Hace tres años, y en bucentauro.com, Yonny Rodríguez publicó un inédito estudio sobre la lectura en Honduras, resumiendo en sus tristes resultados que 57.1% de la población “nunca o casi nunca lee” por motivos profesionales o estudio, lo que sitúa al país a la cabeza de quienes menos lo hacen. 60.4% nunca lee por ocio, entretenimiento o interés personal. En cuanto a los libros vistos cada año las estadísticas son alarmantes: 69.5% no leyó ninguno, 22.4% leyó entre uno y cuatro libros y sólo el 7.3% de esa comunidad leyó más de cuatro textos (Organización de Estados Iberoamericanos, 2013). Amy Gabriela Izaguirre destaca, con datos de Icefi (2022), que somos la sociedad centroamericana con menos uso, pero igual con menos acceso, del libro. Pierre Bourdieu afirma que tal práctica cultural es termómetro, o sonda, para explorar la profundidad a que accede un público en la búsqueda del conocimiento y en su disfrute de ese conocimiento para ocio y placer. Falta asimismo contabilizar la producción material, o sea la cantidad de obras ofertadas cada año, lo que a simple ojo, empírica evidencia, no está bien ni mal pues aunque no somos nación con pocos escritos circulando tampoco ganamos el gran premio. En esto es mejor destacar la calidad ya que dos textos de poesía cercanamente editados gozan de inédita y contemporánea orfebrería gracias a las respectivas plumas de Rolando Kattán (“Omisión del Ángel”), ganador de premios internacionales, como traducido a 17 lenguas, y de el culto autor y diplomático José Antonio Funes (“Estación permanente”), de lúcida y constante innovación. Coquimbo celebrará en junio el Encuentro Centroamericano de autores morazanistas “Relámpago que Siembra” y será oportuno, si acaso, invitar a Diego Sandoval, residente en Guatemala, escritor de una interesante novela admirativa sobre el héroe (“Mi amor por Centroamérica”; ISBN-978-99939-03154), así como al equipo compositor de la exhaustiva “Historia mínima de Honduras”, a saber Daniel Sponda, Orlin Duarte, José Cardona Amaya y Mario Argueta, quienes además, con excepción del último citado, nos regalan también “Constructores de la Nación. Soñadores de la Federación”, en honor a Morazán, Valle y Herrera. Breves citas para saludar, aunque algo tarde, a “La Ruta Moskitia”, hermosa plaquette de fotografías y textos etnográficos sobre nuestro misterioso y olvidado departamento, elaborada por Laura Bermúdez y Javier Maradiaga con apoyo de cooperación española y oficial, así como vale rescatar para lectura el intenso relato “Me iré nunca” con que Samuel Trigueros conquistó el certamen “Migraciones: Mirando al Sur” durante la pasada década. De modo idéntico felicitar a quien cuente con una copia de “Viaje al Centro de América / Voyage au Centre de l’Amerique”, volumen con las más bellas fotos modernas captadas en nuestro subcontinente por Yves Trémorin como homenaje a nuestras cinco -hoy distanciadas- patrias. Líneas finales para exaltar a dos intelectuales idos cuya obra debemos volver a posar ante nuestros ojos: Marcos Carías Reyes y sus biografías de artistas ilustres en “Hombres de Pensamiento”, así como Pompeyo del Valle y su hermoso “Hombres verdes de Ula”. Oro fino para enorgullecernos.
A medianoche el oficio
Coquimbo celebrará en junio el Encuentro Centroamericano de autores morazanistas ‘Relámpago que Siembra’
- Actualizado: 21 de abril de 2025 a las 00:00
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