Tic Tac

Marco Medina, el neurólogo hondureño apasionado de la poesía

Desde que era un adolescente desarrolló el amor por las letras

22.06.2018

TEGUCIGALPA, HONDURAS

“Es cierto que Honduras se puede escribir en una lágrima. Pero también en el alma pura de sus montañas. Y en la ingenuidad cándida del corazón de aquellos que la aman”.

Los versos son propios del reconocido científico y neurólogo hondureño Marco Tulio Medina, quien los escribió y recitó en medio de una entrevista con EL HERALDO.

El amor por la poesía surgió desde que era un adolescente y nos comentó que admira a los poetas Gustavo Bécquer, español, y Amado Nervo, de origen mexicano. También admira las obras literarias del poeta hondureño Juan Ramón Molina.

Desde niño desarrolló el gusto por la lectura, un vicio que siempre tendrá. La historia y la antropología también son dos ciencias del gusto de Medina.

La pasión por el área de la salud la trae en los genes, es hijo de dos farmacéuticos, Marco Tulio Medina Cueva y Amparo Hernández Rodríguez, que en paz descansen.

El galeno, docente e investigador científico de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH), nació el 19 de septiembre de 1959 en un hospital privado, ubicado en las laderas de El Picacho. Entre su infancia y la adolescencia vivió en Siguatepeque, en Comayagua, también en el barrio Buenos Aires de Tegucigalpa y otra parte en el municipio Dulce Nombre del departamento de Copán. En su adolescencia disfrutaba jugar de partidos de fútbol con amigos y compañeros, también le gustaba ver partidos de fútbol americano. Durante tres años formó parte de la organización Scouts de Honduras.

“El Sabio”, así le llamaban de cariño sus amigos y compañeros del Instituto Salesiano San Miguel, donde se graduó como bachiller en ciencias y letras. Posteriormente realizó un examen de aptitud que reflejó que era bueno para la ingeniería eléctrica y la medicina, su fuerte eran las matemáticas y las ciencias naturales.

A sus 19 años se inscribió en la carrera de medicina en la máxima casa de estudios. Actualmente es el director regional para América Latina de la Federación Mundial de Neurología (WFN, por sus siglas en inglés) y está entregado de lleno a la investigación de su tesis para obtener el título de su doctorado en neurociencias de la Universidad de Londres, en Inglaterra.

De 2010 a 2018 fue el decano de la Facultad de Ciencias Médicas de la UNAH y ahora es docente de investigación en la facultad. El reloj marcó las 11:28 de la mañana, el sol estaba incandescente. El neurólogo llegó puntual a la cita para la entrevista, con una gran sonrisa que lo caracteriza, nos saludó y luego comenzó la sesión de fotos. El punto de encuentro fue bajo la estatua del padre José Trinidad Reyes, uno de los próceres de Honduras y fundador de la alma máter.

El tatarabuelo de Medina, Victoriano Castellanos, quien fue presidente de Honduras en 1862, colaboró económicamente con el padre Trino para la fundación de la UNAH.

¿Cómo vivió los años de su infancia?
Mis padres tenían una pequeña farmacia, la farmacia Santa Ana en Siguatepeque era el punto equidistante entre las dos familias porque mi padre era de Copán y mi madre de Tegucigalpa. En mi niñez estuve rodeado de medicamentos, píldoras, analgésicos, laxantes
y aspirinas.

Todo lo que lo rodeaba estaba muy relacionado con la medicina.
Sí. Mi madre empezó a trabajar en microbiología en el Hospital San Felipe y luego en el Hospital Materno Infantil, ella me llevaba al hospital, entonces ella me permitía ver el microscopio y lo que analizaba, mi mamá me explicaba lo que estaba haciendo.

¿Qué tal su experiencia como miembro de los Scouts?
A mis 10 años tuve la oportunidad de aprender algunos conceptos del compromiso que puede tener un joven ante la sociedad sobre valores, estuve en la tropa 10.

¿Que anécdota recuerdo en su etapa como Scout?
En 1971 murió el presidente Ramón Villeda Morales y la sede de los Scouts estaba en la Escuela República del Uruguay, cerca de casa presidencial, entonces nosotros hicimos las vallas para que en medio de nosotros pasara el féretro del presidente. Es lo que ahora hacen los policías y los bomberos.

¿A usted le gusta el deporte?
¡Sí claro! Estuve en el Instituto Salesiano San Miguel, era un lugar lleno de deportes, entrenábamos y jugábamos todos los días.

¿Cuál fue su fuerte?
Fútbol fue siempre mi fuerte, me gustaba, jugaba como defensa derecho, ahora ya no lo practico, lo practiqué siendo estudiante de medicina, fui parte del equipo de mi curso y luego cuando fui residente de neurología también jugué de defensa y de portero también.

En mayo de 2017 en la ciudad de Londres, Inglaterra, el neurólogo acompañado por la pareja conformada por la princesa María Esmeralda de Bélgica y sir Salvador Moncada, reconocido científico hondureño. Foto: Johny Magallanes / El Heraldo.

El doctor apasionado de la poesía Foto: Johny Magallanes / El Heraldo.

¿De qué equipos es aficionado?
Me gusta el Olimpia, desde niño me gustó, y de Europa el Real Madrid.

¿Qué selección le gustaría que ganara el Mundial de Rusia 2018?
Me gustaría que fuera un equipo de Latinoamérica.

¿Qué otras pasiones tiene Marco Tulio Medina?
La lectura, la historia, la arqueología, la ecología, antropología, cómo el ser humano se fue desarrollando, me encanta el tema de los mayas, cuando en mi niñez tuve la primera oportunidad de ir a Copán Ruinas fue algo maravilloso, tenía 12 años.

Una vez matriculado en la carrera de medicina en la UNAH, ¿qué recuerda de su época como universitario?
Entré a la UNAH en 1978 y me gradué en 1985, durante esos años aquí en la universidad tuve la oportunidad de ser instructor en el departamento de Biología en 1980, desde entonces trabajo en la UNAH, ya 38 años. También fui dirigente estudiantil, fui secretario de relaciones de la Federación de Estudiantes Universitarios de Honduras (FEUH).

¿Qué es lo que más le gustó de su carrera?
Tener la oportunidad de conocer el cuerpo humano, las enfermedades, cómo ayudar a las personas, comenzamos a trabajar en el Hospital San Felipe y luego en el Hospital Escuela que estaba recién inaugurado, en 1978.

¿Dónde se especializó en neurología y epilepsia?
En el Instituto Nacional de Neurología en México, entre 1987 a 1990, tuve calificaciones de 96 por ciento, luego en Francia, en la Universidad de Marsella, obtuve el primer lugar de mi promoción en neurofisiología y en Estados Unidos estuve en la Universidad de Los Ángeles California, epilepsia pediátrica y del adulto, así como investigación.

Y cuénteme, ¿cuándo tuvo su primera novia?
Cuando uno está adolescente tiene novias de ojitos, mi primera novia fue de ojitos allá en Dulce Nombre de Copán, nunca le toqué la mano...Ja, ja, ja...

¿Qué es lo más importante en su vida?
Los nexos más importantes son con mis padres y con mis tres hijos, son los nexos de amor indestructibles. También el amor hacia los pacientes.

¿Cómo fue cuando le dieron la noticia de que iba a ser padre por primera vez?
En septiembre de 1986 fui con el doctor César Castellanos a Perú, a presentar el primer trabajo internacional, y estando allá me avisó mi madre que había tenido un varón, se vino prematuro. Mis hijos son mis tres amores, también mis padres y mis hermanos.

¿Aún no lo han hecho abuelo?
No, todavía no han decidido ellos.

¿Cómo surgió el amor por la poesía?
Empecé a leer las poesías de América Latina y de España, desde Góngora, pasando por Amado Nervo, Gustavo Bécquer y nuestros poetas hondureños. En el San Miguel gane un premio de declamación.

¿Cuál ha sido el momento más duro en su vida?
Fue la muerte de mi mamá, eso fue horrible, en la lápida de mi madre está una poesía mía, es un dolor inmenso, eso fue hace 21 años, ella murió de cáncer, fue el momento más triste de mi vida... Sus ojos se entristecieron al recordarlo.