Tegucigalpa, Honduras.- Aún faltaban un par de horas para el inicio del concierto, pero ya se escuchaba la voz de Julión Álvarez y su Norteño Banda en las radios de quienes buscaban estacionarse afuera del estadio Héctor "Chochi" Sosa de Tegucigalpa.
Diversos buses se alineaban a las orillas de la calle, evidencia de que cientos de fanáticos habían viajado desde distintos puntos del país para vivir esta noche mexicana. Los murmullos, las risas y las pláticas anticipaban la primera visita del chiapaneco a Honduras, generando una atmósfera llena de expectación.
Todos lo intuían, cuando el reloj marcara las 10:00 de la noche, el “rey de la taquilla” saltaría al escenario, y así fue.
Las pantallas se tiñeron de verde, blanco y rojo, evocando la bandera mexicana, mientras la veintena de músicos que lo acompañan ofrecía una introducción instrumental que predecía la tonalidad de la velada.
Los primeros compases de "Pongámonos de acuerdo" marcaron la aparición de Julio César Álvarez Montelongo (Chiapas, 1983), quien con un cálido “Qué hay, Honduras” rompió el hielo y enseguida versionó "Fuentes de Ortiz" (Ed Maverick).
Cada gesto, sonrisa o reverencia del artista se integraba a la narrativa musical, haciendo que la interacción con el público se sintiera completamente natural y fluida, no por nada es elogiado por su "humildad y carisma".
“Muy buenas noches, Honduras. Mil gracias por tan bonito recibimiento. Es la primera vez que pisamos estos terrenos y esperamos que sea la primera de muchas noches juntos. Los invitamos a disfrutar, a cantar, a bailar y a enamorar. Esperamos que de nuestra parte se dé todo para complacerlos”, dijo antes de interpretar "Rey sin reina", "Regalo de Dios", "Lo tienes todo" y "Ojos verdes", donde se destacó la arquitectura instrumental de su norteño-banda.
Luego, Álvarez presentó "Corazón mágico", tema que marcó su debut como solista, seguido de "Perdón ¿por qué?" y "La María", intercalando sorpresas como la versión de "Sopa de caracol" (Banda Blanca).
Momentos de intimidad llegaron con baladas como "Te hubieras ido antes", "Que te vaya bien" y "Más te recuerdo", en los que la atención del público se concentraba en los gestos del artista y en la cadencia de los arreglos instrumentales. También interpretó "Mi mayor anhelo", recordando su paso como exvocalista de Banda MS, entre 2005 y 2007.
La segunda mitad del concierto mantuvo la intensidad y diversidad sonora con temas como "Casi completa", "Y así fue", "Vibra perfecta", "Siete vidas", y versiones de clásicos de Bronco, Vicente Fernández y Los Tigres del Norte.
La articulación entre acordeón, que delineaba las melodías, bajo sexto, que reforzaba la armonía, y tuba, que aportaba densidad rítmica, junto con los matices de la trompeta, saxofón y percusión, permitió alternar momentos de dramatismo y euforia colectiva, evidenciando la meticulosa preparación de la gira "42 18" y la coherencia técnica del espectáculo.
El show, que terminó casi a la 1:00 de la madrugada del domingo, culminó con "Volaré" y mientras el estadio entero se dejaba llevar "paseando entre nubes de tul, volando, volando, potente más alto que el cielo, más cerca del sol", quedó claro por qué Julión Álvarez carga el apelativo de "rey de la taquilla", sosteniendo a miles en un mismo impulso final, rebasando lo previsible y convirtiendo este, su debut en Honduras, en una de las citas musicales más memorables del año.