“Haz el bien y la vida te compensara bien”, dijo el sabio Budha. La Coordinación de LIBRE fue incapaz de conducir a esa institución y al país por la senda de la paz, de la armonía y del desarrollo humano. Ha sido tanta la corrupción, los errores, los atropellos a la ciudadanía y a las instituciones, que el repudio demostrado por el pueblo en las urnas hace escasa una semana, no podía ser de otra manera. Por mas que los pocos voceros fanatizados que aun le quedan a LIBRE estén pregonando un inexistente triunfo electoral, las cifras son frías e implacables. El voto de oposición es incuestionable, y salvo que la oposición no pueda liberarse de los caprichos infantiles, de las mezquindades y de las intransigencias de sus líderes que desbaraten la conformación de una coalición opositora ganadora, entonces si, doña Rixi podrá cenar el día de las elecciones en Noviembre con la victoria sobre su mesa.
Mi percepción es que se ha magnificado innecesariamente las dimensiones de un supuesto fraude electoral. La verdad cruda es que el número de actas que fueron objeto de un paseo prolongado por los barrios y colonias de la capital y de San Pedro Sula, en términos proporcionales, no alteran el resultado general del conteo de votos. En la demora del arribo del material electoral a los centros de votación se afectó innegablemente a los partidos de oposición, pero de igual manera infligió algún daño a los resultados del partido oficialista. Muy claros y muy fuertes se han escuchado los reclamos y las impugnaciones de figuras anteriormente prominentes del partido de gobierno. Dirigentes que durante tres años y medio han estado sosteniendo la peña defendiendo lo indefendible del régimen, han sido marginados, según ellos, de manera fraudulenta y traicionera. Algunos diputados “libretarios” que soñaban con repetir en el Congreso, por sus actuaciones defendiendo los abusos del Poder Legislativo, sufrieron el “zacarrin” de la política. Fueron a última hora sustituidos por protegidos de lo que ellos llaman “La Argolla del Familion”. Nos preguntamos, frente a este escenario, ¿cuál podría ser la contribución que estos marginados estarían dispuestos a dar con activismo o aportaciones financieras a la próxima campaña que culmina en noviembre?.
La inteligencia estratégica de los dirigentes de todos los partidos de oposición surge entonces con una importancia monumental. La prueba de fuego será la conformación de una coalición no solo del Partido Nacional y Liberal, si no de todas las demás fuerzas democráticas opositoras que no acudieron a elecciones internas pero que están habilitadas para participar en noviembre. La lógica política nos dice que la cabeza de esa coalición debe surgir de la medición de popularidad de los candidatos frente a un pueblo unificado. No es asunto de aceptar alianzas con la condición irrevocable de ser YO el muñeco escogido. Es el futuro de Honduras el que nos estamos jugando. Por consiguiente, ¡NO JUGUEMOS CON FUEGO!