Tegucigalpa, Honduras.- La celebración de los 204 años de Independencia de Honduras no sólo estuvo llena de fervor y orgullo patrio, sino también de creatividad y humor.
Los estudiantes aportaron un toque de atracción con sus distintivas presentaciones que captaron la atención de todos los asistentes.
El Instituto Gubernamental Técnico Honduras (ITH) fue un claro ejemplo de innovación. Además de deslumbrar con su cuadro de palillonas y su banda de guerra, presentó inventos tecnológicos que despertaron la curiosidad del público.
“Traemos un reloj que refleja el nombre del ITH y el número del instituto que es 25. Está compuesto por un motor controlado y programado desde el teléfono y hacerlo cambiar entre letras y el número”, explicó uno de los estudiantes mientras cargaba el invento.
Decenas de estudiantes también rompieron lo tradicional y dejaron fluir su creatividad con vestuarios singulares. Algunos desfilaron disfrazados de calaveras o momias, mientras que otros lo hicieron como sandías, fresas y bananos. Aunque las ideas eran muy distintas, todas compartían un mismo propósito: expresar el amor patrio.
Las mojigangas aportaron alegría desde su gran altura, saludando a niños y adultos que los observaban con asombro. Algunos incluso se detuvieron a bailar al ritmo de las bandas de guerra, agregando humor y espontaneidad al desfile.
Institutos como el William Penn y el Pineda Ponce también destacaron con sus cuadros de palillonas. El primero sorprendió al presentar un vestuario de cuerpo completo en lugar del tradicional vestido, mientras que el segundo resaltó por tener como director del cuadro a un bastonero, el único hombre en esa sección.
Jóvenes con capacidades especiales también demostraron su amor a la patria, sus palillonas bailaron con una sonrisa en el rostro, algunas desde sus sillas de ruedas y otras de pie con la ayuda de sus docentes.
Todos los institutos dejaron ver su diversidad y creatividad en los desfiles; cada uno aportó ambientes y colores distintos, sin embargo, el objetivo era uno solo: celebrar la patria con amor y alegría.
Las curiosidades en el público tampoco pudieron faltar. Desde un sampedrano que le colocó una enorme Bandera Nacional a su motocicleta que ondeaba con el aire, las familias con sus mascotas en desfiles, hasta los distraídos que acabaraban el lente de EL HERALDO por sus poses o gestos.