Tegucigalpa, Honduras.- El subcomisario de la Policía Nacional, Edgardo Barahona, detalló que el policía que disparó el arma de fuego y causó la muerte de Ángel Ariel López Mejía, en Ocotepeque, fue presentado ante la Fiscalía.
“El que sí está directamente vinculado al caso, él sí ya fue presentado a la fiscalía y está bajo su resguardo”, explicó Barahona.
En cuanto a los otros dos agentes que participaron en el operativo, el fiscal encargado solicitó un plazo de 48 horas para fortalecer la investigación y evaluar si debe incluirlos en el requerimiento fiscal.
“El fiscal pidió 48 horas para fortalecer el requerimiento fiscal y poder incluir a los otros dos policías que andaban en la radiopatrulla. Probablemente sean tres, pero creo que estas 48 horas se vencen mañana”, aseguró el subcomisario.
Durante este tiempo, los otros dos agentes permanecerán suspendidos de sus funciones y en detención preventiva mientras se determina su responsabilidad en el caso.
Por su parte, la Dirección de Asuntos Disciplinarios Policiales (Didadpol) también inició una investigación interna para aclarar el papel de los agentes involucrados.
En un comunicado oficial, la Didadpol informó que se desplazó un equipo de investigadores para esclarecer las circunstancias del suceso y determinar si hubo faltas disciplinarias.
“Reiteramos nuestro compromiso de continuar trabajando en la aplicación de los procesos disciplinarios, a fin de garantizar una función policial que cumpla un servicio correcto frente a la sociedad”, indicó la institución.
El hecho ocurrió el sábado 6 de abril, cuando Ángel Ariel López Mejía, de 15 años, viajaba como pasajero en una motocicleta junto a un amigo.
Según los familiares, al llegar a un retén de la Dirección Nacional de Vialidad y Transporte (DNVT) en la salida hacia Sabana Larga, los jóvenes intentaron evadir el control policial.
Fue en ese momento cuando, según la versión oficial, uno de los agentes disparó al suelo como señal de advertencia, pero la bala rebotó y alcanzó la cabeza de Ángel.
La familia de Ángel expresó su dolor y rechazo por lo sucedido.
Nolvia Juárez, madrastra del joven, recordó al menor como un niño lleno de sueños y aspiraciones.
“Desde los cinco años que estoy con él, era un niño muy bien portado y bueno; lo vamos a recordar como un niño alegre, con una gran sonrisa. Tenía un sueño muy grande de trabajar y superarse, poder tener una casa”, lamentó Juárez.
Doña Sabina Mejía, madre biológica de Ángel, exigió justicia y subrayó: “Fueron dos disparos, uno le cayó a él y el otro le rozó al muchacho que llevaba la moto".
"Pedimos justicia, la muerte de mi hijo no puede quedar así”, indicó Mejía con la voz quebrada.
Bayron López, tío de Ángel, añadió: “Era muy humilde, trabajador, no se metía con nadie, apenas empezaba la vida, tenía muchas metas y deseos, pero todo se los arrebató un policía. Lo único que exigimos como familia es que se haga justicia, no queremos que se quede así”.
Por su parte, el jefe policial de Ocotepeque, Miguel Ángel Villatoro, explicó que el disparo realizado por el agente no tenía la intención de atentar contra la vida de los jóvenes, sino de advertirles para que se detuvieran.
“La intención no era atentar contra los jóvenes; ellos aceleraron la motocicleta cuando uno de los agentes les hizo la parada y, en reacción, uno de los elementos disparó hacia el suelo como señal de advertencia y lastimosamente la bala pegó en uno de los jóvenes”, relató Villatoro.
La Fiscalía ordenó la práctica de una autopsia para determinar la trayectoria de la bala y establecer con mayor claridad la responsabilidad en este incidente.
“Ya se le practicó la autopsia al joven y esta determinará la trayectoria de la bala, y por ende, responsabilidades”, concluyó Villatoro.
El uso de la fuerza por parte de la policía generó preocupaciones entre defensores de derechos humanos y expertos en seguridad.
Uno de los expertos en el tema señaló que, aunque la intención del policía fue disparar al suelo como advertencia, el hecho de que una bala haya alcanzado la cabeza de Ángel evidencia un uso desproporcionado de la fuerza.
“Se trató de justificar que el disparo se dio con la intención de disuadir, pero Medicina Forense pudo comprobar que sí había una perforación de bala en el cráneo del menor”, indicó el defensor.
Las organizaciones de derechos humanos también han señalado que este tipo de incidentes refleja la necesidad urgente de reformar los protocolos de actuación de la policía.
“El hecho de que los jóvenes no se detuvieran ante la advertencia de los policías no justifica que les hayan disparado. La policía debe actuar de manera proporcional y en conformidad con los derechos humanos”, argumentaron.