Lo colorido de sus parajes es solo una muestra de la belleza que tiene para ofrecer la ciudad de La Palma, en El Salvador.
El municipio, jurisdicción del departamento de Chalatenango, es una de las comunidades más pintorescas en el hermano país, convirtiéndolo en el epicentro artesano de la zona y siendo el turismo la principal fuente de ingresos para las decenas de familias que la habitan.
Recorrer sus calles, adornadas con miles de imágenes multicolores, es una de las actividades más gratificantes que sus visitantes pueden realizar.
El clima frío de la zona contrasta con la calidez y amabilidad de su gente, quienes no desaprovechan la oportunidad para mostrar con orgullo lo que más los representa: su legado cultural manifestado en sus millones de artesanías.
Legado artístico
La Palma se distingue por la expresión artística denominada “estilo palmeño”, el cual fue introducido por Fernando Llort en la década de 1970.
El estilo palmeño se caracteriza fundamentalmente por usar como materia prima la semilla de copinol, fruto en forma de vaina que una vez seco puede decorarse con pintura brillante y dibujos abstractos, con motivos de la vida cotidiana.
Además, algunos artesanos han variado la técnica e incluido en su variada oferta artesanías de otro tipo.
Existen alrededor de 100 talleres de artesanías en la pequeña localidad, la mitad de ellos se dedican mayoritariamente a la exportación de sus productos. El crecimiento acelerado de la exportación artesanal en el municipio no corresponde a la tendencia nacional, estando muy por encima del resto del país.
Y es que la comunidad mantiene su economía en un 70 por ciento a través del turismo y el 30 por ciento restante en el cultivo de hortalizas y el grano de oro.
Sitios a visitar
Uno de los principales lugares para adquirir las artesanías que se elaboran en La Palma es la Placita Artesanal, ubicada al costado norte de la plaza central del poblado.
En el espacio se encuentra a diario doña María Adela Landaverde, una de las pioneras en la venta y elaboración de artesanías en la localidad. La señora ha dedicado las últimas cinco décadas de su vida a la elaboración de bellos objetos artesanales, teniendo como base la semilla de copinol.
“La comercialización de artesanías me ha permitido sacar adelante a mi familia y le ha abierto la oportunidad a mis hijos de tener una propia empresa”, menciona con orgullo. La creatividad y la constante innovación de Landaverde le ha permitido mantenerse en el gusto de los visitantes, que siempre que acuden a la zona prefieren sus productos.
“Estamos introduciendo nuevas técnicas así como otros materiales para la elaboración de artesanías, pero siempre manteniendo y cultivando nuestro legado cultural”, mencionó la señora. El intercambio de piezas artesanales con otras regiones del país también le ha representado un éxito a Landaverde, quien asegura que sus piezas ya recorren el mundo entero. Además del atractivo artístico, La Palma también ofrece espacios naturales sin igual, entre los que destacan el cerro Miramundo, ubicado a 13 kilómetros de la ciudad y caracterizado por sus bajas temperaturas, las cuales descienden hasta los 12 grados.
El más impresionante paraje existente en la zona es el cerro El Pital, con 2,730 metros sobre el nivel del mar, considerado el punto más alto de El Salvador y el segundo más alto de Honduras, puesto que el mismo es utilizado como frontera terrestre.