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Juan Carlos Degrández: 'El baloncesto es mi catarsis, es mi válvula de escape'

Mide 1.85 metros de altura, la pelota y él son cómplices en la cancha. Es un olimpista entre familia y motagüenses  
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20.10.2021

TEGUCIGALPA, HONDURAS.-Su oficina queda justo en frente de un complejo sistema de videovigilancia que posee varias pantallas en las que se observan las principales ciudades del país. Sobre su escritorio están dos monitores para mirar a detalle cada instante de la vida de los hondureños en las calles. También hay una espada y sobre ella cuelga una especie de dije con la señal que identifica al Caballero de la Noche.

Así nos recibió en su centro de trabajo el famoso “Cebolla”, como es llamado por sus amigos de infancia. Él es un ingeniero en sistemas, nacido en el barrio El Bosque de Tegucigalpa, apasionado del baloncesto y que dedica el mayor tiempo de sus días a coordinar la respuesta a los llamados de auxilio que se reciben en el Sistema Nacional de Emergencia 911.

Juan Carlos Degrández, olimpista y especialista en Seguridad y Defensa Nacional nos permitió conocer al hombre más allá del 911.

¿De dónde proviene su apellido Degrández ?

Mi nombre es Juan Carlos Zelaya Degrández, más reconocido por mi apellido Degrández, es el que todo mundo recuerda. Este apellido viene de mi madre originaria de la aldea Hato Quemado, Texíguat, en el departamento de El Paraíso. En Brasil es otro país donde se encuentran muchas personas con este apellido, pero en la historia se entiende que es un apellido sefardí, de esos judíos que vinieron huyendo; es un apellido compuesto, solo que acá lo unieron en una sola palabra.

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Cuéntenos, ¿fue travieso de pequeño?

La verdad... de mis hermanos creo que fui el más tranquilo en cuanto a travesuras; soy el menor, así que tenía varios supervisores encima. Fui instruido por ellos, así que tuve esa fortuna, todos ellos fungieron una función de padres, por ellos no fui muy travieso, fui muy dedicado al estudio.

¿Cómo es la relación con sus hermanos?

Mi hermano mayor se llama Fredy Omar, el siguiente se llama Moisés Antonio y mi hermano que está en el cielo es Alejandro José, y yo soy el último de mi núcleo familiar. Tengo dos hermanas más por parte de mi papá: Lesbia y María Fernanda. Mi hermano Alejandro era el más cercano a mí en edad y todo, era con quien iba a jugar y compartíamos con los amigos; él jugaba todos los deportes, eso le ayudó a tener mucho liderazgo, era un líder en todos los aspectos de la vida. Siempre me dijo: ‘Trabaje tan duro que cuando no esté, la gente se pregunte ¿dónde está?’. Ese consejo me lo dio hace 18 año y lo aplico cada día. Era hermano, padre y amigo. Murió por un evento cerebro vascular.

¿Cómo es el tiempo en casa de Juan Carlos?

Todo se resume en dormir poco, para pasar el tiempo con mi hijo y mi esposa, Dyrian Beselinoff. Además, trato de jugar baloncesto todos los fines de semana, soy un paciente poscovid-19. Mi esposa estuvo hospitalizada y el hacer deporte fue lo que salvó mi vida, por lo que es algo que haré siempre. He pasado hasta siete días sin ir a la casa; bañándome, cambiándome y comiendo acá para poder salir de las situaciones más complejas del país. No solo, también todo un equipo humano increíble que se ha construido, porque esto es producto de la visión y entrega y de la guía de Dios.

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¿Y dónde juega?

Mi cancha es la del parque La Leona. Como yo crecí en El Bosque, ahí está la gente con la que crecimos juntos, nos reunimos para jugar, lo retomé hace poco debido a la pandemia. También juego en la Liga C de baloncesto. He jugado en varios lados, pero La Leona es el lugar de encuentro. El baloncesto es mi catarsis, es mi válvula de escape.

Los viernes y sábados acude al parque La Leona a jugar baloncesto con sus amigos.

Juan Carlos jugando con sus amigos en el parque La Leona.


¿Y cómo hace para dar tiempo a su familia?

Es complejo, pero mi esposa ha sido una mujer sabia, sabe que es un trabajo por el país. He aprendido a dividir el tiempo de una forma bonita. Ahora tengo una misión fuera del 911 y es mi hijo, pero ha sido en tiempos de pandemia, un tiempo sacrificado y lindo. Logro sobrellevar el tiempo que paso acá, entendiendo que esto es un sacrificio por la Patria.

¿Piensan tener más hijos o se queda con uno?

Daniel Alejandro es un milagro de Dios, porque las posibilidades de ser madre de mi esposa eran muy bajas; había unos problemas en el proceso, pero se dio el milagro de vida. Con Daniel estamos más que felices y satisfechos; si viniera el segundo milagro, ni cosa mejor.

¿Es aficionado de algún equipo de fútbol de la Liga Nacional de Honduras ?

Soy olimpista, y eso que vengo de un hogar de hermanos motagüenses. Fueron dos vecinos con los que pasaba más tiempo, Luis y Eduardo, los que comenzaron a llevarme al estadio, desde mis nueve años, a ver al Olimpia. En esos tiempos era muy tranquilo ir a los estadios. Me retiré de los estadios por los conflictos entre las barras, ya hoy tengo 6 años de no ir a los inmuebles.

Como futbolero, ¿piensa que la Selección Nacional clasificará al Mundial 2022?

Creo que no, el problema es que hemos tenido planificaciones a muy corto plazo, por eso la Selección está sufriendo, quienes planificaron pensaron hacer algo de la noche para la mañana y no está dando resultados. La improvisación nunca es buena. Se debe apostar al talento hondureño desde los jugadores y los entrenadores.

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¿Sus padres viven?

Mi mamá es María Isabel Degrández, mi papá se llama José Zelaya, ambos están con vida, son retirados. Gracias a Dios están viviendo bien en esta etapa complicada del covid. Mi mamá fue una migrante hondureña, durante los años 90’s se fue para los Estados Unidos, para sacarnos adelante. Producto de eso estamos acá, hace unos años ella regresó como ciudadana americana, pero vive acá por su origen y su amor es Honduras.

¡Veo que le gusta Batman!, ¿a qué se debe?

Desde pequeño me llamó la atención, me gustó mucho la historia de un niño que quedó solo, que enfrentó tantos problemas y logró ser un hombre con mucho poder, sin tener superpoderes; era muy inteligente, fuerte y con mucha sagacidad. Además que solo persigue la justicia que nunca busca el crédito, se esconde atrás de una máscara. Desde niño crecí con la pasión por Batman, es una de mis figuras más deseadas, siempre quise tener un traje de él, pero nunca se me dio y un día pasando por una tienda le dije a mi mamá que ahí estaba el traje de Batman, pero no lo era y me lo compró.

¿Cómo han sido para usted los más de cinco años de trabajo en el 911?

Ha sido un tiempo de mucho sacrificio, con una semana entendí la magnitud de esto y la idea que el ministro Lisandro Rosales tenía. Recuerdo que invité a mi novia, ahora mi esposa, y le dije este proyecto va ser grande, fuerte, muy demandante y consumidor, pero es algo que se tiene que hacer. Desde ese momento ella me ha apoyado, y toda mi familia han comprendido todo el sacrificio que lleva esto. Son cinco centros a nivel nacional, son más de 1,000 personas ya, más todas las instituciones de seguridad y socorro. Mi frase siempre es ‘el secreto está en la actitud’, debido a que no ha sido fácil venir desde abajo.

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Este es el traje que su madre le compró cuando era niño, pensaron que era Batman.

Este es el traje que su madre le compró cuando era niño, pensaron que era Batman.