TEGUCIGALPA, HONDURAS.- Las huellas del 2019 quedarán marcadas en la vida y en memoria de los capitalinos, unas para bien, otras para mal.
Este año que agoniza al compás del tic tac de las manecillas del reloj dejó muchos aciertos, pero también muchos sinsabores en el desarrollo del Distrito Central y que sin duda repercutieron en las familias capitalinas.
EL HERALDO realizó una consulta a una muestra de ciudadanos sobre las cosas buenas que les deja el año viejo y las penas que durante este 31 de diciembre desean llevar a la tradicional hoguera.
Los problemas que aquejaron a los ciudadanos pesaron más entre las reacciones, pero el desabastecimiento de agua en la ciudad, una de las más graves durante la última década, fue el denominador común.
Las personas consultadas recuerdan lo mal que la pasaron sin el preciado líquido en sus hogares. Otros perdieron la cuenta de las veces que tuvieron que pagar entre 30 y 40 lempiras por un barril de agua.
El sinsabor lo reviven cada semana pues de pasar de recibir cada tres días agua ahora les toca esperar siete días para obtener un poco del vital líquido.
Don Leónidas Laínez, un habitante del barrio San Pablo, lamentó que no se hayan concretado las promesas para construir una nueva represa.
“Es una tristeza y saber que es urgente que se haga una represa. Creo que deben seguir suspendidas las obras del proyecto de casas de La Tigra hasta que se asegure que no atentará contra esa fuente de agua”, dijo.
Elevado costo
Por su parte, Nelson Amador quiere poner en la hoguera los altos costos de la energía eléctrica y los constantes apagones que opacaron sus finanzas.
“Casi nos electrocutaron con esos recibos de luz. No puede ser que siga siendo la más cara de Centroamérica”, cuestionó
Amador también lamentó la falta de empleo en la ciudad y espera que el próximo año sea de más esperanza para las personas mayores.
Entretanto, don Santos Amaya, un comerciante de Comayagüela, pide a las autoridades velar por el bienestar de los capitalinos y que dediquen mayor tiempo a reflexionar para actuar con base en los designios de Dios y la justicia social.
Doña Tomasa Pineda quiere que este año viejo se lleve los altos precios de la canasta básica y la falta de oportunidades y que 2020 sea más benevolente.
Espíritu positivo
Para otros ciudadanos como don José Manuel Castro, el 2019 fue positivo, aunque desde hace cinco años dejó de trabajar por recorte de personal en la empresa donde laboraba.
“Ese año me dejó tranquilidad, paz y sin enfermedades, que es lo más importante. Además tengo mi casa, una hija hermosa y mucho tiempo para compartir con mi nieto”, destacó.
Doña Kellin Patricia Pavón también concuerda que a pesar de los problemas, el año viejo le dejó cosas buenas entre las que destaca su salud. “A pesar de las circunstancias y los problemas, Dios nunca lo desampara”, dijo.
Los habitantes coincidieron que la paz y la seguridad deben dar paso en el inicio de la próxima década y que la inseguridad comience a quedarse en el pasado, que se vuelva cenizas como los tradicionales monigotes que arderán a las 12:00 de la noche.
A la hoguera la inseguridad, el desempleo y falta de agua
Muchos capitalinos quieren quemar como “año viejo” los problemas que los agobiaron en 2019. Para otros, fue un año positivo que les dejó salud, tranquilidad y la unión con sus seres queridos
30.12.2019
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