Miami, Estados Unidos.- Durante años, Walther Alexander Ramos Rivera, alias “Volantillo”, navegó entre barcos pesqueros y rutas clandestinas, moviendo toneladas de cocaína que cruzaban mares y fronteras para terminar en las calles de Estados Unidos.
Sus vínculos lo conectaban directamente con Sergio Neftalí Mejía Duarte, uno de los capos hondureños más temidos y hoy condenado a cadena perpetua por la justicia estadounidense.
Hoy, el juez Robert N. Scola pronunció una sentencia que sorprendió por su brevedad en comparación con la magnitud de los delitos.
El hondureños fue condenado a apenas a cuatro años de prisión (48 meses) y tres años de libertad supervisada. A eso se suman una multa de 30,000 dólares, un cargo especial de 100 dólares y el decomiso de parte de sus bienes.
El condenado, quien se defiende en libertad de los cargos, deberá entregarse a la Oficina de Prisiones el 12 de febrero de 2026.
Una red que movió toneladas
La historia detrás de la condena retrata un panorama mucho más oscuro que los cuatro años de cárcel dictados.
Según documentos judiciales, Ramos Rivera, entre 2006 y 2019, coordinó desde Honduras y Panamá la recepción de cargamentos marítimos de cocaína que llegaban desde Colombia.
Luego facilitaba su tránsito hacia México, donde cárteles locales lo introducían al mercado estadounidense. El esquema movilizó miles de kilos de cocaína y dejó ganancias millonarias para el hondureño.
En su natal Tocoa, Colón, Ramos Rivera era visto como un empresario pesquero. Sin embargo, informes antidrogas revelaban que utilizaba permisos de exportación para encubrir operaciones ilícitas.
La Fiscalía hondureña le aseguró en 2019 unos 50 bienes inmuebles, golpeando parte de su fortuna.
La caída definitiva llegó en enero de 2024, cuando agentes migratorios lo detuvieron en Tampa Bay, Florida, tras ingresar de manera irregular.
Luego de varios meses bajo custodia, obtuvo libertad condicional con grillete electrónico y defendió el proceso en libertad tras pagar una fianza de 100,000 dólares.
En Honduras, Ramos aún enfrenta acusaciones por lavado de activos y narcotráfico, pero en suelo estadounidense el capítulo judicial parece cerrado con una condena que muchos consideran leve para la magnitud del daño causado.