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Rajoy ya ve luz de la victoria

La grave crisis económica junto a una histórica tasa de desempleo marcan las elecciones que se celebran hoy en España, en las que se espera que los votantes desalojen al socialismo del poder y dejen el gobierno en manos de la oposición centroderechista, liderada por Mariano Rajoy.

    24.11.2011

    Pocas veces unas elecciones en España parecieron estar tan decididas de antemano.

    La grave crisis económica y de deuda junto a una tasa de desempleo del 21.5% marcan las elecciones generales de hoy, en las que se espera que los votantes desalojen al socialismo del poder y dejen el gobierno en manos de la oposición conservadora.

    Todas las encuestas, sin excepción, vaticinan un arrollador triunfo del centroderechista Partido Popular (PP) y su líder Mariano Rajoy sobre el Partido Socialista Obrero Español (PSOE), que encabeza el candidato Alfredo Pérez Rubalcaba.

    Rajoy, un político de dilatada trayectoria, escaso carisma y poca popularidad en los sondeos, que ya perdió las dos anteriores elecciones; parece más cerca que nunca de la presidencia del gobierno en su tercer intento.

    Pero su mandato se iniciaría en unas circunstancias muy complicadas para España y Europa.

    “El gran problema es el estancamiento económico, la falta de crecimiento y junto con ello la elevadísima tasa de desempleo”, dijo José Luis Álvarez, director del departamento de Economía de la Universidad de Navarra. “Esos son los principales condicionantes de la economía española y es lo que lastra a todo lo demás, incluido el problema de la sostenibilidad de la deuda”.

    La victoria de Rajoy, de 56 años, devolvería el poder a los populares tras casi ocho años de gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero, quien imprimió un sello liberal a sus políticas sociales impulsando leyes como la del matrimonio homosexual.

    Pero la gestión económica socavó la imagen de Zapatero, muy criticado por negar la gravedad de la situación en un primer momento y después actuar tarde y de manera errática para contener la hemorragia causada por la crisis internacional y el pinchazo de la burbuja inmobiliaria ibérica.

    La misma burbuja que infló el crecimiento español en la última década.

    Zapatero, consciente de la caída de su popularidad, anunció que no concurriría a un tercer mandato y decidió adelantar las elecciones, previstas inicialmente en marzo de 2012, para tratar de minimizar el daño a las opciones socialistas.

    El veterano Rubalcaba, de 60 años, exministro del Interior y vicepresidente de la mano de Zapatero, emergió como el candidato del PSOE.

    Desde entonces, los principales indicadores económicos no hacen sino dibujar un cielo cada vez más negro. El desempleo del 21.5% tiene a casi cinco millones de personas desocupadas. La economía se estancó en el tercer trimestre de 2011 y amenaza con volver a la recesión, mientras que la crisis asola al euro y la presión sobre la deuda ibérica siguen teniendo a España como candidato a un rescate financiero similar al de Grecia, Irlanda y Portugal.

    “Por ahora, la izquierda en España está acabada”, señaló Antonio Sanz, un votante socialista que trabaja como comerciante y ha estado desempleado los últimos siete meses. “No vemos una salida fácil, porque todo lo que nos rodea es más de lo mismo”.

    “Estamos viendo Italia, Portugal, Grecia y nosotros (España) estamos en el medio de este lío”, añadió.

    PLANES OCULTOS. Aunque la victoria es dulce por definición, la papeleta de Rajoy, si finalmente gana, no resultaría sencilla.
    El líder popular enfrenta el dilema de combinar los ajustes y la reducción del déficit con la necesidad imperante de reflotar la economía y evitar otra recesión.

    En el único debate televisado entre los dos candidatos el pasado 7 de noviembre, Pérez Rubalcaba cuestionó reiteradamente a Rajoy sobre su programa económico, como si diera por hecha la victoria de su rival, y le acusó de guardar una agenda oculta de recortes sociales en la sanidad y la educación pública.

    “Ni el PP ni el PSOE explican qué política económica harían. Hablan de objetivos”, explicó Álvarez. “El PSOE habla de defender el estado del bienestar sobre todo. El PP habla de reformas para generar empleo”.

    “Pero ninguno entra a detallar lo que va a hacer. Echo de menos un esfuerzo didáctico y de explicar a la ciudadanía lo que hay que hacer y por qué hay que hacerlo y que, desgraciadamente, va a tener algún coste”, agregó.

    Poco o nada se ha podido saber en campaña de los planes de los candidatos. Rubalcaba anunció nuevos impuestos a las grandes fortunas y los bancos para financiar planes de empleo. Incluso mencionó de pasada una reorganización del Ejército para ahorrar costes.

    Rajoy prometió rebajas de impuestos a pequeñas y medianas empresas que fomenten la contratación a partir de enero.

    “Hemos vivido por encima de nuestras posibilidades, endeudándonos y ahora nos encontramos con que el peso de esa deuda es muy fuerte y tenemos que gastar un poquito menos”, argumentó Álvarez. “El estado del bienestar es sostenible si tienes una economía que crece. Si tienes una economía que se empobrece, que es lo que ocurre ahora, hay que ser austeros”.

    Política migratoria, segundo plano. La economía centra de tal manera el debate, que ni políticas como la migratoria, la exterior ni siquiera el deseado anuncio del grupo separatista vasco ETA de abandono de la violencia tras más de 40 años de lucha armada han alterado el escenario y el guión previstos.

    Rubalcaba, como exministro del Interior, jugó un papel clave en el camino recorrido hasta llegar al anuncio de ETA. Pero no parece que el socialismo haya recortado las distancias.

    En las elecciones de hoy domingo, más de 35.7 millones de españoles están llamados a las urnas para elegir los 350 escaños del Congreso de los Diputados y más de dos tercios del Senado.

    En la legislatura que termina, el socialismo ocupaba 169 asientos por 154 del PP. La encuesta de Metroscopia publicada el pasado fin de semana por el madrileño El País concedía a los populares un récord de 196 escaños, relegando al PSOE a los 110.

    Una ventaja de 14 puntos, que daría al PP su mayor victoria histórica en la era democrática inaugurada en España tras la muerte de Francisco Franco en 1975.

    “Vamos a necesitar ser muy valientes, pero también muy prudentes”, dijo Rajoy en una entrevista al diario El Mundo sobre sus políticas económicas.

    “Fuera de España, el mensaje es que vamos en serio, que vamos a hacer bien las cosas”, agregó.

    Zapatero, un impulsor de leyes sociales, vencido por la economía

    El socialista José Luis Rodríguez Zapatero, impulsor de una ingente legislación social, no pudo agotar su segundo mandato, arrollado por una crisis económica que eclipsó todos sus logros, incluido el fin de la violencia de ETA.

    Zapatero “hubiera sido un excelente presidente si no topa con la crisis, es más, creo que ha hecho reformas de un calado que en otro momento de la historia no se atrevió ni Felipe González”, dijo a la AFP Conrado Alonso, antiguo número dos de Zapatero cuando dirigía al partido socialista en León (norte).

    El jefe del gobierno español anunció en abril que no se presentaría a las elecciones del 20 de noviembre, dejando vía libre al candidato socialista Alfredo Pérez Rubalcaba.

    Aunque nunca quiso bregar por un tercer mandato, quería finalizar su segunda legislatura, pero decidió marcharse “cuando su popularidad estaba cayendo precisamente por la voracidad de la crisis”, según el periodista de El País Luis Aizpeolea.

    Zapatero, que llegó al poder en 2004 impulsado por el descontento por cómo el gobierno conservador de José María Aznar informó sobre los atentados islamistas del 11 de marzo de 2004 en Madrid donde murieron 191 personas, se va ahora empujado por una crisis que ha causado casi cinco millones de desempleados, y que tardó en reconocer.

    “Creo que un error fue negar la crisis tanto”, dijo Alonso. Y es que Zapatero, exprofesor de derecho nacido en Valladolid hace 51 años, de cabello castaño, ojos claros y unas cejas en punta, usadas como imagen de su campaña en 2008, tardó hasta en usar la palabra “crisis”, prefiriendo hablar de “desaceleración” económica.

    Descrito por sus allegados como una persona segura de sí misma, tal vez se fió demasiado de su intuición y en que los años de bonanza económica, que permitieron un ambicioso programa de reformas sociales, le permitirían capear el temporal.

    Tras entrar con 18 años en política, fue escalando posiciones hasta ser elegido en 2000 al frente de su partido, en lo que supuso un relevo generacional.

    Cuatro años más tarde, llega a la presidencia del gobierno en los comicios de 2004 frente al conservador Mariano Rajoy, al que volvería a vencer en 2008.

    CAMBIOS DE ZAPATERO. Apenas nombrado, este “hincha” del Barcelona, retira las tropas de Irak y lleva a cabo una regularización masiva de inmigrantes.

    Llegarían luego la ley contra la violencia de género, el matrimonio homosexual, al que se opusieron la derecha española y el Vaticano, la ley antitabaco, o la ley de dependencia, para asistir a las personas incapacitadas.

    Crea ayudas por nacimientos, el famoso “cheque bebé”, subvenciones para los parados de larga duración y rebajas de impuestos, medidas que acabaron volviéndose en su contra cuando la crisis económica mundial, agravada en España por el estallido de la burbuja inmobiliaria, le obligó a revocar algunas de ellas.

    Nieto de un militar republicano fusilado por los franquistas, Zapatero revisó la Guerra Civil, un tema hasta ahora tabú, con su Ley de Memoria Histórica buscando resarcir a las víctimas de la misma.

    La iniciativa le valdrá las críticas de los que afirmaban que iba a “abrir viejas heridas” y el aplauso de los que 70 años después aún buscan a familiares fusilados en fosas comunes.

    Aunque la crisis ha eclipsado todos estos logros, “los años de Zapatero no han sido un paréntesis, cambiaron a su partido y al país”, según Suso de Toro, autor de una biografía sobre el jefe del gobierno.