Hilda Caldera salió de Honduras este miércoles, pero no para siempre, solo pasará las fiestas de Navidad y fin de año con su familia en Venezuela.
Junto con ella viajan el dolor y la tristeza de haber perdido a su esposo Alfredo Landaverde hace apenas dos semanas. Landaverde había cuestionado seriamente la infiltración del crimen organizado y el narcotráfico en la Policía y otras instituciones.
'No busco odio ni venganza, quiero justicia', fueron sus palabras al ser consultada sobre sus expectativas en torno a las investigaciones que realizan las autoridades para dar con el paradero de los asesinos de su esposo.
Con mucha fortaleza y firmeza (que inspira), doña Hilda dedicó cerca de 12 minutos para hablar con EL HERALDO sobre la tragedia que la golpeó a ella y a toda Honduras por la inseguridad que impera en el país. Este fue el diálogo.
El asesinato de su esposo sigue en la impunidad. ¿un comentario al respecto?
El lunes visitamos el sitio donde él murió, lo que yo he dicho es que debemos confiar en nuestras autoridades, se está haciendo el proceso de investigación y esperamos que pronto tendremos resultados. Este es un camino para encontrarnos, perdonarnos y volver a tener esperanza. Yo no quiero odio ni venganza, solo quiero justicia. En lo personal yo considero esta situación como un camino de esperanza para mi y para Honduras, no debemos esperar que haya un muerto más para que reflexionemos y tomemos medidas.
¿Qué informes le han dado las autoridades sobre el asesinato de su esposo?
Hay algo que tengo claro: un buen juicio entiendo que lleva su tiempo; démosle tiempo, este es tiempo de esperanza, los investigadores están haciendo su trabajo, no me dan mayores luces todavía, pero si Dios quiere para enero me dijeron que me iban a dar resultados, ya hay pistas.
Hay sectores que consideran que se ha enfriado la depuración policial, ¿qué mensaje mandaría al presidente Porfirio Lobo Sosa?
Que la depuración tiene que hacerse pero ya, pero no solo en la Policía, mi esposo decía que también en la Fiscalía y después en la Corte Suprema, porque la impunidad no solo impera en un órgano, sino en los tres, entonces no me parece que la policía sea el chivo expiatorio.
En la Policía, en la Fiscalía y en la Corte hay gente sin contaminar, ¿qué les pediría a ellos?
Que se levanten, ¡basta el silencio!, que ya no acepten lo inaceptable; por miedo mucha gente calla lo que se debe denunciar.
En este momento sale del país, ¿volverá?
Hoy (ayer) viajo a Venezuela, voy a visitar a mi mamá, que está muy triste porque ella también perdió un hijo (Alfredo Landaverde), mis cinco hermanos perdieron un hermano más... y sí voy a volver, estoy tramitando mi ciudadanía, mi abogada Luz Ernestina Mejía me dio unas indicaciones para recuperar los papeles para hacerme hondureña.
¿Le contó su esposo sobre amenazas a muerte?
Yo fui su esposa, esas cosas no las comenta un esposo con una esposa, y peor yo que le decía que no siguiera hablando porque algo le iba a pasar, pero ya él estaba... se sentía que no lo escuchaban, porque cada día sabía más porque cada día más gente lo iba a buscar, de todo tipo, víctimas, policías, abogados, no se imagina la cantidad de gente que iba a mi casa a buscarlo para pedirle su voz, su aliento, su compañía, y a él nadie le pagaba, lo hacía por honor, con sinceridad y con vocación y hasta con dolor porque no se escuchaban las cosas (que él señalaba).
¿Puede describir el momento cuando asesinan a su esposo?
Yo no me di cuenta cuando lo mataron, fue algo silencioso, lo balearon y yo no me di cuenta. Yo no vi (a los asesinos), cuando yo ya veo es cuando la bala me cae a mí, allí me doy cuenta de que lo habían baleado a él... esa bala fue la que me salvó porque me vino (la bala) a la espalda y me di cuenta y lo vuelvo a ver, lo habían herido de muerte, entonces la bala me hizo despertar y dije 'qué pasa aquí’, tomé el (timón del) carro y nos estrellamos con el poste que me salvó la vida.
¿Usted sabe las mismas cosas que sabía su esposo?
No, yo no sabía nada de lo que él sabía... pero sí necesito seguridad, el presidente Lobo Sosa me dio un vehículo... Los que mataron a mi esposo me están viendo, pero yo no los veo a ellos.
¿Tiene algún temor después de lo sucedido?
Soy de carne y hueso, decirle que estoy tan tranquila no, pero no tengo temor... y voy a continuar con esta lucha hasta que se resuelva, voy a acompañar a Julieta Castellanos en esta lucha y a Lesly Portillo, la viuda del general Arístides González.
¿Qué reflexión compartiría con los hondureños envueltos en la inseguridad, pensando en que usted sufre en carne propia el dolor de perder un familiar? Debemos tener esperanza, el Niño Jesús viene para todos, a mí me encanta la Navidad, es tiempo de amor, de reencuentro de la familia, de alegría, de compartir... El Niño Jesús significa esperanza para nosotros los cristianos.