Los pobladores de la aldea La Ocho, de este municipio, aún no salen del asombro. El amigo y vecino con el que durante tanto tiempo compartieron hoy está muerto y, aparentemente, a manos de su propia compañera de hogar.
Se trata de Ignacio Carranza Calderón, el hombre que fue hallado enterrado en el propio patio de su casa el pasado martes.
“Mi papá la quería, ella lo rechazaba, creemos que lo mató por celos al pensar que tenía otra mujer”, expresó Dulfinda Murcia, hija de Carranza Calderón.
El hombre, de 43 años de edad, fue visto por última vez con vida por Dulfinda la mañana del 8 de noviembre de 2013 mientras discutía con Elvia Murcia, madre y esposa, pero además la principal sospechosa del hecho.
“Desde ese momento no supimos nada de él, le preguntábamos a Elvia y ella decía que se había ido de viaje a Naranjito, Santa Bárbara, donde su familia”, recordó la muchacha.
La historia montada por la mujer y que no era creíble por los hijos y parientes quedó al descubierto el pasado domingo, cuando estos encontraron a su papá muerto en el fondo de un pozo ya en desuso en el patio de la vivienda en donde habitó por más de 20 de los 27 años que estuvo junto a su amada que al final le habría quitado la vida.
El cuerpo en avanzado estado de putrefacción estaba envuelto en una sabana y colchón, atado de manos, presentaba varios machetazos, hasta ser decapitado.
Fue llevado por Medicina Forense para su autopsia y luego entregado este miércoles en horas de la tarde a sus familiares.
Comunicación
La hija explicó que su otra hermana, Ofelia, al enterarse del macabro hallazgo se comunicó por teléfono con su mamá, quien se encuentra viviendo en la casa de un tío en San Pedro Sula.
“Déjenme en paz, si la Policía me busca mejor me voy a matar. Vos sabes la mala vida que me daba ese hijo de p...”, dice María que le contestó.
“Durante la conversación ella no afirmó ni negó su participación en el crimen y no dijo quién lo mató, solo que no nos iba a decir”, asegura la fémina.
Estas creen que no solo su mamá participó en el asesinato, sino que podrían haber uno o dos hombres, quienes cargaron el cadáver para meterlo en el pozo.
