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Aceleran reformas que buscan actualizar modelo

Raúl Castro quiere darle dinamismo a la economía y con ello ofrecer una opción a los jóvenes que no tienen una alternativa para su vida.

28.11.2011

Tras un inicio lento y obstaculizado por la enorme burocracia estatal, lo que le valió críticas de los sectores juveniles, las reformas económicas impulsadas por Raúl Castro están adquiriendo una velocidad de vértigo para una población y una economía acostumbrada por décadas al reunionismo y la planificación.

Las reformas económicas cubanas van adquiriendo la velocidad que la población deseaba, especialmente aquella que estaba en contra del inmovilismo que se observaba en los últimos años y que no miraba futuro para la isla.

Para muchos la velocidad imprimida es tal que ya visualizan a corto plazo el capitalismo cubano al estilo chino, economía libre pero con un fuerte control del partido comunista sobre la política y la sociedad.

Pero tampoco faltan quienes piden cautela, especialmente los mayores, a los más osados, ya que señalan que mientras no exista una implementación total de las reformas por todo el aparato, pueden ocurrir marchas atrás.

No son pocos los que recuerdan los años 80 y 90 del siglo pasado cuando el todavía jefe único, Fidel Castro, lanzó una campaña por trabajos personales tras el desplome de la Unión Soviética y sus socios del Pacto de Varsovia, provocando el colapso de la economía cubana.

Dichas reformas luego fueron satanizadas por el propio Castro, que alegó que muchos las mal interpretaron como un camino al modelo capitalista, tras una estabilización de la economía.

Pero los cubanos consideran que los tiempos actuales son diferentes y que es la única opción que le queda al gobierno, la apertura económica.

'Por ahora es un gran sueño, pero qué no puedes hacer si dispones de créditos', declaró entusiasmada Caridad Burgos, mientras servía un café a un cliente en el pequeño negocio de comida rápida que abrió hace seis meses en el portal de su casa, en el barrio del Vedado de La Habana. Agobiada por el salario mensual de 405 pesos (unos 17 dólares) que percibía como secretaria, esta mujer de 52 años decidió renunciar a su empleo estatal y 'probar suerte con los negocios', apoyada por una hermana que vive en Estados Unidos.

'No me va mal', pero 'si pudiera construir un segundo piso y hacer en este un restaurante, me iría mejor', dijo Burgos, que ahora tiene una ganancia neta de unos 50 dólares al mes, aunque se queja por los altos gravámenes y la falta de un mercado mayorista donde abastecerse.

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