El aeropuerto Toncontín fue escenario este sábado del emotivo reencuentro entre una madre y sus cinco hijos, quienes durante 16 años permanecieron separados e incomunicados.
A la 1:40 PM, el vuelo de la aerolínea Copa en el que viajaba Regina McDougal (65) aterrizó en la pista aérea, mientras en la terminal aguardaban nerviosos, expectantes y flotando aún en una nube de incredulidad cinco de sus seis hijos, varios nietos y bisnietos.
La jefa de Asuntos Consulares de la Cancillería Sandra Reyes y la encargada de Migrantes no Localizados Lidice Gonzales llegaron también al aeropuerto.
Durante 16 años, los hermanos creyeron que su madre había muerto, pero en una publicación de ElHeraldo.hn, el pasado Domingo de Ramos, recibieron la impactante noticia de que su progenitora vivía y los estaba buscando.
Desde entonces inició una lucha sin tregua por reunirse con su madre, quien ansiaba regresar a Honduras para estar con sus hijos.
No obstante, las limitaciones económicas eran el principal valladar. Ni Regina disponía de fondos para pagar el viaje, ni sus hijos para traerla de inmediato, como era su deseo.
Afortunadamente, este obstáculo fue superado rápidamente gracias a la aerolínea Copa, que en un acto de solidaridad y responsabilidad social le otorgó el boleto aéreo gratuitamente a la compatriota. Y es que la historia de Regina conmovió a los ejecutivos de la empresa aérea, que no vacilaron en poner su granito de arena para reunir a una familia que estuvo separada durante tanto tiempo.
El reencuentro
A las 11:30 AM, los hijos de Regina McDougal, Lesbia, Jessenia, Juan Pablo, Norma y Alberto, comenzaron a llegar a Toncontín junto a sus vástagos con pancartas donde escribieron el nombre de su madre.
El vuelo se demoró una hora y la espera se hizo más eterna. El temor de que el retorno de su madre fuera solo un espejismo invadía a los familiares.
Finalmente, a la 1:40 PM el avión aterrizó y la terminal aérea se vio sacudida por una estampida de niños y adultos que salieron en veloz carrera a recibir a la matriarca.
Cuando divisaron su rostro a través de los cristales, los hijos de Regina estallaron en júbilo, gritos, saltos, risas y llanto.
Y cuando pasó Guardatura, un aluvión de abrazos le dio la bienvenida a la hondureña, que se desmayó de la emoción.
De inmediato, el personal de la Cancillería llamó una ambulancia del Cuerpo de Bomberos, que a los minutos llegó al aeropuerto para estabilizar a Regina, cuya presión se había disparado a 180/120. Una vez repuesta, Regina recibió la llamada de su sexta hija, quien hace unos años emigró a Estados Unidos.
El periplo de Regina comenzó en 1995, cuando emprendió el viaje con la ilusión de llegar a Estados Unidos. No obstante, en México fue atropellada por un autobús. Las secuelas fueron nefastas. Perdió la memoria y quedó con complicaciones de la presión y el corazón.
Antes de recuperar la memoria, Regina creía que era chapaneca y que se llamaba “Norma”.
Tras recibir terapia durante varios años, logró recordar los nombres de sus hijos, su origen hondureño y la ciudad donde residía.
Agradecidos
Los hijos de Regina agradecieron a ElHeraldo.hn por el apoyo brindado, así como al personal de la Cancillería y a la aerolínea Copa.
“Le doy gracias a Dios porque ya está aquí con todos nosotros y ahora que la tenemos le vamos a dar todo nuestro amor, gracias a El Heraldo y a todas las personas que hicieron posible que mi madre regresara”, dijo Jessenia McDougal.
“Aquí vemos cómo Dios se manifiesta en nuestras vida, que pensamos que estamos solos y es mentira, Dios siempre está ahí con cada uno de nosotros”, dijo Lesbia, otra de las hijas. Alberto, el menor de los hermanos, tampoco logró contener las lágrimas al recordar que cuando su madre se fue a él lo mandaron a trabajar junto a un tío y cuando regresó a casa ella ya no estaba.
“Ella sabía que yo no la iba a dejar ir y cuando ella me habló la primera vez de México me dijo que la perdonara porque ella no lo quería hacer, pero lo hacía por darnos algo mejor a nosotros”.
Emocionado, describe a su progenitora como “la madre más bella del mundo, la mejor, porque siempre nos dio no lo que le sobraba o lo que no tenía (sino) lo que necesitábamos y siempre se sacrificó mucho por nosotros”.
“Desde que no supimos más de mi madre el Día de la Madre y las navidades habían desaparecido y ahora ha cambiado todo”, expresó con una sonrisa y con la mirada puesta en el rostro de su mamá.
Sonriente y rodeada de sus dos hijos varones, doña Regina agradeció a todas las personas que hicieron posible su regreso a Honduras.
Lamentó que durante tanto tiempo ella estuvo sin saber que tenía seis hijos, 21 nietos y ocho bisnietos, pero ahora piensa disfrutar y tratar de recuperar los años perdidos. “Me siento muy feliz porque yo no creía que tenía tanta familia”, exclamó.
La catracha dijo que la tarea de saber sobre su pasado comenzó después que se encontró con dos mujeres en un mercado de México, que la llamaron con el nombre de Regina y le dijeron que tenía un “montón de hijos y nietos en Honduras”.
Le contó de este hecho a David Cervantes, el mexicano que cuidó de ella desde el accidente y quien contactó a ElHeraldo.hn para que se publicara la historia de la hondureña.
Ahora, sus hijos esperan con ansia el Día de la Madre, para celebrar a su progenitora en esa fecha especial.
Regina, mientras tanto, se prepara para consentir a sus hijos como solo una madre sabe: cocinándoles. Y ya decidió que los primeros platillos serán unos tamales de chepilin y de hoja de mole que aprendió a preparar en México.