Tegucigalpa, Honduras.- En un hecho histórico que reunió a los principales jefes de Estado de Latinoamérica, hizo que 11 presidentes alzaran su voz para pronunciarse por las problemáticas que afectan al continente y asuntos internos de cada nación.
Desde las primeras horas del miércoles, Tegucigalpa se transformó, helicópteros sobrevolando la ciudad, caravanas escoltadas y bulevares vestidos con banderas de América Latina marcaban un ambiente de hermandad, y es que la capital fue el epicentro de la diplomacia con la IX cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac).
La presidenta de Honduras, Xiomara Castro, fue la anfitriona de este importante encuentro; uno a uno, recibió con honores a los jefes de Estado y representantes diplomáticos en las instalaciones del Banco Central de Honduras (BCH). Donde casi un centenar de medios informaban en cada instante lo acontecido.
La Cumbre concluyó con la Declaración de Tegucigalpa que, pese a la expectativa generada, evitó pronunciamientos contundentes contra las políticas del presidente de Estados Unidos, Donald Trump.
En el documento final, firmado por representantes de los 33 países miembros, líderes regionales optaron por una postura cautelosa, limitándose a expresar su “rechazo a la imposición de medidas coercitivas unilaterales, contrarias al Derecho Internacional, incluidas las restrictivas al comercio internacional”.
Aunque la referencia al gobierno de Trump fue evidente, el lenguaje diplomático empleado diluyó el impacto del mensaje, que se quedó corto frente a las expectativas de una condena más firme por parte de los países latinoamericanos y caribeños tanto a la política económica y migratoria de Trump.
Los mandatarios refrendaron su compromiso por el fortalecimiento de la CELAC "como el mecanismo de concertación política que integra a todos los países de la región y que tiene como base el acervo de las declaraciones adoptadas en las cumbres previas".
Resaltaron la plena vigencia de la Proclama de América Latina y el Caribe como zona de paz, sustentada en la promoción y el respeto a los propósitos y principios de la Carta de la Organización de las Naciones Unidas y del derecho internacional, la cooperación internacional, la democracia y el estado de derecho, el multilateralismo, la protección y promoción de todos los derechos humanos, entre otros.
Afirmaron que es oportuno y adecuado que una persona nacional de un Estado de América Latina y el Caribe ocupe la Secretaría General de la Organización de las Naciones Unidas, considerando que de los nueve secretarios generales que ha tenido la ONU hasta la fecha, sólo uno provino de un Estado de la región y recordando que el cargo nunca ha sido ocupado por una mujer.
Por otra parte, subrayaron la importancia de concertar intervenciones conjuntas de la CELAC en los foros multilaterales en temas de interés común.
Llegada de los mandatarios
En un ambiente cargado de simbolismo y hospitalidad, el primero en arribar fue Yamandú Orsi, presidente electo de Uruguay, seguido por Ralph Gonsalves, primer ministro de San Vicente y las Granadinas; Miguel Díaz-Canel, presidente de Cuba; Leslie Voltaire, presidente del Consejo de Transición de Haití; y Bernardo Arévalo, presidente de Guatemala.
Cada recibimiento estuvo marcado por abrazos, sonrisas y palabras de fraternidad, en un gesto que reflejaba el espíritu de unidad latinoamericana.
De inmediato llegaron Luis Arce, presidente de Bolivia; Mark Anthony Phillips, primer ministro de Guyana; Luiz Inácio Lula da Silva, presidente de Brasil; Gustavo Petro, presidente de Colombia; y Claudia Sheinbaum, presidenta de México.
Todos fueron recibidos por la mandataria hondureña con un trato cálido, rodeados de escoltas, música nacional y una alfombra roja que selló el carácter ceremonial de este histórico encuentro continental.
El evento, que reunió a mandatarios, cancilleres y delegaciones de 33 países, consolidó un espacio de diálogo y concertación política que durante años ha buscado fortalecer la soberanía y unidad regional.
En su intervención inaugural, la presidenta Castro se pronunció un discurso cargado de simbolismo, crítica y esperanza, posicionando a Honduras como una voz activa en el nuevo orden regional.
“La Celac debe ser más que en foro, debe de ser herramienta de emancipación, de cooperación soberana, de justicia ambiental, de socialismo democrático y de autodeterminación de los pueblos”, expresó Castro.
Otro momento destacado de su alocución fue cuando reafirmó el compromiso de su gobierno con la integración latinoamericana: “Este sueño de la unidad, de la patria grande, es hoy más urgente que nunca, cuando el viejo orden neoliberal impuesto a nuestros países colapsa y las grandes potencias como Estados Unidos que redibuja su mapa económico sin preguntarse qué pueblos quedan atrás”.
Respaldo a Honduras
En la declaratoria destacaron el papel de la Celac como espacio de concertación política, reconocieron el trabajo de Honduras con su Presidencia Pro Tempore (PPT) y dieron la bienvenida a Colombia como nueva coordinadora del mecanismo.
Otro de los momentos más simbólicos fue el traspaso de la Presidencia Pro Tempore del organismo, que pasó de manos de Honduras a Colombia.
“Se tuvo un consenso especial suficiente de los Estados participantes de adoptar la declaración de Tegucigalpa. Lo importante es que se generó una declaración que agrupa las preocupaciones de los países de la región para enfrentar los grandes retos que tienen América Latina y el Caribe, son puntos que deberá dar seguimiento Presidencia Pro Tempore de Colombia”, dijo Eduardo Enrique Reina, canciller de Honduras.
Uno de los episodios más inesperados del día fue la intervención en video del presidente venezolano, Nicolás Maduro, quien no viajó a Honduras, pero se hizo presente con un mensaje grabado.
La IX Cumbre de la Celac concluyó al final de la tarde con un ambiente de optimismo y firmeza. Si bien los desafíos son muchos, los discursos, acuerdos y símbolos de esta jornada en Tegucigalpa dejaron claro que la región busca su propio camino, lejos de imposiciones y más cerca de la unidad.
Honduras, por un día, fue capital de América Latina, consolidando un paso importante en el fortalecimiento de la Celac.
