En 1969 Arthur Mitchell y Karel Shook fundaron en Nueva York el Teatro de Danza de Harlem, con la firme convicción de que el arte tiene poder para transformar. Y con 45 años de trayectoria y giras en todo Estados Unidos y diferentes países del mundo, llega por primera vez a Centroamérica el Teatro de Danza de Harlem. Y el país de destino es Honduras.
El grupo de dieciocho bailarines ofrecerá dos presentaciones este martes y miércoles a las 6:30 de la tarde en Teatro Nacional Manuel Bonilla (TNMB).
La compañía incluyó en su montaje a diez bailarinas hondureñas de diferentes escuelas y academias, como una manera de generar intercambio entre las dos naciones.
La agrupación llega a nuestro país en el Mes de la Herencia Afroestadounidense, gracias a la Embajada de Estados Unidos y con el patrocinio de EL HERALDO. En entrevista exclusiva con este rotativo, Virgina Johnson, directora artística del grupo, y Keith Saunders, maestro de ballet, compartieron con Vida referencias históricas del Teatro de Danza de Harlem, así como detalles de las presentaciones que ofrecerán en la capital hondureña.
¿Cuál era la situación social en Estados Unidos cuando el fundador inició el proyecto que ya cumplió 45 años?
Virginia Johnson (VJ): Cuando se fundó el Teatro de Danza de Harlem en 1969, el ballet era considerado una forma artística europea y había una percepción de que era una cuestión cultural específica de los europeos.
No obstante, desde que se aspira a ser artista se está comunicando el espíritu humano, y hay un sinfín de métodos para hacerlo, y también hay ciertos accesos al entrenamiento y preparación de esta disciplina. Por ello él creó este Teatro de Danza de Harlem, para darles a los jóvenes un medio de expresión artística.
Pienso que a medida que el mundo evoluciona comenzamos a comprender que las culturas no son exclusivas, sino inclusivas, que el ballet no solo pertenece a un tipo de persona sino que pertenece a la persona que puede hacerlo, y la persona que puede hacerlo es la que ha tenido el entrenamiento apropiado.
En el Teatro de Danza no restringimos el acceso de entrenamiento a quienes quieren ser bailarines, aunque es una disciplina muy difícil, no es algo que viene fácil para cualquiera. Así que si se compromete a este modo de expresión artística debe comprender que tiene que transformar su ser, y que se requiere muchísimo enfoque, concentración y trabajo. No se restringe por su etnia.
¿Cuáles son los objetivos fundamentales del Teatro de Danza de Harlem?
Keith Saunders (KS): Nuestra misión es que la compañía sea de nivel mundial. La misión es tener un centro de entrenamiento para los jóvenes bailarines, también tenemos lo que nosotros llamamos “Atravesando barreras con la danza”, que es nuestro programa educacional de arte.
El Teatro de Danza de Harlem desde el comienzo fue fundado con los principios de ser artísticamente excelente, ser consciente socialmente y ser activo profesionalmente, son los tres principios básicos que es el legado de nuestro fundador, y siguen hasta la fecha, y es nuestra tarea llevarlos a cabo en el siglo XXI.
¿De qué manera el arte puede vencer las barreras raciales, en base a la experiencia que tienen ustedes?
VJ: Una de las cosas más emocionantes para mí, que he bailado en esta compañía, es experimentar la frialdad del público cuando sube el telón y después ver cómo se derrite en emociones y se siente transformado al ver algo que no imaginaba, porque de algún modo no creían que sucedería esta expresión de belleza inimaginable. Y las artes son ese tipo de belleza. Y cambiar esa expectativa de la gente es algo que el Teatro de Danza de Harlem ha hecho en estos 45 años.
Además del aprendizaje profesional, ¿qué otra enseñanza quieren dejarles a los bailarines y las personas que reciben sus talleres? VJ: En nuestros talleres educacionales siempre hemos mostrado la técnica de baile en danza y también coreografías, pero también tenemos un intercambio donde los jóvenes y sus padres pueden construir un sentido de unidad comunitaria utilizando las artes.
El baile, el movimiento, la expresión corporal y el intercambio dentro de esos círculos son un modo de entender que eso es lo que hacen en sus vidas cotidianas.
Es una oportunidad de estar al tanto el uno del otro, de expresar quiénes son y poder estar en un ambiente de confianza. El ballet clásico requiere un entrenamiento muy estricto por mucho tiempo, y eso es lo que le enseñamos a nuestros jóvenes, no solo con el fin de que sean bailarines, sino con el objetivo de que puedan utilizarlo como herramienta para una vida mejor.
¿Consideran que con el tiempo tiene menos fuerza ese concepto de que el ballet es una disciplina elitista?
VJ: Ese es mi mito favorito. Sí. El ballet en el pasado ha sido un modo de arte exclusivo, y el Teatro de Danza de Harlem es diferente, y por eso hacemos los proyectos comunitarios y los proyectos educacionales, y cada vez que vamos a una ciudad invi