Sucesos

'Te amo... tengo miedo', los mensajes de Wilson Berríos a su padre

Wilson José Berríos permanece en un área restringida del Hospital Escuela. La última vez que pronunció palabras fue cuando era trasladado en una ambulancia hasta la capital, por ahora solo puede comunicarse escribiendo mensajes en una hoja de papel

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13.12.2019

TEGUCIGALPA, HONDURAS.-A raíz del salvajismo, Wilson José Berríos perdió su ojo izquierdo, la nariz y parte de su boca; por ahora un papel y lápiz se convirtieron en su única forma de expresión.

El joven de 18 años permanece recuperándose en la camilla de un área restringida del Hospital Escuela, mientras sus familiares desean saber cómo evoluciona después de la terrible explosión que le desfiguró el rostro. Él, quien por ahora no logra recuperar el habla, escribe cortos mensajes en una hoja de papel.

'Te amo', 'el rostro', '¡qué bueno!', 'todo bien gracias', 'en la mochila' y 'tengo miedo' son algunas de las cortas frases que logran leerse con claridad en el escrito.

Las últimas palabras que pronunció Wilson José fueron en la ambulancia, cuando venía rumbo a Tegucigalpa. Ahí le dijo a su padre 'no lo vi venir, me explotó en la cara (artefacto explosivo)', luego solo levantaba el pulgar para decir que estaba bien.

VEA: Jefa de Wilson Berríos: 'Yo lo recogí y vi su cara destruida'

En esta página Wilson José le comentó a su papá cómo se sentía después del ataque que le marcó la vida.

En esta página Wilson José le comentó a su papá cómo se sentía después del ataque que le marcó la vida.

Reconstrucción

La explosión de un mortero llamado cebolla en el rostro le marcó la vida. Una tomografía de los huesos de la cara confirma que tendrán que realizarle una cirugía reconstructiva craneofacial.

Este viernes será trasladado este viernes al Centro Hondureño para el Niño Quemado (Ceniq), que administra la Fundación de Niños Quemados (Fundaniquem).

Foto: El Heraldo

Este es la tomografía que le realizaron a Wilson José Berríos.

Los hechos

Mientras los pequeños gritaban, saltaban y disfrutaban de las actividades navideñas disponibles esa noche en el parque, Wilson Berríos se movió al área de los caballetes para colocarles hojas en blanco que después los infantes podrían colorear. Fue un cuestión de segundos que la diversión se transformó en un amargo desenlace.

'Wilson estaba en la fila de los colores muy contento disfrutando lo que hacían niños. Solo habían niños en la zona con sus madres', detalló su jefa Digna Marisol Carranza.

Segundos después, al borde las lágrimas, agregó la peor parte. 'Yo lo recogí y veía que la piel se le caía, traté de sostenerle una parte de su piel con un gorro de Navidad. No podía hablar, su piel estaba guindando. El comprendía todo lo que decíamos, pero no podía hablar porque tenía dañada la boca'.

Familiares, amigos y vecinos de Wilson exigen justicia.