La presidenta brasileña, Dilma Rousseff, suspendió su agenda en Chile, donde participaba de una cumbre entre América Latina y Europa, para viajar a Santa María, en el sur de Brasil, donde 245 personas murieron tras el incendio de una discoteca.
'En este momento de tristeza, estamos juntos', dijo Rousseff, visiblemente emocionada, a los periodistas brasileños en Santiago.
'Es una tragedia para todos nosotros, no voy a continuar en la reunión (de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, CELAC), quien precisa de mí es el pueblo brasileño', añadió.
Anunció asimismo que el gobierno y las autoridades regionales están movilizando 'todos los recursos para que podamos hacer no sólo el rescate de los cuerpos, también el apoyo a las familias en un momento así, y una atención muy eficiente a los heridos', dijo.
Rousseff anticipó su retorno de Chile para viajar directamente a Santa María, informó la Presidencia a la AFP.
Rousseff canceló varias bilaterales, previstas para este domingo en Santiago, entre otros con los presidentes de Argentina, Cristina Kirchner, y Bolivia, Evo Morales, informó la fuente.
'Hoy no hay una familia, un padre o una madre que no sufre' con esta tragedia, dijo también muy emocionada la ministra de Derechos Humanos Maria do Rosario, que ya se encontraba en Santa María, donde se disponía a reunirse con las familias de las víctimas.