Se calificó de atípica, en vista que no concluyó el período de cinco años de los anteriores fiscal general, Luis Rubí; y el adjunto, Roy Urtecho, por renuncia de ambos.
La presentación de un informe elaborado por una Comisión Interventora nombrada en el MP, conteniendo supuestas irregularidades en la gestión de Rubí y Urtecho, les orilló a separarse voluntariamente de la dirección del ente acusador del Estado, quienes vacaban en sus cargos el 14 de marzo de 2014.
Ante la renuncia, se activó una reformada Junta Proponente que, tras un proceso de selección, nominó a cinco candidatos a ocupar ambos cargos.
Con el voto favorable de 90 diputados, incluidos diez del ala liberal, se nombró y juramentó a Óscar Chinchilla en el cargo de fiscal general y a Rigoberto Cuéllar como el adjunto.
Ambos prometieron transformar al MP para eficientar el combate de delitos y reducir la impunidad. Asimismo, depurar la entidad, certificar a los fiscales y administrar transparentemente los recursos asignados en el presupuesto.