El ministro de Seguridad Pompeyo Bonilla, una vez más pidió disculpas al pueblo hondureño por no haber llenado las expectativas en materia de seguridad.
Y es que en 19 meses de gestión, 11,042 hondureños perdieron la vida
de forma violenta.
Se calcula que el 80 por ciento de esos crímenes está en la más completa impunidad, ante la incapacidad de la Dirección de Investigación Criminal (DNIC).
“Yo me voy con la frente en alto de la Secretaría de Seguridad, porque siempre hemos cumplido con la ley, hemos hecho nuestro mejor esfuerzo y nuestro mayor compromiso, ya que la Policía nos ha acompañado”. Al consultarle al titular de Seguridad en qué le ha fallado al pueblo dijo: “en las expectativas que teníamos”.
“Nosotros no podemos desconocer que en los últimos ocho años ha habido una escalada de violencia en nuestro país que ha venido creciendo y año con año, pero en el 2012 logramos la retención de un punto en esa escalada porque el 2011 lo cerramos con 86.5 y logramos una mínima rebaja de 85.5 en el 2012” dijo.
Recordó que la tendencia en el primer trimestre de este año indica que se han registrado 253 homicidios menos en comparación al año anterior.
En los primeros tres meses del año ya se contabilizan casi 1,600 homicidios. “Yo espero y le pido a Dios para que este año tengamos unos 1,000 homicidios menos en nuestro país”, dijo.
Tranquilo y sereno
También se le consultó que cómo se marchará de la Secretaría de Seguridad en los próximos días, y a renglón seguido manifestó: como mi buen amigo del departamento de La Paz, Roberto Suazo Córdova “me voy tranquilo y sereno”, pero lógicamente que no me voy satisfecho de los resultados, porque me hubiese gustado tener mejores resultados, pero siempre dije que este era un proceso.
En relación al tema de la depuración policial, considera que actuó en base a lo que establece la ley “y si no es así, nos vamos a someter a los tribunales de la República, porque nosotros no podíamos ir más allá de lo que establece la ley”.
A pesar que dice retirarse tranquilo y sereno confesó que “la frustración más grande que llevo al retirarme de la Secretaría de Seguridad, es que me había propuesto con el concurso de la sociedad civil, el gobierno y de los partidos políticos, construir una política de seguridad ciudadana, para que sea sostenible en el tiempo, que genere trabajo y seguridad propicia para la inversión y que se pueda crear riqueza para distribuirla con equidad”, concluyó.