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Cuerpo de Margaret Thatcher yace en el parlamento

Más de 4,000 policías velarán por la seguridad del funeral de Thatcher, que incluso después de muerta sigue suscitando tanta pasión como odios.

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16.04.2013

El cuerpo de Margaret Thatcher yace este martes en el parlamento británico, donde la ex primera ministra británica fue honrada por familiares y amigos en una ceremonia privada en la víspera del funeral ceremonial en la catedral londinense de San Pablo.

Esta fue una de las últimas voluntades de la Dama de Hierro, fallecida el 8 de abril a los 87 años, que ocupó un escaño en la Cámara de los Comunes entre 1959 y 1992 antes de ser nombrada miembro vitalicio de la de los Lores.

El féretro con los restos mortales de esta figura tan ineludible como controvertida de la política británica, fue transportado en un coche fúnebre al palacio de Westminster a principios de la tarde.

Cuatro hombres vestidos de negro introdujeron en el edificio el ataúd de madera clara, que estaba cubierto con una bandera británica sobre la que reposaba una corona de flores blancas con una tarjeta del mismo color en la que podía leerse 'Querida madre. Siempre en nuestros corazones'.

Sus hijos, los gemelos Mark y Carol, llegaron poco después para dirigirse a la capilla de Santa María de la Cripta, donde el deán de Westminster, John Hall, ofició una breve misa.

Además de los familiares, entre los 150 asistentes había también figuras destacadas de las dos cámaras del parlamento y miembros o empleados que trabajaron con ella.

'Fue emotivo, corto pero emotivo', declaró a la salida a la prensa el exlíder conservador Iain Duncan-Smith, hoy ministro de Trabajo y Pensiones. 'Fue diferente de lo de mañana, porque este evento era personal', agregó.

Las puertas de la capilla medieval con decoraciones neogóticas deben permanecer abiertas durante la noche para que los diputados y lores que lo deseen puedan rendir honores a Thatcher, cuyo cuerpo será velado por la reverenda Rose Hudson-Wilkin, capellán de la Cámara de los Comunes.

El féretro será sacado el miércoles del céntrico palacio para su último trayecto hasta la catedral de San Pablo.

La única mujer primera ministra que ha tenido el Reino Unido, que con 11 años al frente del gobierno, entre 1979 y 1990, ostenta también el récord de supervivencia en el cargo en más de 150 años, tendrá un funeral ceremonial con honores militares, justo un peldaño por debajo del funeral de Estado, pero con la misma pompa y boato.

Más de 700 militares, en su mayoría representantes de los regimientos que combatieron en la guerra de las Malvinas contra Argentina en 1982, participarán en la procesión del féretro entre el parlamento y la catedral.

Un cañón será disparado cada minuto desde la Torre de Londres en el último tramo de la procesión a partir de la iglesia de San Clemente Danes, donde el féretro será colocado sobre una cureña tirada por caballos.

Ocho militares se encargarán de introducir el ataúd en la catedral, donde estarán esperando los más de 2.000 invitados, encabezados por la reina Isabel II y el gobierno británico en pleno.

Junto a ellos, algunos dignatarios extranjeros como los primeros ministros de Israel, Benjamin Netanyahu, y Canadá, Stephen Harper.

Sin embargo, varios coetáneos de Thatcher como el último mandatario soviético, Mijaíl Gorbachov, el excanciller alemán Helmut Kohl, así como todos los expresidentes vivos de Estados Unidos, renunciaron al viaje.

Argentina, que mantiene tensas relaciones con el Reino Unido por el tema de la soberanía de las Malvinas, no tendrá representación, después de que la embajadora en el Reino Unido, Alicia Castro, declinara la invitación.

Más de 4,000 policías velarán por la seguridad del funeral de Thatcher, que incluso después de muerta sigue suscitando tanta pasión como odios, para evitar sobre todo alteraciones del orden público, aunque los atentados del lunes en Boston obligaron seguramente a revisar los planes.

La policía recomendó a los establecimientos situados a lo largo del recorrido que retiren cualquier objeto que pueda utilizarse como arma arrojadiza.

Varios grupos llamaron a mostrar su repulsa contra el alto costo del funeral, que según estimaciones de prensa podría alcanzar los 10 millones de libras (15 millones de dólares, 11,7 millones de euros), y las radicales políticas económicas de Thatcher, identificadas con el desmantelamiento del estado del bienestar y la preeminencia que cobró la finanza sobre la actividad productiva, que cimentaron la crisis actual.

Mientras unos celebran una fiesta de despedida frente a la catedral, otros 'darán la espalda' al cortejo, que como la ceremonia será retransmitida por televisión, y unos más planean tirar leche en el recorrido, un acto simbólico para protestar por la decisión de Thatcher de poner fin a su distribución en las escuelas.

Durante el funeral, las campanas del Big Ben dejarán de sonar, una decisión inhabitual saludada por su familia como un 'inmenso honor', pero criticada por diputados de la oposición.

Uno de ellos, el laborista George Galloway, presentó una moción en el parlamento para protestar por la cancelación de la sesión semanal de preguntas al primer ministro debido al funeral.

'La gente cree que la canonización de Margaret Thatcher ya ha durado demasiado', afirmó.

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