Tegucigalpa, Honduras.- La mosca del gusano barrenador no escoge meticulosamente a sus víctimas para poner las larvas, lo hace en cualquier parte del cuerpo en el que haya una herida tan pequeña como la picada de una garrapata.
Busca reproducirse, principalmente, en animales, aunque en Honduras ya se han reportado unos 143 casos en personas entre febrero hasta julio de 2025. En los casos se contabilizan cuatro víctimas mortales, según establecen las cifras proporcionadas por la Secretaría de Salud a través de las solicitudes de información SOL-SDS-5287-2025 y SOL-SDS-5215-2025.
El primer caso de miasis en humanos se reportó en febrero de 2025, cuando un hombre de 80 años acudió al Hospital Católico Santo Hermano Pedro, en Catacamas, Olancho, porque tenía una protuberancia en su piel, pero, además, sentía como larvas se movían dentro.
En este municipio, los casos de gusano barrenador en animales han proliferado de forma masiva, convirtiéndolo en uno de los más golpeados en el departamento de Olancho y el resto de Honduras.
EL HERALDO Plus evidenció cómo la mosca Cochliomyia hominivorax —gusano barrenador del nuevo mundo, en latín significa devorador de hombres— deja mayor número de animales afectados en los municipios del corredor ganadero (ubicados en Choluteca, Olancho y El Paraíso), pero al ver los casos en humanos ocurre todo lo contrario: se concentran en los departamentos más poblados (Francisco Morazán y Cortés), pero también en Intibucá.
Joel García, etnólogo clínico de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH), explicó que con esto se podría esperar que la cantidad de casos humanos aumente en los lugares en los que hay mayor densidad de ganado, pero “la mosca no tiene preferencia marcada por el ganado, sino que por cualquier animal de sangre caliente”.
Esto significa que los casos que ocurren en la región central (Francisco Morazán, Comayagua, La Paz) en humanos, no tiene que ver, en su mayoría, por bovinos afectados, sino porque “han de haber perros, gatos u otros animales domésticos y silvestres con los que la gente tiene mayor contacto”, afirmó el experto.
Puso de ejemplo países como México y Costa Rica, donde se conoció que muchas de las personas resultaron afectadas en sus lugares de trabajo, luego regresaron a las grandes ciudades y así el gusano barrenador proliferó.
“Habría primero que mapear la distribución actual de la mosca, es como tener datos del país en qué lugares va a haber mayor cantidad de moscas. Yo calculo que la mosca del gusano barrenador al día de hoy ha de estar bien distribuida por casi la mayor parte de los departamentos de Honduras, pero van a haber lugares en donde habrá mayor densidad poblacional de las moscas, entonces en esos lugares en donde puede ser mayor la prevalencia”, advirtió.
Hasta el momento, el país no tiene, o no facilita, datos completos de la magnitud de los casos de gusano barrenador en humanos. Este rotativo ha solicitado en reiteradas ocasiones los reportes desagregados por municipio, pero no responden o envían solo la información por departamentos.
Mapeo de casos en humanos
Los registros de Salud indican que el gusano barrenador ha afectado a personas de 16 de los 18 departamentos del país. Los únicos en los que, hasta julio de 2025, no habían afectados eran Valle e Islas de la Bahía.
Solo Francisco Morazán, con una población que supera los 1.7 millones de habitantes, concentraba el 23% de las personas afectadas en todo el país, es decir, el equivalente a casi 1 de cada 4 casos.
El segundo departamento con más reportes es Intibucá, que tiene una población que apenas supera las 288,600 personas, pero que ya reporta 16 infectados. Esto significa que la tasa de afectados por gusano barrenador es de 5.54 por cada 100 mil personas, la segunda más alta después de Gracias a Dios.
Cortés, donde viven más de 1.9 millones de personas, Salud contabilizó 14 pobladores con gusano barrenador, mientras que Olancho y Yoro sumaban 10 cada uno.
Esto significa que al analizar los reportes totales en cada departamento, los humanos afectados por gusano barrenador se concentran en Francisco Morazán, Intibucá, Cortés, Olancho y Yoro (estos dos últimos pertenecen al corredor ganadero).
En cambio, si hacemos la misma dinámica pero comparada con la cantidad de pobladores en cada departamento, entonces sobresalen Gracias a Dios, Intibucá, La Paz, Lempira y Ocotepeque.
Según García, poblacionalmente Intibucá tiene menor número de habitantes que Tegucigalpa o San Pedro Sula, pero sigue siendo un centro poblacional importante, y, sumado a esto, hay ganado, y, probablemente, otros animales infectados.
“El problema del gusano barrenador es, una vez que entra a un centro urbano... la larva cae al suelo y se convierte en la pupa y luego la mosca pues ya está dentro de la ciudad, busca infectar perros, busca infectar gatos, busca infectar otros animales que habitan en los centros urbanos, entonces ahí es más fácil la dispersión de la enfermedad y afectando a la gente que vive en esos sitios”, señaló.
Otra de las posibles formas de que la mosca llegó a las grandes ciudades, de acuerdo con las autoridades de Servicio Nacional de Sanidad e Inocuidad Agroalimentaria (Senasa), es a través de vehículos, es decir, la mosca quedó atrapada en un automotor, puso sus huevos en una persona que tenía alguna herida (o a través de la boca, nariz u oídos) y 12 o 24 horas después eclosionaron y se convirtieron en larvas.
Así, la larva pasa entre cuatro y siete días en crecimiento, mientras profundiza la lesión; cuando ya ha madurado lo suficiente entonces abandona el cuerpo de la persona para enterrarse y convertirse en pupa. Por último, se convierte en mosca para iniciar nuevamente el ciclo.
Perfil de las personas afectadas
La mosca del gusano barrenador pone sus huevos en la piel de cualquier persona con heridas o que en un descuido pueda entrar por sus fosas nasales, oídos o boca. Ya se han reportado casos en niños, jóvenes, adolescentes, adultos y hasta adultos mayores.
Sin embargo, los casos son más constantes y repetitivos en personas mayores de 50 años. Así lo establecen los reportes de la Secretaría de Salud, en los que el 94% (9 de cada 10 personas afectadas) era adulto o adulto mayor.
Sin embargo, los hombres son los más afectados: los registros dicen que 95 casos eran del sexo masculino (el equivalente al 66%), especialmente mayores de 50 años.
También se registraron casos en niños, adolescentes y jóvenes, aunque en menor cantidad. Lo mismo ocurrió con los reportes en mujeres, en los que 6 de cada 10 afectadas tenían más de 50 años.
Jorge Torres, de vigilancia de enfermedades zoonóticas de Salud, confirmó que “el grupo de edad más afectado son las personas de 50 a 59 años, también adultos mayores en abandono social”.
Dijo que el lugar de afección más común, hasta el momento, fueron las heridas abiertas de miembros inferiores, es decir, en las piernas o pies, por lo que hizo un “llamado a cuidarse y revisar sus heridas".
"Tenemos que cuidarnos; esta no es una mosca que se ha limitado a las áreas rurales, también está por las áreas urbanas, por lo que el cuidado de las heridas es la mejor manera de prevención", señaló el experto.
García, por su parte, lamentó que muchas de las personas afectadas confunden los casos de gusano barrenador con tórsalo, por eso no visitan un médico. Lamentó, además, que “en comunidades postergadas hay personas que mueren de repente y nunca se da cuenta de por qué fue, o tuvieron una gusanera y no les dio chance de llegar al centro de salud”.
“El problema es también parte de eso. La medida de control para la enfermedad, para el gusano, es tratamiento de la herida, extracción de las larvas y evitar que las larvas caigan en el suelo, porque ya recuerda que el ciclo de vida cuando la larva cae en el suelo, se va a pupar y ahí sale una mosca adulta”, recomendó.
Según Salud, de los 143 casos, el 85% (121 afectados) ya está recuperado, el 13% aún siguen enfermos y el 3% falleció.
Ante esto, el epidemiólogo Manuel Sierra afirmó que es momento de que la Secretaría de Salud llame a una emergencia sanitaria y, algo más drástico, que se hable de una epidemia.
Dijo que luego de la emergencia a nivel nacional se tiene que “convocar en el contexto de del Sistema Integración Centroamericano a los ministros de ganadería y agricultura para hacer un plan de emergencia para la erradicación de la mosca que transmite el gusano barrenador”.
Posteriormente, sugirió, hacer una campaña de comunicación masiva en la región para que “todos los dueños de ganado y todo revisen, o sea, porque es que hay que dar entre todos y eliminar el gusano”.
Sierra advirtió que de no tomar medidas de forma inmediata los casos continuarán en crecimiento y, lastimosamente, con ello también el número de muertes en personas y animales.
Hasta finales de julio, Salud reportaba cuatro fallecidos: un bebé 14 días, procedente de Intibucá, Intibucá; un hombre de 61 años, del Distrito Central, Francisco Morazán; otro hombre de 47 años, oriundo de Teupasenti, El Paraíso y una mujer 90 años de La Fraternidad, Ocotepeque.
En mayor de 2025, la Secretaría de Salud emitió alerta epidemiológica por los casos de gusano barrenador a nivel nacional. En ese entonces pidió “alertar al personal de todas las Regiones Sanitarias y al público en general ante la detección de casos sospechosos e importados, en especial a las regiones que cuenten con presencia brotes por del gusano barrenador en el ganado en zonas fronterizas o con lugares de hato (porción de ganado, toros, caballos, cerdos y otros animales)”.
También solicitó fortalecer los mecanismos de prevención, promoción, protección de la salud y dar respuesta en los establecimientos de salud públicos y privados para la preparación, contención y respuesta a los brotes.
Salud recalcó que los síntomas por miasis por gusano barrenador son dolor y malestar en el área afectada, prurito intenso, eritema cutáneo, nódulos cutáneos, herida abierta, pus, presencia de una protuberancia dolorosa en la piel infestada y la sensación que se mueve (es el gusano). Además se pueden observar huevos y larvas visibles en la herida.
Para los expertos, las medidas y campañas contra el gusano barrenador deben ser más fuertes y visibles, sobre todo en aquellas zonas donde la cobertura sanitaria es débil o, simplemente, donde por miedo o desconocimiento las personas no acuden para ser tratadas, ignorando que el parásito puede ser letal.