El aguardiente adulterado con metanol ha permanecido en el mercado nacional desde hace varios años, sin que las autoridades regularan la venta clandestina.
EL HERALDO en el mes de febrero de 2010, a través de una serie de investigación, denunció la venta del licor tóxico. También se informó que parte del alcohol metílico llegaba de manera fraudulenta por las aduanas del país.
Uno de los hallazgos de la investigación reveló que no se cumplía con la Ley de Alcoholes y Licores, la cual manda que las fábricas de licores tengan un regente químico para que vigile sus procesos de producción, así como certificar sus equipos y la materia prima que usan para las bebidas, entre otros requisitos.
La Dirección Ejecutiva de Ingresos (DEI), a través de un estudio ejecutado unos meses antes de la denuncia de EL HERALDO, reveló que algunos licores estaban siendo comercializados a bajo costo, por lo que podían ser adquiridos por personas de escasos recursos.
También se denunció que en Honduras se vendían unas 250,000 cajas de aguardientes elaboradas en plantas no reguladas. Esto representaba una pérdida de impuestos de 250 millones de lempiras anuales para el Estado.
Se informó además que siete destilerías, de las 16 que funcionaban o que al menos se conocía que operaban en el país, no contaban con los permisos del departamento de Regulación Sanitaria, el resto envasaba productos sin ningún control.
Las autoridades de la fiscalía, DEI y Salud anunciaron el cierre de los establecimientos y que procederían a investigar y sancionar a los involucrados en el atentado criminal, pero no se concretaron las promesas.
El día de ayer una vez más EL HERALDO publicó en la sección País Regional la masiva intoxicación que estalló el fin de semana en el municipio de Siguatepeque.
Y es que unas 17 personas, residentes en diferentes sectores de la localidad, comenzaron a presentar síntomas de intoxicación luego de ingerir la supuesta bebida embriagante. Los afectados mencionan diferentes tipos de marcas de licores.
