Lo común es llegar a la estación de combustibles para llenar el tanque del carro, pero Shannon lo compra para su consumo personal.
La mala adicción de la chica, no solo para su salud, sino también para su bolsillo, la ha llevado beber combustible como si fuera agua del grifo.
Ella toma 12 cucharaditas de combustible sin plomo al día y dice que le provoca emoción sentir cuando se quema la parte posterior de su garganta, algo que no puede dejar de hacer pese a estar consciente de las consecuencias de su hábito tóxico.
'A pesar de que me duele, me hace sentir bien ', asegura la Shannon, que para saciar su adicción hasta lame la tapa del recipiente.
Beber la gasolina puede causar quemaduras, vómitos, diarrea y, en cantidades muy grandes, la somnolencia o la muerte, describe un estudio del Departamento de Salud del Estado de Nueva York.
Su madre asegura que al principio no podía creer la adicción cuando su hija le contó lo que le sucedía, sin embargo, se dio cuenta de la veracidad de sus palabras cuando notó el olor innegable de la sustancia en el aliento de su hija.
Este extraño caso fue destapado en el programa estadounidense “My Strange Addiction” (Mi extraña adicción), el que incluye testimonios de personas que han adquirido ’hábitos’ extraños o incluso peligrosos para la salud.
Algunos de ellos son el de una mujer que lleva una cabeza de muñeca donde quiera que va y el de un sujeto que necesita olfatear un líquido de limpieza cada 15 minutos.
En las redes sociales han surgido las bromas musicalizadas con las canciones 'Gasolina' del reggaetonero Daddy Yankee o 'Fuel' (combustible) de Metallica.
La adicción de Shannon a beber gasolina precede la muerte de un hombre de Carolina del Norte después de ingerir accidentalmente el mismo líquido que disfruta la mencionada chica.
