En menos de un mes, Willem Dafoe estrenó en Estados Unidos nada menos que tres películas diferentes. Con alguien que ya filmó más de 80 películas durante su carrera como el villano más famoso de Hollywood, también demuestra los diferentes estilos de cine que tanto le gusta.
Empezando con la acción de John Carter (aunque no se lo vio en pantalla porque era el gigante marciano verde), siguió protagonizando una historia de amor durante el fin del mundo en 4:44 Last Day on Earth, para estrenar apenas dos semanas más tarde el thriller The Hunter.
Demostrando que la actuación va más allá de una producción de 250 millones de dólares (John Carter) o apenas un 10% de aquel millonario presupuesto (The Hunter y 4:44 Last Day on Earth). Solo Willem Dafoe se atreve a competir... contra sí mismo.
¿Después de haber hecho más de 80 películas, lleva la cuenta exacta de sus actuaciones? No, no.
¿De verdad? No.
¿Cuándo dejó de contar? Nunca conté. Solamente tomo conciencia, cuando la gente me dice la cantidad de películas que hice. ¿Quién las cuenta realmente? Algunas son muy cortas, otras son muy largas. ¿Las largas cuentan dos puntos? (Risas) ¿Las que no son tan importantes les quito puntos? Ya bastante me sorprende el solo hecho de hacer tantas películas. Pero también significa que me estoy poniendo viejo. Me siento como si tuviera 22 años, pero sé que no es así.
¿Todavía encuentra nuevos desafíos?
Ah, sí, claro, porque todo cambia. Y cambian también las fuerzas, las debilidades, uno va aprendiendo, perdemos ciertos miedos. Todo cambia. Hasta los intereses son diferentes. No soy la misma persona que era cuando recién empezaba en el cine.
¿Cuál de todos los diferentes personajes de su carrera cree que se parece más a usted? No lo sé, yo cambio tanto como mis personajes.
¿Los personajes de villanos son sus preferidos? La verdad, no hago tantos villanos como la gente piensa. De verdad, no. Solo interpreto personajes marginales que son conflictivos o tienen ciertos problemas, pero muchos de ellos no funcionan realmente como villanos. Creo que es una impresión equivocada. Tiendo a interpretar más villanos en las superproducciones y muchos menos en otro estilo de películas menos trascendentes.
¿Cómo controla los cambios entre las superproducciones de Hollywood y las películas independientes? ¿Prefiere algún estilo en particular? Me gusta perderme entre los dos estilos, porque no tengo ningún control total. Los cambios son naturales. Pero también me gustan los proyectos personales y por eso hago muchas más películas independientes, porque suelen tener mucha más pasión por la historia que cuentan. Es como una declaración personal, un punto de vista muy personal. Me suelen atraer mucho más las experiencias intensas en vez de formar parte en una máquina de entretenimiento que solo busca un producto para vender. Ahora, cuando encuentro una superproducción que ofrece esos elementos de pasión personal, no me siento para nada corrupto.
¿Más allá de los millones de dólares, desde el punto de vista actoral, hay grandes diferencias entre el cine independiente de bajos presupuestos y las superproducciones como Spiderman? Todo depende del actor, es algo muy personal. Para mí el trabajo sigue siendo el mismo. Supongo que la gran diferencia, la única tendencia en las películas con mayor presupuesto es que al tener más dinero invertido también tienen una idea mucho más clara del efecto que buscan. Normalmente no pueden arriesgarse demasiado y anticipan cómo puede reaccionar el público. Tampoco me quejo, es solo un punto de vista. No me parece mal, pero tienen que asegurarse más de los resultados, experimentan mucho menos. Y a veces, es divertido trabajar así. Es como tirar al blanco. Tu forma de encontrar ese blanco puede ser bastante personal. Es interesante, no es para nada malo. Pero yo tiendo a inclinarme por la aventura de buscar un proyecto que proponga una promesa interesante, tratando de encontrar cuál es. Pero decirle algo así a alguien que tiene que invertir tanto dinero, puede curvarle la punta de los pies. Con las películas pequeñas, si hay buen material para trabajar, se puede lograr algo realmente hermoso sin ninguna guía determinada.
¿Cuál es su mayor debilidad? (Risas) ¿Crees que te lo voy a decir?
Debería... Mi mayor debilidad probablemente sea mi punto más fuerte, porque me encanta la gente que es lo suficientemente apasionada como para seducirme a involucrarme en un proyecto riesgoso.
Y cuando funciona, termina siendo mi punto fuerte. Esa es la buena noticia. Tampoco quiero usar la palabra riesgo, porque también tiene cierta connotación noble. Pero no siempre sale bien, porque cuando se utiliza el corazón y la intuición, hay más probabilidades de errar el tiro. Pero cuando el resultado es bueno, la experiencia resulta mucho mejor que una experiencia programada y calculada.
Este año Meryl Streep ganó el Oscar, aunque hacía 30 años que no ganaba. ¿Hasta qué punto le ayudó haber sido nominado al Oscar, en dos oportunidades diferentes? Yo pienso que el Oscar ayuda. Pero todo depende. Para mí cada nominación fue diferente. La primera vez fue realmente importante porque le dio visibilidad a mi película.
Fue la primera vez que una de mis películas se distribuyó en todo el mundo. Eso fue importante. Y la segunda vez, Shadow of the Vampire no se vio mucho en el resto del mundo, pero fue una interpretación muy particular. ¿Quién sabe?
Pero sí, el Oscar es una credencial de respeto, pero también es una credencial de reflexión, de saber que estás parado en esta industria.
¿Y por el Oscar, vota? ¿Es miembro de la Academia? Sí, ahí yo voto.
¿Votaría por usted mismo? ¿Si lo haría? ¡Lo hice! (Risas) Se supone que no podemos decir por quién votamos, pero me parece justo votar por mí (Le cuesta parar de reír).
¿Ganar el Oscar es como un sueño que todavía le falta cumplir? No, no sueño con ganarlo. Claro que sería bueno ganarlo, pero no es ningún sueño para mí.
¿Cuáles son sus sueños, entonces? A la gente le cuesta entenderlo, pero no tengo sueños. Nunca los tuve.
¿De verdad? Pura verdad. No tengo sueños, nunca los tuve.
¿Prefiere vivir en el presente? Me encantaría, es una buena idea. Al menos lo intento.