producto de grupos oligárquicos, dinastías y monarquías, no de la comuna.
Por 2000 años (una bicoca) se mataron feroces entre ellos para ganar desde tensiones territoriales inmediatas hasta guerras mundiales, que moldearon su panorama político y social, así como su mente y personalidad. El europeo inculto se piensa heredero del orbe, adivino del mundo, posesionario de los territorios físicos y anímicos de la humanidad. Por algo lanzaron al agua a los más diestros y ambiciosos navegantes de la sal, como a sus mejores y sanguinarios capitanes. Eran luchas de hegemonía continental o por sucesiones dinásticas (Borbones contra Habsburgos), nada espiritual, siendo su lista de conflictos inacabable: las guerras de Cien Años (1337-1453), de Treinta Años (1618-1648), de sucesiones española (1700-1715), polaca (1733-1738), austríaca (1740-1748), guerra de Siete Años (1756-1763), guerra del Asiento (1739-1748), guerra de Independencia de Estados Unidos (1775-1783), guerras revolucionarias francesa (1792) y napoleónica (1815), guerra de Crimea (1853-1856), guerra franco-prusiana, primera y segunda guerras mundiales más conflictos internos, como el levantamiento jacobita. Para no citar las bestialidades que protagonizaron en sus territorios ultramarinos (horror de Bélgica en el Congo), que generan vergüenza a la humanidad.
Es claro que si hay una región patológicamente bélica en el planeta, con el peor currículum en eso, es el que citamos (a los latinoamericanos nos llaman salvajes), lo cual sirve para comprender además su conducta inmediata contra Rusia, a la que titulan imperialista.
Pues sin que estos sean angelitos es obvio que tienen razón de no querer que la OTAN le instale misiles a minutos de Moscú, como ocurriría si Ucrania se le suma. Es su derecho. Si veo que el vecino tiene su rifle apuntando a mi dormitorio no me quedo impávido o sujeto de dominación y disparo antes, que es lo que Putin ha hecho: erradicar el riesgo de que los decadentes EUA y Europa lo dominen e invaliden.
Estas breves ideas sobre tema tan complejo son para que aprendamos a reconocer la falsía e hipocresía de la Unión Europea, cuyos propósitos son los de siempre: imperar de cualquier modo sobre el orbe, servir de fustán al soldado norteamericano y activar eterna en los pantanos de la guerra, únicos que le dan poder e influencia.