Ciudad del Vaticano.- Uno de los momentos más íntimos y de gran importancia del cónclave es el momento en que el nuevo papa electo se retira a una pequeña antecámara de la Capilla Sixtina conocida como "la sala de las lágrimas".
Este lugar sirve al nuevo pontífice para desahogarse, meditar, llorar, ante el peso que acaba de adquirir, además de decidir el nombre que llevará y colocarse la sotana blanca que está preparada para que salga ante los fieles en la Plaza de San Pedro.
La sacristía está colocada a la izquierda del altar mayor de la Capilla Sixtina, bajo la pintura de "El Juicio Final" de Miguel Ángel.
Este lugar íntimo y solitario está cerrado al público y no forma parte del recorrido de los fieles y turistas que visitan la Capilla.
El cardenal electo, justo después de aceptar su elección en el Conclave, pronuncia en latín: “Acceptasne electionem de te canonice factam in Summum Pontificem?”, luego atraviesa este umbral silencioso.
¿Cómo es "la Sala de las Lágrimas"?
Esta sala ha sido utilizada por cada uno de los papas elegidos en el cónclave, incluso el papa Francisco estuvo dentro antes de aparecer en la Basílica de San Pedro en 2013.
En las paredes hay pinturas que destacan entre el blanco de las paredes, está amueblada con una mesa sobre la que hay una pequeña imagen de la Virgen con el Niño y un sofá de terciopelo rojo.
Además, hay un crucifijo tipo pastoral de pie y forma que forma parte de la decoración. El suelo es de cerámica y conecta con la Capilla Sixtina a través de un estrecho pasillo.
En un perchero se encuentran tres sotanas en tres diferentes tallas -pequeña, mediana y grande- al igual que tres pares de zapatos de diferentes números, estola, esclavina roja y otras prendas de ajuar papal.
El papa está en esa habitación, está solo eligiendo el atuendo que mejor se le acomode. Mientras que en la Capilla Sixtina los cardenales se preparan para recibirlo ya vestido como papa.