La separación de Tom Cruise y Katie Holmes podría causar un gran drama, ya que no solo están en juego las imágenes de dos estrellas de Hollywood, también está el futuro de su hija Suri, de 6 años, con cierta conjetura de que la decisión de interponer una demanda de divorcio en Nueva York pueda significar que Katie busca para ella sola la custodia de la niña.
A final de cuentas, Cruise podría salir como el perdedor de la situación. “No hay duda de que este divorcio va a dañar su imagen pública”, dijo Dorie Clark, autora del libro Reinventing You: Define Your Brand, Imagine Your Future (Reinventarse: define tu marca, imagina tu futuro), que próximamente saldrá a la venta.
“Su marca ya estaba empañada notablemente cuando empezó su relación con Holmes hace cinco años y se puso a saltar sobre el sofá de Oprah, y poco después se filtraron los videos en que elogiaba la cientología”, agregó.
“Este divorcio es una nueva oportunidad para que surjan las dudas sobre su vida personal, sus creencias religiosas (...) y eso no es lo que más desea una estrella de la taquilla”.
El abogado de divorcios californiano Michael Kelly, que no está involucrado en el caso Cruise Holmes, consideró que la estrategia de Holmes al interponer la demanda de divorcio en el este fue “un movimiento táctico” que significa que “hay un intento de ganar cierta ventaja”.