El terror de la debilidad humana

“El visitante y otros cuentos de terror” es la obra colaborativa de los escritores hondureños Kalton Brühl y Dennis Arita, que desde la ficción y el terror abordan temas “cotidianos”

  • 23 de octubre de 2024 a las 11:42
El terror de la debilidad humana
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Tegucigalpa, Honduras.- El visitante y otros cuentos de terror (2018), obra escrita en conjunto por Kalton Brühl y Dennis Arita, se implica absolutamente en el género del terror, responde a sus códigos, sus símbolos y logra generar en su lectura las sensaciones propias del género, pero la obra también deja espacio para la reflexión sobre la condición humana.

Subir al cielo sin subir

Coherencia narrativa

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A pesar de que la obra fue escrita a dos manos, los cuentos de “El visitante...” mantienen una coherencia, tanto en la forma como en la estructura: son cuentos bastante breves, participan en ellos pocos personajes que se dejan delinear por sus contados parlamentos y sus acciones concretas y certeras, el tiempo transcurre de manera elíptica y, lo más importante, es que las historias tienen una fuerza centrípeta, es decir, cada una de sus acciones conducen hacia una situación o una frase final que ilumine cada una de las palabras con las que se construyó la historia. Se apuesta por el cuento en su sentido más estricto y por cerrar las historias con un broche (en este caso de tinta).

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Es destacable que son cuentos que se cierran y se resuelven de manera inteligente. Hay algunos de ellos que pareciera por un momento que se van a quedar en el argumento conocido en algunas leyendas tradicionales y urbanas, sin embargo, progresan hasta la situación no imaginada, por ejemplo, en “La autopista”, que parece que contará la típica historia de azoro de un hombre mujeriego, la actitud del personaje al conocer que esa mujer guapa era un fantasma provoca una situación dramática que es interesantísima y renueva el cuento en cada uno de sus próximos encuentros fantasmales en esa carretera.

Dos planos de realidad

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Las historias se suceden en dos planos que conviven con relativa naturalidad como en “Invitado de honor” o “Cambio de guardia” y en algunos casos podría calificarse como una dualidad de realidad cotidiana, como sucede en “Objetos cotidianos” o “El dibujante”.

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Los cuentos “Compañero de habitación”, “El regreso”, “Frente al espejo” y “El visitante” podría considerarse que tienen un matiz esotérico. Algunos de ellos navegan entre diferentes planos de realidad y la enfermedad mental, como “Maniquíes” y “Zapatitos de charol”. “Memento mori”, por ejemplo, conduce el miedo por una vía mucho más humana, lo que le sucede al personaje nos podría pasar posiblemente a todos y a todas.

La búsqueda del terror y lo humano

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Para que exista un dispositivo narrativo de terror, entre otros muchos elementos, debe haber un agente del daño o un agente de lo desconocido, que culturalmente se suele relacionar con la maldad, aunque esto no es imperativo. Estos cuentos cumplen canónicamente con la promesa del género.

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Uno de los cuentos más interesantes de analizar es “Frente al espejo”. Todo el conjunto causa terror, pero pasa por diferentes momentos. Que funcione el rito que hace el personaje que está narrando es terrorífico, aquí se logra sembrar el miedo desde una idea esotérica, pero sobre todo desde la imagen (quizá no me atreva nunca más a poner una vela frente a un espejo).

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Luego aparece la maldad, la acción que se desencadena de la debilidad humana, del egoísmo o quizá de la obsesión de que todo permanezca (incluso los muertos) como los conocemos.

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“La autopista”, por su parte, desarrolla su terror a partir de las apariciones fantasmales, pero la maldad (o la degradación moral en este caso) aparece no desde los seres que no pertenecen a este mundo, sino desde el vicio y la debilidad humana.

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El típico azoro no puede con este hombre que es galán y mujeriego antes que cualquier cosa, entonces, para su lección (típica en las historias de azoro) fue necesario ir un poco más allá.

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Estos cuentos hablan de algún tipo de tormento humano, pero sobre todo ponen en perspectiva la manera en la que actuaríamos si tuviéramos algunas de estas posibilidades sobrehumanas, como en “El dibujante”, cuya condición sobrenatural se mezcla con su maldad. Sería, entonces, la exacerbación de las pequeñeces y las debilidades de la condición humana.

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De esta colección de cuentos se disfruta la lectura, por su inteligencia, su atmósfera terrorífica y en algunos casos hasta por su humor y, además, por la reflexión sobre los vicios y la debilidad humana.

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Josué R. Álvarez
Josué R. Álvarez
Escritor y docente

Autor de “Guillermo, el niño que hablaba con el mar”, “Instrucciones para un taxidermista” y “De la estirpe del cacao”. Ganador del Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil, el Concurso de Cuentos Cortos Inéditos “Rafael Heliodoro Valle” y el Premio Nacional de Poesía Los Confines.

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