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Taylor Kitsch, del anonimato al estrellato en el cine

Una de las grandes revelaciones de Hollywood es
el protagonista de “John Carter”, que ya se exhibe en los cines.

11.03.2012

Las películas se sienten mucho más reales cuando tenemos el lujo de poder viajar hasta el lugar donde se generan artísticamente. Y como resultaba imposible ir hasta Marte, al menos volamos hasta el mismo desierto de Arizona, donde filmaron la nueva superproducción de Disney “John Carter”, para entrevistar a la nueva estrella de cine, Taylor Kitsch, una versión más joven de Johnny Depp, con mejores abdominales que Brad Pitt y el carisma de Tom Cruise, llega al cine con un personaje creado por el mismo autor de Tarzán.

¿Te gusta que te comparen como el nuevo Tarzán?
Es la primera vez que escucho algo así.

Bueno, la historia de “John Carter” es del mismo autor, Edgar Rice Burroughs, te vistieron bastante parecido a Tarzán y en vez de monos en una jungla, te mandan a Marte con extraterrestres. ¿Te gusta la comparación?

(Risas) No.

¿Por qué? ¿Cuántas razones necesitas? ¿Una al menos? Para mí, “John Carter” es mucho más interesante que Tarzán. Pongámoslo así. Tiene mucha más profundidad.

¿Y teniendo en cuenta que esta historia original es la que inspiró a George Lucas con Star Wars y James Cameron con Avatar, no te dio un poco de miedo la presión de convertirte en una instantánea estrella de acción? No lo sé. Nadie va a presionarme más que yo. No voy a actuar más duro si me toca un presupuesto de cinco millones de dólares para una película como Bang Bang Club o 250 millones para “John Carter”. Lo único que me preocupaba subconscientemente era tanta exposición a la fama. No soy un gran admirador en ese sentido.
¿Un actor puede tenerle miedo a la exposición pública? Yo vivo en Austin (Texas), no vivo en Hollywood. No es lo que busco. Me encanta trabajar, me encanta mi privacidad. De verdad. Me siento orgulloso de poder mantenerla y me siento orgulloso del camino que me trajo hasta este lugar. Nunca jugué ese juego, ni por un segundo.

Al norte de Vancouver, en Canadá, Taylor Kitsch nació el 8 de abril de 1981. Con padres divorciados, se crió con la madre y otros cuatro hermanos, con un sueño completamente distinto: ser jugador profesional de hockey sobre hielo. Llegó a jugar para el equipo Langley Hornets, pero una lesión en la rodilla fue la peor pesadilla que lo despertó de aquel sueño. En el año 2002, se mudó a Nueva York para tomar clases de actuación con Sheila Grey y mientras trabajaba como modelo, se especializaba también como nutricionista y entrenador físico personal (así aprendió a mantener sus ejemplares abdominales).

Apenas dos años después, volvió a mudarse a Los Ángeles para insistir con la actuación, pero sin demasiada suerte, volvió a Canadá ocho meses más tarde. El físico lo ayudó a ganarse la vida, con las conocidas publicidades de Diesel y Abercrombie, hasta que apareció la serie Friday Night Lights, de NBC, con el rol de un rebelde estudiante de una escuela secundaria de Texas. En el campo de las superproducciones, llegó de la mano de Hugh Jackman, con el personaje Gambit en la película del origen de X-Men, Wolverine. Pero la película “John Carter” promete mantenerlo en el cine de superacción, por bastante tiempo, teniendo en cuenta que Disney piensa explotarlo al mismo nivel de Batman o Spiderman (y Tarzán, sí) produciendo otras dos películas más... como mínimo.

¿Viviste cierto choque cultural cuando te mudaste de Canadá a Estados Unidos o fue fácil la transición? Jamás cambiaría mi crianza por nada del mundo. Vengo de una ciudad muy humilde, con una madre soltera que crió tres hijos varones. Desde muy temprano tuve que ser autosuficiente. No tuve ningún choque para salir del cascarón, pero... cuando te mudas a Nueva York, sin conocer a nadie y sin un centavo en el bolsillo, no es tan fácil. Pero tampoco estaba tan abrumado ni nada parecido. En aquel momento, me encantó la exposición ante algo diferente.

¿Cuáles eran tus sueños en aquel entonces? Cuando me mudé a Nueva York, solo quería estudiar actuación y ver lo que podía pasar sin buscar otra alternativa.

¿Y cómo fue que terminaste viviendo en Texas, tan lejos de Hollywood? Me enamoré de la ciudad desde que hice la serie de TV Friday Night Lights. Siento que encontré el mejor balance. Austin me parece una ciudad de Texas bastante liberal. Es la autoproclamada capital de la música en vivo. El lado artístico es increíble, igual que la gente, no juzgan para nada. Me encanta entrar a un restaurante de los más caros en Austin, con un mesero tatuado hasta las mangas. Me apasiona. Son muy artísticos, puedo llegar a inspirarme tranquilamente de otros artistas que no son actores, hay muchos músicos y escritores. Es maravilloso.

¿Y crees que vas a perder la privacidad con el éxito asegurado de “John Carter”? No, porque creo que es una elección. Lo importante, para mí, pasa por un buen guion, buen elenco y buen director. Solo Dios sabe que tuve otras oportunidades para exponerme y no lo hice.

¿Y ahora que aceptaste la oportunidad de ganar millones... dónde piensas gastarlos? (Risas) Estoy construyendo una casa, ahora mismo, en Austin, a orillas de un lago.

¿Qué sería de tu vida hoy si no hubieras sido actor?
Me encanta la nutrición y trabajaría con niños del África. Probablemente haría algo así. También soy entrenador físico personal. ¿Qué tiene de interesante? Me encanta lograr que otras personas se sientan más poderosas. Y más especialmente ahora, en este país, lo necesitamos. Pienso que todos deberían ser educados en estos temas. La gente sabe más de autos que de ellos mismos. Y eso es estúpido.

¿Qué te atrae tanto de la actuación? Me apasiona, me encanta contar historias, llevar gente a un espectáculo. El desafío, la preparación, el riesgo. El crecimiento nunca se termina. Se puede seguir creciendo, si uno elige bien. Se trabaja con gente brillante, como Oliver Stone o John Travolta, pudiendo ver los atributos que los hacen tan increíbles. Es algo que inspira a cualquiera. Y espero inspirarlos a ellos, también. Es recíproco. Me encanta. Me gusta el desafío de llevar a alguien por una ruta emocionante.

¿Y la atracción femenina... también se disfruta mejor? Es halagador. Claro, al final del día uno quiere que la gente hable de tu trabajo. Por supuesto que halaga, pero también hay que dejarlo así, sin darle demasiado valor, ni dejar que cambie quienes somos. Ya voy a llegar a los 40 años gordo y pelado, pero puedo seguir siendo actor de carácter. La belleza es un título que te da la gente, pero tampoco es necesario aceptarlo.

¿Te gustan las mujeres que son más fuertes que el hombre, como el gran amor de ‘John Carter’?¿Estás insinuando que Dejah es mucho más fuerte que John Carter’? (Risas) Me gustan las mujeres fuertes. Me gustan las que son autosuficientes. Es algo importante para mí. Así que la respuesta a tu pregunta es... sí.

¿Saldrías con una chica fea?

¿Si saldría con una mujer fea? Me gustaría sentirme atraído físicamente. Tampoco tiene que ser 11 puntos, pero supongo que tampoco vas a querer un 2. Yo prefiero salir con una mujer decentemente bien vista físicamente con una personalidad asombrosa que traiga lo mejor tuyo, en vez de una mujer asombrosamente hermosa que no tenga personalidad.


¿Ya te pasó?
Seguro, claro.
Con una película que tiene los mejores ingredientes de “Tarzán” y “La guerra de las galaxias’”, mezclados con algunos condimentos de “Indiana Jones”, Avatar y Gladiator, resulta curioso que la historia original del personaje John Carter cumple este año un siglo de vida y fue justamente el que inspiró las demás historias de aventuras que hoy conocemos. Basada en la clásica novela A Princess of Mars, de Edgar Rice Burroughs, con los más modernos efectos tridimensionales y la mejor acción, la historia convierte en superhéroe a un ser humano que llega a Marte y se enamora de la princesa del planeta, al mismo tiempo que Disney convierte en superestrella a otro ser humano, como Taylor Kitsc.

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