Durante casi diez años, los residentes de una comunidad agrícola de California debieron manejar 64 kilómetros (40 millas) para ver las últimas películas. No mucha gente podía darse ese lujo en una localidad donde un tercio de la población vive en la pobreza.
Eso cambió en mayo, cuando el productor de cine Moctesuma Esparza, el mismo que produjo Selena, abrió una nueva sala Maya Cinemas en Delano como parte de su campaña por llevar el cine a localidades pobres de zonas rurales.
La iniciativa, que tiene un costo de 20 millones de dólares, da a los 53,000 residentes de Delano acceso a las últimas películas en salas modernas, con lo más avanzado de la tecnología.
Esparza es el productor de la película “Selena”, de 1997, y ha abierto cuatro salas idénticas en localidades pobres de California. Dice que los residentes de esas comunidades no deberían estar condenados a “desiertos sin cine” donde escasean las diversiones baratas. Afirma que hará lo posible por cambiar ese estado de cosas en las zonas rurales.
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Durante años las comunidades rurales de los Apalaches, el sudoeste y el delta de Mississippi han visto desaparecer las salas de cine debido al alto costo de las nuevas tecnologías y el deterioro de la economía, que desalienta a los inversionistas a apostar a proyectos dudosos.
La Asociación Nacional de Propietarios de Salas de Cine dice que el total de cines hoy mermó un 25% desde 1995 al 2018.
La organización calcula que pronto podrían cerrar unas 10,000 salas de comunidades rurales, sobre todo las que ofrecen cine independiente, porque no están en condiciones de modernizar su equipo para ponerse a tono con los tiempos.
Vivir en una zona rural sin banda ancha o con un servicio celular dudoso hace que resulte difícil bajar películas de Netflix o Hulu, lo que, combinado con la desaparición de salas, puede generar una sensación de aislamiento y aburrimiento.
Esparza está construyendo salas tipo megaplex en zonas rurales hispanas de California. Además de Delano, también abrió salas en Salinas, Bakersfield, Pittsburg y Fresno.
“Las películas le permiten soñar a la gente, pensar que hay otro mundo más allá de sus experiencias diarias”, expresó