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Los objetivos climáticos de Biden y los obstáculos que debe salvar

Ante la amenza de cambio climático en Estados Unidos, el presidente Joe Biden afirmó que cumplirá varios objetivos en los estados más afectados
20.07.2022

WASHINGTON, ESTADOS UNIDOS.- El presidente estadounidense Joe Biden considera prioritario luchar contra el cambio climático, una “amenaza existencial” y, pese a varios reveses, sigue determinado a cumplir sus objetivos medioambientales, que le cuesta concretar.

Después de año y medio de mandato, estas son las medidas tomadas por su equipo y los obstáculos que le impiden ir más allá.

¿Cuáles son sus objetivos?

En abril de 2021, Biden prometió reducir las emisiones de gases de efecto invernadero de Estados Unidos en un 50-52% para 2030, en comparación con 2005.

Un objetivo fijado como parte del Acuerdo de París sobre el clima, que debería permitir que la economía más grande del mundo alcance la neutralidad de carbono para 2050.

En el sector energético, que representa alrededor de una cuarta parte de las emisiones de gases de efecto invernadero del país, Biden quiere reducir los niveles de contaminación a cero para 2035.

En cuanto al transporte (en torno a una cuarta parte de las emisiones) Biden se ha fijado la meta de que la mitad de los coches vendidos en Estados Unidos en 2030 sean eléctricos.

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¿Qué ha conseguido?

En noviembre de 2021 se apuntó una victoria con la aprobación en el Congreso de un gran plan de modernización de las infraestructuras, que incluye medidas como la construcción de una red de estaciones de carga para vehículos eléctricos o la adaptación frente a las catástrofes naturales, cada vez más frecuentes.

El gobierno demócrata también ha tomado medidas reglamentarias a través de la Agencia Federal de Protección Ambiental (EPA), la cual en diciembre de 2021 adoptó nuevas normas federales de emisión de gases de efecto invernadero para automóviles vendidos a partir de 2023.

Y trabaja en nuevas regulaciones para reducir las emisiones de metano (un potente gas de efecto invernadero) de la industria del petróleo y del gas.

Algunos estados del país se han adelantado, sin esperar a que el estado federal actúe. Por ejemplo California, donde todos los coches nuevos que se vendan a partir de 2035 tendrán que ser eléctricos.

Aunque se apliquen todas estas medidas, las emisiones de Estados Unidos solo se reducirán entre un 24% y un 35% para 2030, y no a la mitad como quiere Biden, según un informe reciente de Rhodium Group.

El gobierno de Biden ha sufrido contratiempos. Declaró una moratoria sobre nuevas perforaciones de petróleo y gas en tierras federales, pero un juez anuló la decisión. Desde entonces, el Estado ha otorgado muchos permisos de perforación, sobre todo desde que los precios de los combustibles subieron como consecuencia, en parte, de la guerra en Ucrania tras la invasión rusa.

Carrera de obstáculos

La agenda climática de Biden recibió un duro golpe cuando el senador demócrata Joe Manchin anunció que no apoyaría el plan de inversión “Reconstruir Mejor” (“Build Back Better”).

Manchin se opuso al proyecto a finales de 2021, por lo que volvió a negociarse partiendo de un paquete más limitado de unos 555.000 millones. Pero el congresista de Virginia Occidental, un estado conocido por sus minas de carbón, volvió a rechazarlo alegando que conlleva gastos imprudentes en tiempos de inflación.

Sin su voto, la ley no será aprobada en el Senado, donde los demócratas cuentan con una mayoría mínima.

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Su oposición entierra los créditos fiscales masivos previstos para productores y consumidores de energía eólica, solar y nuclear, que proponían transformar la economía estadounidense hacia fuentes de energía limpia.

En junio sufrió otro revés: la Corte Suprema limitó la capacidad de la agencia federal EPA para regular las emisiones de las centrales eléctricas.

Según los jueces, una limitación general de las emisiones que provocase el cierre de centrales eléctricas de carbón necesitaría la aprobación del Congreso. Pero se pueden tomar restricciones caso por caso en cada planta.

John Kerry, el enviado estadounidense para el clima, estima que esta decisión deja margen de maniobra al gobierno de Biden para lograr sus objetivos.

Para avanzar, algunos congresistas demócratas piden al presidente que declare un estado de emergencia climática, lo cual aumentaría de capacidad de acción. La Casa Blanca ha dejado la puerta abierta a esta medida.

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