Honduras

'Me vendo, me prostituyo, no tengo otra opción...”

Como sucede siempre, el común denominador para que una jovencita tome la decisión de abandonar su pueblo es mejorar sus condiciones de vida a través del estudio y el trabajo digno

02.07.2017

Tegucigalpa, Honduras
Hace más de tres años que Katherine emigró de su natal Santa Bárbara hacia capital.

Como sucede siempre, el común denominador para que una jovencita tome la decisión de abandonar su pueblo es mejorar sus condiciones de vida a través del estudio y el trabajo digno.

Katherine salió con esta visión y así se lo hizo saber a sus progenitores, que entre lágrimas y súplicas para que no se marchara le dieron su consentimiento y bendición.

Además había una razón muy grande que la hacía renunciar a la vida tranquila de su pueblo, al calor del hogar y amor familiar: sacar adelante a sus dos pequeños, cualquier sacrificio que emprendiera por ellos valía la pena.

“No se vaya mija, no se vaya, me decían mis viejos, pero tenía que venirme para Tegus a trabajar porque también quería estudiar y lo hacía por sacar adelante a mis niños”, expresó con nostalgia la joven, en cuyo rostro se advierten las facciones y características de las mujeres nativas de la “ tierra del junco”.

Tener un trabajo era urgente, tanto ella como sus pequeños tenían necesidades prioritarias de alimento y vestido.

Así que no le quedó otra opción que dedicarse a ejercer la “profesión” más antigua del mundo: la prostitución.

Esta es una de las historias que EL HERALDO conoció en un trabajo investigativo que profundiza la vida de insalubridad, inseguridad y esclavitud que viven las prostitutas en la capital de Honduras.

Busque el reportaje completo en nuestra edición impresa a partir de este lunes 03 de julio, así como en nuestra plataforma web.