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Christopher Bush, el exjugador del Motagua que ahora se dedica a conseguir becas deportivas para atletas hondureños

El exjugador del Motagua ha dejado atrás su sueño de futbolista y ahora se enfoca en mandar chicos hondureños a las diferentes universidades de Estados Unidos con becas académicas
25.09.2022

ISLAS DE LA BAHÍA, HONDURAS.-Mientras recogía basura en la playa de West Bay, Roatán, EL HERALDO se encontró con el exjugador del Motagua, Christopher Bush, quien cargaba una pequeña mochila y las manos llenas de bolsas de plástico y botellas de vidrio que los turistas dejaban tiradas en la arena.

Era domingo, el sol quemaba como nunca, pero eso no le impedía hacer un trabajo social y en su empresa al que ahora maneja los negocios de la familia en la hermosa y paradisíaca isla de Roatán.

Después de una breve charla, acordamos la entrevista para media hora después, y Bush, a quien lo vinculan como familiar del expresidente de Estados Unidos, George Bush, llegó con la camiseta del Motagua en la misma mochila que cargaba.

“Me encantaría, lastimosamente no somos familia con el expresidente de Estados Unidos, George Bush. Cuando fui a Texas me molestaban por el apellido, pero no, ya quisiera”, dijo entre risas

El ahora exjugador de 31 años ha dejado atrás aquel sueño de ser futbolista y de momento se enfoca en mandar chicos hondureños a las diferentes universidades de Estados Unidos con becas académicas.

“A temprana edad me tocó tomar una decisión que no me arrepiento, que era seguir el proceso que tenía que seguir. El chico todavía sigue intacto y por eso sigo ligado al área deportiva porque siempre trato de involucrarme con el fútbol porque es mi pasión. Ahora me dedico a otras cosas”, dice con una sonrisa el isleño.

Christopher Bush se emociona cuando habló de su debut como jugador del Motagua.

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Y es que Christopher Bush solamente apareció una vez con la camiseta del Motagua en noviembre del 2010 cuando se produjo su debut bajo la tutela de Ramón Maradiaga.

A los días de cumplir su sueño, una beca a la que había aplicado meses atrás fue aceptada y tuvo que decidir entre seguir en Liga Nacional y marcharse a Estados Unidos y prepararse académicamente, donde obviamente iba a seguir jugando a la pelota pero ya sin muchos reflectores.

“No renuncié al fútbol, simplemente tomé un reto y ese consistía en que si yo era suficientemente bueno iba a llegar a la MLS, eso fue lo que como joven quise, ya lograr el más alto nivel en Honduras, rodeado con jugadores élites y de generación espectacular, fue bueno”, dice cuando se le consulta el por qué la decisión.

“Irme a Estados Unidos simplemente me ayudó a tener la combinación perfecta del estudio en la parte deportiva que en Estados Unidos te permite eso, más que todo en el sistema colegial. Tal vez no llegué al alto nivel como la MLS, pero saqué un título de Licenciatura en Negocio Internacional y también una maestría en emprendimiento; al fin y al cabo quizá no cumplí la meta en la parte deportiva pero sí en la académica”, puntualiza.

Cuando al ‘caracolito’, como le decía Primi Maradiaga, se le pregunta sobre su único partido en Liga Nacional, no lo deja de emocionar. Sonríe, se frota las manos y comienza a hablar de lo que fue un sueño cumplido para él, pero antes mencionó que el DT lo felicitó al tomar la decisión de mudarse fuera del país para continuar con sus estudios.

“Noviembre del 2010 debuté en Liga Nacional con Motagua. En ese torneo inicié jugando con las reservas. Nosotros jugábamos de preliminares del primer equipo, jugábamos en los estadios y ese temor escénico que a uno le da cuando va a debutar no lo tenía o pensaba que no lo tenía. Cuando tengo la oportunidad, me dicen ‘Bush, vas para primera, debutarás contra el Deportes Savio esta semana’. Subí, me entendía con los compañeros porque ya tenía varios amistosos con los chicos de primera y ya cuando uno está en el partido, pensé que no me iba a dar nervios porque estaba con los jugadores y ya había jugado en el Nacional pero cuando estaba ahí sentía escalofríos”, relata.

“Cuando estábamos en el camerino todos me estaban motivando y ya en el banquillo estaba tenso. Al ver las cámaras, los medios, el nivel que se está jugando entran los nervios. Recuerdo cuando Primi me dice que fuera donde Chito Reyes que era su asistente, y cuando me estaba dando indicaciones, recuerdo que en la tablita me ponía de volante derecho y yo soy contención. Cuando me decía algo, los nervios no me dejaban entender, me bloqueé, solo agachaba la cabeza. Me dijo tantas cosas que no recuerdo nada (risas)”, confiesa.

Hubo un detalle que a Bush lo hicieron entrar en calma y fueron sus dos amigos, Carlos Cruz y Gustavo Alvarado, quienes ya habían tenido la suerte de debutar con el Motagua y sumaban más minutos que él en ese campeonato.

“Estaban jugando Gustavo Alvarado y Carlos Cruz, que son dos de mis mejores amigos. Yo entré por Alvarado y me dice ‘bueno Bush, felicidades, lo lograste’ y ahí como que bajé un poco las emociones, pero cuando entré al campo me dije ‘ok, primer pase que tengo que hacer es para atrás, voy a ir a la segura’, busqué a Cruz y se la di a él y poco a poco me fui acomodando en el partido y me sentía con confianza. Al final del partido fue emotivo porque estaba mi mamá y mi papá, ciertas amistades, fue muy hermoso lo recuerdo”, cuenta mientras agarraba un vaso con agua que le habían servido.

A Christopher Bush le tocó compartir con grandes jugadores en el plantel azul, como por ejemplo, Amado Guevara, de quien recordó una anécdota. “Amado me decía ‘Schuster’ por el extécnico del Real Madrid, solo así me llamaba. Jugar con ellos es algo increíble, aprendes mucho porque eran mundialistas, con experiencia en el extranjero y con liderazgo”.

“Compartí bastante con Omar Elvir quien ha tenido una carrera destacada. También con Henry Figueroa, jugamos el torneo de reservas juntos, con Harold Fonseca también. Conviví con ellos porque éramos de la misma camada. En esa generación era de los que iban para afuera, estaba Amado Guevara, Iván Guerrero, Sergio Mendoza, Georgie y Shannon Welcome, Donaldo Morales y Júnior Izaguirre. Me sentía orgulloso de estar con ellos”, expresa.

Cuando se le consulta si está conforme con la decisión que tomó, no vacila y responde. “Estoy feliz porque creo yo que si hubiera seguido en el fútbol no hubiera tenido las experiencias que tuve que me moldearon a la persona que soy ahora. Y si nunca hubiera ido a Estados Unidos creo que nunca hubiese comenzado este proyecto en el cual he cambiado 24 vidas. Entonces ahí es donde digo ‘bueno, ese fue el propósito por el cual me fui a Estados Unidos’”.

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SU NUEVA FACETA FUERA DE LAS CANCHAS

Doce años después de su único juego en Liga Nacional, el oriundo de las Islas de la Bahía ve con otros ojos el deporte rey en Honduras. Aduce que le gustaría que más futbolistas de la bella isla llegaran a Liga Nacional pero es sincero al decir que las condiciones no se los permiten.

“La formación en Roatán no es óptima. En el país no tenemos un sistema sincronizado de ligas menores, cada quien hace lo que tiene que hacer, y el torneo de reservas es donde los chicos comienzan con su formación, no solo integral, sino que deportiva. Los jugadores de Roatán no tienen la base de cómo parar un balón, cómo manejar el control orientado y otras cosas, es difícil. De 100 jugadores, dos isleños van a tener posibilidades y dependería mucho de qué es lo que busca el equipo porque nosotros somos atléticos, fuertes, pero si Roatán tuviera mejores instalaciones irían muchos más jugadores a Liga Nacional”, afirma.

Fuera del fútbol, Chris Bush también tiene una faceta qué contar y es la de prácticamente un agente, aunque él no lo llame así. Se encarga de conseguirle becas a jóvenes hondureños para que se vayan a preparar a Norteamérica.

“Me dedico al negocio de las empresas familiares, pero mi bebé, lo que yo hago es administrar una agencia deportiva donde yo trato de ayudar a los jóvenes con oportunidades que le pueden abrir a ellos en la parte deportiva y académica. Yo básicamente lo que hago es conseguir becas deportivas para atletas de alto rendimiento de Honduras”, reveló.

La empresa, que tiene el nombre de BSC Sports, envía jóvenes catrachos a Estados Unidos, pero antes deben de pasar un filtro bastante delicado para ser futuribles.

“Tengo chicos en Florida, en Kansas, Texas, Iowa, Utah. He mandado hasta ahora 24 jóvenes, 22 masculinos y dos femeninas. Ellos están jugando y estudiando con becas deportivas en Estados Unidos. Yo tengo contactos con las universidades, veo muchos videos de ellas para ver lo que están buscando y trato de buscar al chico que encaje en el perfil de la universidad”, explica.

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“Se hace una asesoría y un estudio profundo en la parte académica. Qué notas tuvo en secundaria, cuál es su nivel de inglés, situaciones financieras que es lo más delicado, ver en qué situación están para ver cómo se le pueden ayudar, es un análisis bien profundo del atleta y de la familia para brindarles esa oportunidad. Se trabaja con chicos de 16 a 24 años”.

Lo que Bush desea es que cada joven que vaya saltando a lo profesional lo haga con una base interesante en lo académico, además, le gustaría que los jugadores fueran bilingües de igual forma, como Foslyn Grant, exjugador del Motagua que aprovechó la oportunidad y ahora forma parte de BSC Sports.

“Mi intención y visión, pensando y creyendo que en Honduras hay un potencial bárbaro, y aunque pueda estar equivocado, creo que a través de la educación uno puede alcanzar niveles muchos más altos. Yo quisiera que algún día en la selección tengamos 18 o 20 jugadores que sepan inglés, que tengan una mejor preparación académica”, concluyó diciendo el exjugador que ahora trabaja para cambiar vidas.

Aún conserva la camiseta número 41 con la que debutó en Liga Nacional con Motagua.