Él no solo sabe arrancarle a las cuerdas de una guitarra las sonoras notas de un corrido, una ranchera o una canción popular, sino que también su gran oficio es fabricar esa cajita mágica que a muchos hace volar por el apasionante mundo de la música.
Su don lo podemos notar en sus manos, en las que se refleja el pasar del tiempo y su ánimo por salir adelante.
A sus 45 años, José Reynaldo Flores, originario de la aldea Terrero San Pedro, en el municipio de Maraita, Francisco Morazán, es un hombre dedicado por completo a su hijo, a quien sostiene solo, pues no tiene compañera de hogar.
Además de dedicarse a su hijo, don José también le dedica tiempo a su trabajo de hacer guitarras. Cuando el reloj marca las 6:00 en punto de la mañana, él se dispone para ir a su taller donde con coraje se entrega a su labor.
“Mi papá José Reinaldo Flores Pereira fue el que me enseñó este oficio que me ha hecho sobresalir en la vida y me ha traído muchas satisfacciones”, dijo don José, mientras le colocaba las cuerdas a uno de estos sonoros instrumentos.
La faena de vender guitarras es de lunes a viernes, desde que sale el astro rey hasta que se oculta tras el horizonte.
El paso a paso
Si hablamos de su trayectoria, el guitarrero lleva 25 años en este oficio cuyo fin es deleitar a los capitalinos y extranjeros que compran estos instrumentos ya sea para uso propio o para algún obsequio.
El primogénito de don José es Walter Mauricio Flores, quien a sus 22 años es su fiel acompañante. “A mi hijo le encanta ayudarme a hacer las guitarras, a mí me fascina ver cómo poco a poco se involucra en aprender”.
Para el maestro de las guitarras hacer uno de estos instrumentos no es un proceso fácil, pero tampoco difícil, pues le puede llevar de cinco a ocho días. Uno de los primeros pasos es seleccionar madera de la mejor calidad.
La hechura de la tapa, o sea, toda la caja de la guitarra, es uno de los componentes básicos, pues de ella dependerá su calidad sonora.
La tapa a su vez presenta una abertura decorada con una masilla de marquetería cuyo diseño es uno de los rasgos de identificación de un fabricante.
El siguiente paso es pintar el instrumento con laca especial y luego esperar su secado. Para la fabricación del mástil se procede al encolado de la pala y el zoquete, al cual se irá dando forma manualmente. Es primordial que dicha madera esté seca, debido a que la utilización de este material húmedo puede conllevar a que la guitarra se doble o que incluso llegue a partirse durante el proceso de manipulación.
Una vez que se dispone de un material adecuado para su uso, se procede a cortar la madera para la obtención de las piezas necesarias para la construcción de la guitarra. Luego irán otros elementos, excepto los metálicos (clavijeros) y sintéticos (huesos), los cuales son comprados en varios comercios de ciudad.
Don José describe que “cada una de las piezas deberá ir ubicada de manera ordenada, para posteriormente encolar los aros, la culata, cenefas, cadenas y centellones”.
“Una vez estando todas las piezas encoladas se rebajan las cadenas con una cuerda para encolarle el fondo enrollando o la parte curva de la guitarra (método tradicional) y luego se roseta el aro y el fondo para proceder a encolar los perfiles”.
“El paso final es el armado del instrumento. La caja armónica es lo primero que se arma, después la parte secundaria o el sobre puesto, de ahí la punta de suela, que es la dirección de las cuerdas. Finalmente se procede a lijarla, pintarla y brindarle la variedad de colores”.
Y así transcurre la vida de don José, quien a punta de música saca a su familia adelante.