Tegucigalpa, Honduras.- La vigilancia aérea y marítima del país dio un paso importante con la supervisión de dos nuevos radares instalados en el Caribe hondureño.
Las autoridades del gobierno supervisaron las bases navales de Caratasca, en Gracias a Dios, y Puerto Castilla, en Trujillo, donde se encuentran los sistemas diseñados para fortalecer las operaciones contra el narcotráfico y otros delitos transnacionales.
En Caratasca se constató el funcionamiento del primer radar construido en Honduras, un equipo desarrollado por la Universidad de Defensa que tiene la capacidad de detectar aeronaves que se desplazan de forma irregular en un radio de hasta 100 kilómetros.
Su instalación busca mejorar la respuesta ante los vuelos ilícitos que utilizan rutas del oriente del país para actividades relacionadas con el crimen organizado.
La supervisión en la zona incluyó la presencia de autoridades civiles y militares que evaluaron el rendimiento del sistema y su integración con las operaciones de vigilancia que ya se ejecutan en la región.
Con este radar, las autoridades pretenden reforzar el control de los corredores aéreos que históricamente han sido vulnerables al tráfico de drogas.
En Trujillo se verificó la operación de un segundo radar ubicado en la Base Naval de Puerto Castilla.
A diferencia del instalado en Gracias a Dios, este dispositivo está orientado al monitoreo del litoral costero y permite rastrear movimientos de embarcaciones comerciales y presuntamente ilícitas en sectores estratégicos del norte y noreste del país.
El radar de Puerto Castilla, adquirido con fondos nacionales, es de fabricación italiana y forma parte de los esfuerzos por ampliar el sistema de vigilancia marítima en zonas donde suelen registrarse actividades vinculadas al narcotráfico.
Su tecnología está diseñada para ofrecer cobertura continua en un área donde convergen rutas marítimas de alto tránsito.
Con ambos equipos, las autoridades buscan integrar un esquema de supervisión aérea y marítima que permita acciones más rápidas y coordinadas ante cualquier evento sospechoso.
Las instituciones responsables consideran que la tecnología instalada ayudará a fortalecer el escudo de vigilancia del país y a mejorar la capacidad de respuesta ante actividades criminales.
La expectativa oficial es que su operación contribuya a reducir las brechas que históricamente han aprovechado redes delictivas para movilizarse por el Caribe hondureño sin ser detectadas.