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Incógnitas en 'Qué difícil vivir en libertad”

Felipe Acosta lleva a escena una comedia donde la subjetividad permite adoptar un mensaje universal

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13.11.2018

Tegucigalpa, Honduras
¿A qué se le llama libertad?, ¿es capaz una única palabra de abordar un significado tan grande? Hay quienes la definen como la capacidad de la conciencia para pensar y obrar según la propia voluntad de las personas, de tal modo, ¿su significado es subjetivo o no?

Escrita y dirigida por Felipe Acosta, “Qué difícil vivir en libertad” es una puesta en escena que enfunda la magnitud de este concepto -a través de las actuaciones de Ciria Reyes y Cinthia Rodríguez- en una comedia en donde diferentes personalidades se dan a la tarea de buscar el origen de sus propias realidades.

Ambas actrices, que bien pudieron haber sido suplantadas por dos actores, un actor y una actriz o viceversa, intentan mostrar cómo las diferentes problemáticas del ayer, del ahora y de un posible futuro se vuelven poco selectivas al momento de invadir la mente de aquellos que intentan escapar de los dictámenes impuestos por unos y por otros.

“¿Qué hago aquí?”, “¿cómo llegué a este lugar?”, “¿cuál es el rol que debo cumplir?” son preguntas expuestas durante la trama, todas tienen como respuesta un “no recuerdo haberlo decidido yo”. Por medio de esta situación repetitiva, Acosta intenta exponer los incontables escenarios en donde las personas se ven varadas aún en contra de su propia voluntad.

Temas sinónimos de discordia como el homosexualismo, el acoso sexual, la violencia de género, entre otros, son expuestos en la más reciente propuesta del dramaturgo hondureño, con el propósito de sacar de la oscuridad los absurdos “lineamientos” que orillan a los más vulnerables a esconderse de una vida que no eligieron vivir.

Dos entes despiertan en un escenario y dan comienzo a la búsqueda para descubrir quiénes son. En el proceso son atraídos por objetos de utilería y sonidos que al usarlos o escucharlos las transforman, dándoles un carácter o personaje que no pueden controlar. Tras tomar conciencia de la situación intentan romper “el libreto”, y en cada intento dudan del resultado.

“No sé con exactitud qué me impulsó a escribir este texto, pero sí recuerdo que empezó como un ejercicio de escritura, un reírme del mundo en general y del mundo del teatro en particular. Al avanzar iba tomando conciencia en que esto era lo menos importante del texto, convirtiéndose nada más en un pretexto para cuestionar o simplemente reflexionar en las relaciones de poder que se dan en la sociedad humana”, dijo Felipe Acosta.

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