Tegucigalpa, Honduras.- El médico Víctor Alexander Paz Flores, uno de los más reconocidos cirujanos cardiovasculares pediátricos de Honduras, perdió la vida trágicamente tras caer a una hondonada de más de 20 metros de altura en el sector de El Chimbo, en la carretera que de Santa Lucía dirige a Tegucigalpa, el pasado lunes 21 de abril.
En el mismo vehículo viajaba con él su esposa, la también doctora Claudia Ordóñez, quien milagrosamente sobrevivió al brutal impacto.
Ella fue rescatada de entre los hierros retorcidos y trasladada de urgencia al Instituto Hondureño de Seguridad Social (IHSS), donde ahora libra su propia batalla por la vida en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI).
Su estado es crítico, ya que fue sometida a una compleja cirugía de hígado y presenta múltiples fracturas en las costillas.

EL HERALDO PLUS conversó con familiares, amigos y colegas del gremio médico que compartieron de cerca la vida del doctor Víctor Paz Flores, el brillante cirujano, de 46 años, cuya partida dejó un vacío en la comunidad médica y entre cientos de familias a las que les devolvió la esperanza.
"Él amaba salvar vidas, sobre todo las de los niños", recordó entre lágrimas su prima, Dea Flores, de 50 años, quien reside en Estados Unidos.
La noticia la recibió como un golpe seco al corazón. “Mi hermana me llamó desde Canadá y me preguntó si estaba sentada o manejando. Le dije: ‘¿Qué pasó?’. Y solo me dijo: ‘Fijate que se murió Alexander’. No lo podía creer. Mi mamá estaba conmigo... las dos nos pusimos a llorar”, relató con la voz entrecortada.
Aunque las autoridades aún no han confirmado la causa oficial del accidente, sus familiares sostienen que el doctor Alex, como le decían de cariño, habría sufrido un infarto fulminante al volante, lo que le hizo perder el control del vehículo y precipitarse a la hondonada.
"Nos dijeron que de un infarto había muerto, que había perdido el control y se fue al abismo. Fue un infarto que le dio a él. La persona que iba atrás de él vio, dijo que él se soltó el cinturón y se salió del carro", comentó.
"Es lo irónico de la vida, que él salvaba corazones y no se chequeó su corazón, todavía nos hacemos tantas preguntas de por qué pasó, por qué tan joven, pero así es la vida, nos tocó perder a un gran ser humano", agregó.
Sus familiares mencionaron que no tenían conocimiento de que el galeno padeciera de alguna enfermedad, mucho menos del corazón.
El doctor Flores Paz era egresado de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH), donde obtuvo su título de Médico y Cirujano con distinción Cum Laude.
Posteriormente, se especializó en cirugía general, y más tarde se convirtió en uno de los pocos hondureños con formación en cirugía cardiovascular pediátrica en el extranjero.

Sus estudios incluyeron un máster en la Universidad de San Carlos de Guatemala (Summa Cum Laude), un fellowship en cardiopatías congénitas en el Boston Children’s Hospital de Harvard y otro en el manejo quirúrgico avanzado de falla cardíaca en niños en Pittsburgh.
Por su destacado desempeño, recibió el Premio Aldo Castañeda en 2019 y el Premio Evarts A. Graham en 2021, ambos otorgados por la Asociación Americana de Cirugía Torácica (AATS).
“Desde pequeño decía que quería ser doctor y lo logró. Era obediente, noble, y nunca dio problemas. Jugábamos todos los domingos en la casa de la abuela en Choloma, y jamás lo vi pelear, era un niño educado y ese es el dolor que nos queda a todos lo que lo queremos porque nos va a costar superarlo ya que era una gran persona y como doctor ni se diga", expresó Flores.
El núcleo familiar del doctor Flores Paz estaba formado por su esposa, Claudia, y sus dos hijos.
Su círculo más cercano también incluía a su padre, Víctor Paz, quien llevaba su mismo nombre, y a sus hermanos: Ana Carolina, Luis Fernando y Carlitos Paz. Su madre falleció durante la pandemia a causa del covid-19, una pérdida que también marcó a la familia.
Yolanda López, amiga cercana de la familia, expresó su pesar diciendo que “cuánto me ha dolido tu partida, Alex. Fuiste un médico joven, brillante y altruista. Honduras ha perdido a un gran ser humano”.
Sus colegas y pacientes coinciden en esa descripción. “El doctor Víctor operó a mi niño de corazón abierto en 2018. Todo fue un éxito. Gracias a él y a Dios, hoy mi niño está sano. Un gran pesar porque él era tan noble y buena gente”, escribió Andrea Velásquez, una joven madre en redes sociales.
Helen Galo, de 29 años, comentó a este medio que el doctor también intervino la vida de su sobrino, el pequeño José, cuando le identificaron un soplo en el corazón. "El doctor de las manos mágicas le decíamos nosotros, un gran profesional, recuerdo cómo salió a darnos la buena noticia de que la operación había salido bien", comentó.
La enfermera Karen Moncada, quien también conoció al galeno, explicó a este medio que su partida es "una pérdida inmensamente grande para todos aquellos niños que ya tenían programada cirugía con él. Se murieron las esperanzas de muchos, él luchó incansablemente por tener su equipo para operar aquí en Honduras, no quería quedarse en el extranjero y créame, me duele hasta el alma".
Contó que el doctor solía operar entre 8 y 10 horas diarias y que amaba profundamente su profesión. Era una fuente de inspiración para muchos por su formación y también por su carácter, pues era amable y humilde.
"Él era diferente a muchos que se creen grandes por su formación, él no era así, era un doctor lleno de cualidades y virtudes, entregado y tenía amor por los pacientes.
El Colegio Médico de Honduras (CMH) emitió un comunicado lamentando profundamente su deceso y reconociendo su invaluable contribución a la salud infantil en el país. "Perdemos a un profesional íntegro, apasionado y comprometido con los más vulnerables", cita el documento.
"Es una enorme pérdida, no solo para el gremio médico, también para el país, debido a que era un ser humano al servicio de su profesión, una calidad personal, muy valorada, muy trabajador, disponible siempre y querido por todos", dijo a LA PRENSA Premium la doctora Helga Codina, expresidenta del CMH.
Su subespecialidad era -de las pocas- en el país, perdimos un médico muy valioso", agregó.
Asimismo, el Hospital María, donde laboraba el galeno, se pronunció lamentando su partida. "Hoy perdimos a un gran amigo, quien durante sus años de servicio desempeñó un papel fundamental", mencionaron.
En conversación con LA PRENSA Premium, la oficina de relaciones públicas del Hospital María informó que, antes del regreso del doctor Flores a Honduras, no había cirujanos que realizaran de forma permanente operaciones a corazón abierto en menores de edad. Estos procedimientos solo se realizaban cuando llegaban brigadas médicas del extranjero.
Su incorporación cambió la capacidad del hospital para salvar la vida de niños con enfermedades cardíacas.
Pese a la pérdida del doctor Paz, el centro asistencial mantiene a una médica especializada en cirugía cardiovascular pediátrica, lo que permite sostener, en parte, la atención a los pacientes.
El doctor Flores también trabajó en los hospitales Mario Catarino Rivas, CEMESA y Leonardo Martínez en San Pedro Sula, así como en la Fundación Ruth Paz.
Sus esfuerzos incluyeron múltiples misiones médicas gratuitas, muchas veces en silencio, sin publicidad ni reconocimiento.
Según conoció este medio, cerca de las 3:00 de la tarde del martes, los restos del doctor Víctor Paz Flores eran preparados para ser velados por sus seres queridos.
Su sepelio está programado para este miércoles a las 2:00 p.m. en el cementerio Jardines de Paz Suyapa, en Tegucigalpa.