Murieron entre las rejas, calcinados por un voraz incendio. Los sueños y metas que tenían al salir de la prisión se esfumaron al calor de las llamas.
Los fallecidos son 359, cinco de ellos de una misma familia, dos hermanos y tres primos.
Permanecían juntos en el penal de Comayagua luego de haber sido recluidos por diferentes delitos.
La estadía de unos era más antigua que de otros, pero soñaban con reunirse en libertad.
Sus familiares hoy les esperan con un altar, donde han colocado sus retratos y varias velas encendidas en su honor.
Claman por tenerlos pronto en sus hogares aunque esta vez será en un ataúd.
Los recuerdos afloran como sucede con las lágrimas que brotan en hombres y mujeres del núcleo familiar.
Y es que de niños fueron la alegría del hogar, los pequeños que en su adolescencia y adultez cometieron una falta que los llevó a ser recluidos en una granja penal, el lugar que los llevó a la muerte.
María Martha Méndez Padilla, de 68 años, hoy llora a sus dos hijos Renán y José Ángel Martínez, también a sus sobrinos German Adalid y Óscar Antonio Padilla.
A la lista se suma Manuel Méndez, primo de la anciana, todos vivían en la misma colonia. “Mis hijos estaban recluidos por escándalo público, Renán tenía cinco años de estar preso y José llevaba 19 meses”, dijo la señora.
De los occisos le quedan cuatro nietos, tres eran de José y uno de Renán.
Ambos se dedicaban a la albañilería al momento en que se encontraban en libertad.
Los fallecidos siempre vivieron en la casa de su madre en la colonia 21 de Abril, lugar donde serán velados.
En la actualidad la anciana es la única que se encuentra en la vivienda debido a que el resto de los familiares se han trasladado a la capital para reclamar los cadáveres.
“Yo no puedo ir hasta allá a recuperar los cuerpos de mis hijos, pues mis piernas ya no responden”, dijo la señora.
Para movilizarse en el interior de su hogar, doña Martha utiliza un andador, su condición de salud ha empeorado luego de conocer la muerte de sus parientes.
“Le hago un llamado al gobierno de la República, al presidente Porfirio Lobo Sosa para que nos ayude ya que somos una familia de escasos recursos económicos y no sabemos cómo vamos a hacer, ellos nos traían el sustento para la familia”, comentó.
Anciana impaciente espera a nieto fallecido
En la misma colonia y bajo la sombra de una casa de bajareque espera el cadáver de su nieto Oscar Alexis Romero Morales doña María Nieves Romero, de 76 años.
El fallecido tenía nueve años de estar en prisión, lo acusaron de tráfico y consumo de marihuana y portación ilegal de armas.
La anciana no deja de llorar y sus familiares temen que por su edad, sumado a que hace unos años sufrió un infarto no pueda soportar la pérdida de su nieto.
“Lo único que deseo es que me lo traigan para darle cristiana sepultura”, concluyó la septuagenaria.