Poseído por un demonio de carnes ofensivas, el Albo de Héctor Vargas ha multiplicado en la cancha sus deseos de verticalidad y, tras 75 minutos de dulce espera, el destino le supo recompensar con uno de los botines que más espera el Mundo Blanco: el clásico ante la Máquina...
Vertiginoso y apresurado, abundante en desbordes, el juego se partió en dos una vez que Luis López le detuviera su penal a Carlos Will Mejía y, acto seguido, Carlo Costly mostrara piedad a un vencido Noel Valladares; ni Olimpia ni Real España podían mojar, pero el Búho resentiría en el complemento jugar desde el minuto 25 con un hombre menos (roja a Will Barahona, tras falta por detrás a Romell Quioto).
Un solo equipo...
Metro a metro, segundo a segundo, el León ha sabido someter a su presa hasta llegar al punto exacto de asfixia.
Cada penetración olimpista era una ruleta rusa. Con Omar Guerra como distribuidor, Carlos Will por derecha (con el patrocinio de Brayan Beckeles) y Romell Quioto por izquierda (estribado por Javier Portillo), la visita sufría ansiedad, sudores y vómitos cada vez que el León asomaba. Pero en la casa de Héctor Vargas hay fútbol, hay ideas, mas no un delantero con instinto asesino que no perdone. Por eso el 1-0 dilató tanto tiempo...
Se rompió la bolsa...
Desparramado por las bandas, ha sido el tiempo “B” tierra fértil para ver a ese Olimpia de tracción delantera que arrolla y aniquila; con las piernas pesadas del rival, una serie de experimentos trajo el 1-0.
El Garrinchita la hizo otra vez por el bulevar que dejaba sin semáforos en rojo Gerson Rodas y esta vez encontró al recién ingresado Anthony Lozano.
El Choco entendió que había que probar por el centro y mandó un “aleluya” mal despejado por Rodas y conectado de zurda por el colombiano Omar Guerra, estrenado en las redes catracha con ayuda de Sergio Mendoza, quien terminó por engañar a la Buba...
Despertado de cuidados intensivos, el repleto estadio colonial vio la única respuesta viva del campeón, exageradamente venido a menos y con sus puntales en una mala tarde. Mario Martínez apenas apareció cuando peleó con Roger Rojas y el Palomo Rodríguez solamente cuando lanzó un mortero al horizontal de Valladares tres minutos después del 0-1.
No ajustaba con poco. Aunque Hernán Medford pedía a Melvin Matamoros que “tuviera güevos” para pitar como penal una jugada peligrosa de Noel contra el Palomo, la misma que había desencadenado en la segunda más clara chance de los sampedranos.
Puntada final...
Era la esperada reacción del Aurinegro, reflejado en el campo más por amor propio que por detalles futbolísticos.
Del otro lado, entonces, Olimpia se miraba el apellido y comenzaba a ser astuto. Reinaldo Tilguath entraba para poner la pelota en el freezer y terminar de liquidar el pleito lo más rápido posible.
A Héctor Vargas no le gusta sufrir y mantuvo a Carlos Will y Quioto en sus posiciones. Pero indefectiblemente los espacios empezaban a aparecer al por mayor y Quioto también quiso romper el hielo frente a los mecates, hasta que usufructuó una jugada en la que Olimpia tocó más de 10 veces la pelota.
De zurda y también ayudado por un rozón de Sergio Mendoza para que el Buba no llegara más.
Olimpia terminó tocando, su hinchada cantando el ole y con ganas de más...