Tegucigalpa, Honduras.- Luis Escobar, un pastor hondureño de 44 años oriundo de San Manuel, Cortés, por muchos años se dedicó a predicar la religión evangélica, y aunque su decisión de cambiarse sexo y ser ahora Cecilia Escobar, asegura que sigue creyendo en Dios.
Se inmiscuyó en la religión producto de haber sido criado por dos padres que fueron pastores, influyendo así hasta convertirse en un rostro reconocido a nivel nacional, contando con un doctorado en teología y ciencias bíblicas.
Fue a los 14 años cuando sintió que se enamoró de alguien y esto lo hizo cambiar, "esa persona me hizo sentir que ya no podía seguir engañándome. No podía seguir engañándome, engañando a mi familia, a las demás personas", expresó en el podcast "Con Allan Paul".
Escobar confiesa que a lo largo de las décadas que en su mente persistía el pensamiento de vivir una "doble vida", teniendo que ocultar que en el fondo se percibía como mujer.
Admite que su decisión de volverse transexual fue radical, pero a su vez sostiene que "no estoy tratando a nadie ni dañando a nadie (...) a mí no me afecta tus cambios, tu manera de pasar, tu manera de hablar, ¿por qué te tiene que afectar lo mío".
También, relación que tras su decisión, algunos pastores y personas que lo conocieron antes de su transición le han expresado su respeto y aprecio, pero también ha recibido ataques.
"Ellos (refiriéndose a quienes se expresan mal sobre su persona) dicen que están engañados, que están desilusionados, que por mí ellos aceptaron a Cristo, que por mí ellos fueron sanados. Bueno, Dios es el que sana, pero Dios lo usa a uno", manifiesto Escobar.
Después de que su madre falleció, tuvieron que hipotecar el edificio que servía para celebrar los cultos, pero finalmente fue embargado. Tras ello, fue elegido por una iglesia evangélica, pero que no faltaba "el dedo señalador". Ahora es creyente de la iglesia católica, argumentando que "la iglesia católica en ningún momento te juzga, te señala, te condena".
"Si esto fuera malo, yo ya estuviera bajo tierra. Todo lo contrario, ahora, desde este contexto, desde esta plataforma, desde este cambio de vida, sirvo más. Soy más feliz. Ahora ya no le grano a la gente, ya no señalo a la gente, ya no maldigo a la gente; por el contrario, la señorvo, trato de involucrarme en la sociedad", apuntó.
Aun con las críticas y comentarios negativos, Escobar mantiene su fe, enfatizando que "el único que me puede jugar es Dios y estamos en la mano de Dios. Si me toca ir a jugo, puedes vamos a ir a jugo ,el que juega es Dios y eso es un conocimiento que no lo podemos evitar, no lo podemos negar".
Afortunadamente, en Valle de Ángeles, donde vivió por décadas, son más las personas que lo estiman y le tienen aprecio, incluyendo a sus hermanas, amigas y su sobrina.