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Sindicatos se deleitan con abusivos contratos

En el IHSS, los obreros nunca olieron la estafa. Perdieron la razón por una ración de postres tasados en casi 200 mil lempiras mientras brindaban pésima atención a miles de afiliados.

23.03.2014

El sindicalismo hondureño cuestiona el dispendio de gobiernos que mantiene en bancarrota a varias de sus instituciones, pero cuando negocia arbitrarios contratos jamás admite contubernio de su ruina, porque extasía el colectivo de plazas, viajes y cuantiosas canonjías para toda la raza.

La falsa rectitud de estos gremios quedó demostrada, una vez más, en el escandaloso saqueo del Instituto Hondureño de Seguridad Social (IHSS), donde la mayoría de directivos asegura que aprobó compras por más de 5 mil millones de lempiras pero ignoraba que todas eran infladas.

FORRO. La masa de cabecillas campesinos, obreros y sindicales perdió, hace casi dos décadas, mérito y respeto de sus agremiados porque gritan por conveniencia y se vuelven sepulcro cuando el pastel (aunque el pedazo sea desigual) los embarre. Solo la “cuarta” los atoró.

Auténticos líderes como Carlos H. Reyes, Gladis Petrona Williams Lanza, José Ángel Meza, Andrés Víctor Artiles, Francisco “Paco” Guerrero y labradores como Inés Fuentes (muerto en la pobreza) no tienen plagio. La honradez no está en la izquierda ni en la derecha. Se roba con las dos, mintiendo con las dos.

La lista es numerosa pero hemos señalado algunos que jamás se ampararon en estupideces de presumidos con falsas ideologías aprovechando coyunturas por desgastes de sistemas corruptos. Reyes, Williams Lanza, Meza, Artiles y Guerrero son ejemplo de luchas contra las injusticias sociales sin recurrir al improperio.

COMPLICIDAD Y SILENCIO. El descalabro económico en la Empresa Nacional de Energía Eléctrica (ENEE), en el IHSS y en la Empresa Hondureña de Telecomunicaciones (Hondutel) devela la complacencia y connivencia de directivas sindicales. Pugnan el fascismo en pancartas del 1 de mayo pero en la chamba es sustento.

La ENEE tiene décadas con pérdidas. Ningún gobierno ha logrado, hasta ahora, sacarla del apuro. Funcionarios y sindicalistas repiten cada cuatro años que la empresa está en naufragio por exceso de personal, por fugas o robo de energía eléctrica. Cuando rubrican acuerdos excesivos nadie alza la voz ni expresa la desgracia.

Sus “líderes” riñeron el alquiler oneroso de edificios en residencial El Trapiche. Ya a nadie le choca la renta porque también nos repartimos dividendos. En la ENEE ocurre igual que en la destartalada Hondutel. Los sindicalistas se dosifican plazas. Si el patrono emplea 200, el sindicato “merece” 80.

En el infortunio de la empresa de telecomunicaciones, cabezas de la carretada sindical pidieron públicamente a los trabajadores “renunciar” porque en la “lucha” obtendrán prestaciones laborales. “El “pisto” unido, jamás será vencido”. “Patria, restitución o guaca”, gritó su dios.

Olvidaron que en los años 70, 80 y 90 era lujo tener un teléfono fijo porque lo transaban en más de 5 mil lempiras. Alegan que pueden “salvarla” si ellos mismos la estancaron. Quien anda en la miel algo se le pega. Es “la empresa de todos los hondureños” pero es nuestro rehén.

GLÚTEOS. Hoy, quienes merecen cárcel (si se aplicara la justicia) “legislan en favor de las mayorías” desbordando ostentosos chaqués. Regañan la oligarquía y el capitalismo pero no refutan su cheque, su seguridad y su motorista. Pásame la guitarra, ponla en Do Mayor, correcto. Ya está cerrada la puerta negra.

En el IHSS, los obreros nunca olieron la estafa. Placían de viajes en primera clase por el mundo. Perdieron la razón por una ración de postres tasados en casi 200 mil lempiras mientras brindaban pésima atención a miles de afiliados. Dicen que un paciente quedó con tres glúteos tras recibir la inyección de un fármaco vencido.

Vilma Cecilia Morales Montalván, miembro de la Interventora del Seguro Social, afirmó que el contrato colectivo obliga al cuidado médico de los hijos de sus agremiados hasta los 18 años y, también, beneficia otros parientes que no pagan un cinco a la institución. Así viven su “revolución”. Alarido en las calles y silencio en el abuso.

EL PADRE Y EL HIJO. En el Instituto Nacional Agrario (INA), las pasadas autoridades y gremialistas se rifaron enormes extensiones de tierra. Se peinaron los tractores donados por la Alianza Bolivariana para los pueblos de América (Alba) todo en el nombre de “mi padre, de mi hijo y de mi pisto, amén”.

La Dirección de Ejecutiva de Ingresos (DEI) intervino las principales aduanas del país e identificó, al menos, 120 “puntos ciegos” por donde sus empleados consintieron una evasión fiscal superior a los 7 mil millones de lempiras. El sindicato es liderado por el vástago de un exaspirante a designado presidencial de Libertad y Refundación (Libre).

En la DEI existe la unidad antifraude (integrada por directivos sindicales) para detectar malversación, pero ante su incapacidad o complicidad, clausura negocios de pequeños contribuyentes en debacle por la crisis económica y, ahora, carga baterías para desprestigiar “empresarios golpistas”.

IMPOSICIÓN. Se desconoce si su directora Miriam Guzmán sabe de la irregularidad y, de la trama de sus trabajadores organizados, que tapaban la picardía en los puertos. Fiscales del Ministerio Público nos confirmaron que están investigando a ciertos sindicalistas de la DEI por abuso de autoridad y posibles actos de coacción.

Si en instituciones sindicalizadas y registros fronterizos prima el soborno, no cabe duda que la izquierda se rinde por el arrullo de su “maldita derecha”. Al diablo la pureza. Desnúdenla. Pierdan el pudor y canten su avidez. Al que le caiga el guante que se lo plante. Honduras es un pueblo, acá todos nos conocemos ¿Cómo les quedó el ojo?

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