Como teatrista tuvo la oportunidad de actuar una temporada con la actriz mexicana Carmen Montejo; como cantante triunfó tres veces en el Festival OTI Honduras y como pintor sus obras están en diferentes hogares y salas del mundo.
Esta es parte de la gran trayectoria del artista Carlos Iván Rivera Brizzio. La vida de este autodidacta, rebelde de la vida, está llena de diversos contrastes y matices.
Pasó el primer grado cuando solo tenía cuatro años; Como cantante viajó a México y Paraguay a representar a Honduras en el Festival de la Organización de Televisión Iberoamericana (OTI), incluso fue detenido en Migración del aeropuerto de Asunción porque no llevaba visa.
Haciendo frente a todos los obstáculos que tienen los artistas en este país, Rivera demostró que nada es imposible para el hombre que quiere triunfar.
¿Dónde nació? Nadie de mi familia es de La Esperanza, mi padre Rafael Rivera era de Colinas, Santa Bárbara y mi madre Debora Brizzio de Goascorán, Valle, pero yo nací en La Esperanza. Creo que en ese momento mi papá, que era administrador de rentas, desarrollaba un trabajo en ese lugar lindísimo. La gente de mi pueblo es especial y el clima no digamos.
¿Por qué se le conoce como Carlos Brizzio y no como Rivera Brizzio? Por una circunstancia que nunca me he explicado. A mí, desde pequeño me comenzaron a identificar por mi segundo apellido. Resulta desconcertante, yo soy el último de siete hermanos y hubo un momento en que mi hermano inmediato mayor lo reprobaron, entonces a partir de segundo grado asistíamos a la misma escuela y a la misma salón de clases, entonces reparé que cuando pasaban lista decían Rivera Brizzio Guido que era mi hermano, luego decían Brizzio Carlos. También, fíjese que tuve la fortuna que mis primeras letras me las enseñó mi abuela materna. Vivíamos en El Guayabo, una aldea remota del sur.
¿Y por qué aparece en El Guayabo? Debido a la separación de mis padres, entonces los siete hermanos nos disgregamos, unos se fueron con mi padre, otros con mi madre y los dos últimos menores con mi abuela materna, María Mercedes viuda de Alemán. Resulta que mi abuela era maestra de la escuela de esa comunidad y como nosotros vivíamos con ella, yo era un alumno eventual en su clase. Al final de año, cuando llegaron los supervisores le preguntaron: ¿y este niño? Es mi nieto, explicó ella; ¿pero él recibe la clase?, preguntó el supervisor; sí y ha aprendido, respondió mi abuela; si quiere le hacemos una evaluación y si la pasa lo aprobamos, dijo el visitante. Y así aprobé mi primer grado a los cuatro años.
¿O sea qué salió de sexto a los nueve años? No, porque después en esa convulsión familiar nos mudamos varias veces. Yo debía haber aprobado mi primaria más temprano pero no, se interrumpieron mis estudios, en algunas ocasiones a mitad de año. Estuve en varias escuelas y colegios, luego intenté estudiar algunas carreras en la universidad pero como fui un mal alumno, un rebelde, no disfrutaba de los estudios.
¿A lo mejor algún compañerito lo había agarrado de encargo? O yo a él, ja, ja, ja, ja… Sí, pero siempre había alguien con quien pelear. Eso sí estaba garantizado. También tenía mis mejores amigos con quienes me llevaba bien, pero yo creo que mi predisposición era más que todo con mis maestros porque siempre estaba haciendo ruido, siempre me reprendían.
¿Y en el colegio siguió de insubordinado? Igual, sin ánimos, solamente por cumplir con ese requisito al que lo obliga, en primer lugar, la familia, y, sin duda, hay que prepararse, pero yo no lo hacía de buena gana, prefería soñar.
¿Qué intentó estudiar en la universidad? Yo fui víctima de lo que la mayoría de adolescentes padecemos en esa edad, debido a mi inmadurez y la falta de orientación, en aquel momento, sobre la verdadera vocación, tenía la misma incertidumbre, no sabía en realidad qué quería estudiar, tenía influencias no solamente de la familia, sino hasta de los amigos y uno quiere continuar con sus compañeros del colegio, quiere estudiar lo mismo que los otros, pero la inquietud mía era estudiar arquitectura, eso siempre me impresionó, pero en ese tiempo no existía la carrera acá y se frustraron dos intentos para irme a estudia al extranjero, entonces me matriculé en una carrera orientada a la ingeniería, porque según yo tenía mucha afinidad, pero no era cierto, luego tuve un giro un poco drástico y empecé a estudiar medicina, que contribuyó a mi formación posterior porque me dio la oportunidad de dimensionar varias cosas que la mayoría de los seres humanos no valoramos.
¿Por qué no continuó en medicina? Yo nunca fui una persona disciplinada, y creo que no tuve las motivaciones que todos deberíamos de tener. Creo que no tuve la vocación que debería tener todo alumno y, aparte, estaba mi vocación de haragán ja, ja, ja…
¿De estudiante cuáles eran sus afanes? Bueno, siempre tuve la inquietud artística, pero antes habían prejuicios arraigados, ahora se ha superado esa mentalidad.
¿Qué tipo de prejuicios? Bueno, contra los artistas, yo no me atrevía a confesarme que quería cantar, que quería pintar, que quería hacer teatro. Mi familia, influida por esa mentalidad, pensaba que ser artista era ser un vago, era sinónimo de un montón de cosas negativas.
¿Cuál fue la primera disciplina artística que desarrolló? Todavía no he comenzado ninguna, ja, ja, ja, ja… tengo la fortuna de hacer las cosas que yo amo, que disfruto, yo no uso cadena, ni reloj, ni anillo, no utilizo nada que simbolice la esclavitud de alguna expresión. Creo que la primera vez que me sentí comprometido con lo que hago fue con el tercer cuadro que pinté, con el que gané un certamen importante. Ese cuadro, que por cierto técnicamente era un desastre, sin duda que conmovió a los demás.
¿Y qué había pintado en él? El drama cotidiano de nuestro medio. Era la imagen de una madre embarazada con la cara de angustia junto a los otros hijos. El ambiente era conmovedor, el padre estaba tendido en el suelo, borracho, con el sombrero por allá...
¿Usted también le hace a la música? Desde que estábamos en el colegio con mi hermano insistíamos en subirnos al escenario pero siempre los silbidos nos bajaban.
¿Cuántas veces participó en el Festival OTI? Como cantautor gané tres veces el Festival. La primera oportunidad con la canción “Andar solo por andar”, luego con “Vivencias” y la tercera vez fue con “La casa de Pablo”. La primera vez que gané el Festival OTI fue en 1984.
¿Por ganar ese Festival, adónde fue a representar a Honduras? La primera vez fue en México; me encantó que fuera ahí porque yo tengo una profunda admiración por ese país, es linda la gente, es especial, entonces lo disfruté mucho; desgraciadamente no pude aprovechar las ofertas que tuve para quedarme allá y desarrollar algunos planes, por eso que casi siempre estamos ligados nosotros, cuestiones familiares.
¿O por algún amor que no quería dejar escapar por aquí? Probablemente; no pretenda descubrirme ja,ja,ja,ja…sí, tenía que regresar, pero tuve una propuesta interesante, la gente fue gentil conmigo, me apoyaron. Yo creo que para cada cosa hay un momento en la vida. Antes había tenido una bonita oportunidad en el teatro. Pertenecí al Grupo Dramático de Tegucigalpa, que ya desapareció. Cuando estaba en él me invitaron a participar en una temporada de teatro con un grupo internacional; tuve el privilegio de actuar con la gran actriz Carmen Montejo, que acaba de fallecer a finales del año pasado.
¿En qué obra? En “Bodas de sangre” de (Federico) García Lorca. Resulta que vino una compañía de teatro a presentar una temporada acá con un elenco internacional exclusivamente y les gustó el ambiente, entonces comenzaron a planear una eventual presentación pero involucrando artistas nacionales y me reclutaron para ese grupo. Incluso, Montejo presentaba un monólogo que fue escrito especialmente para ella y me invitó a participar.
¿Qué papel hizo usted en la obra? El papel más difícil que pueda hacer un actor, el de muerto. Y créame que no es fácil, porque estar sin la respiración durante algún tiempo es complicado. Yo aparecía de muerto, recuerdo que me llamaba Mauricio y era el amante de ella o el cadáver del amante de ella; era una trama interesante.
¿En qué otro país representó a Honduras en el OTI? En Paraguay. Mire, la primera vez que participé me dije: “voy a intentar ganar porque me gustaría representar a mi país”, luego, en la fase internacional, surgió la misma inquietud, porque uno llega con toda la inexperiencia del mundo, sin el apoyo adecuado que es fundamental, pero me propuse regresar; me pareció interesante proyectar al país de la forma en que uno quiere, incluso, me pareció oportuno aprovechar la coyuntura de la pintura para hacer una exposición simultanea al evento y resultó.
¿Qué vicisitudes tuvo en esa ocasión? Yo tenía organizadas exposiciones de pintura en Argentina, Chile y Brasil creo que era el otro país y, por supuesto en Paraguay, pero fue una situación bastante complicada, tan grave que yo viajé sin visa, casi ilegal, fue una circunstancia que provocó terribles consecuencias hasta de salud en mi traslado. Subí al escenario sin ensayar, llegué un día antes al evento, estuve detenido en migración durante cinco horas, como iba sin visa, entonces hasta en eso, no quisiera decir desatención y no es lo que quisiera decir, pero sí hubo una displicencia, los organizadores no atendieron a la representación de Honduras, por fortuna uno siempre se encuentra con gente solidaria que casi lo adopta, entonces tuve mucho apoyo del cónsul de Honduras, se portó muy gentil, se ofreció a llegar al aeropuerto para explicar por qué yo llegaba en esas circunstancias.
¿Para los artistas hondureños todo es complicado? Desgraciadamente así es. Yo estaba escuchando ahorita que Honduras tuvo participación en Viña del Mar con Polache y estaba diciendo cosas que me gustó que dijera, porque en realidad el artista requiere de un apoyo, sobre todo cuando va a representar al país.
¿Entonces no realizó ninguna exposición? No, tuve que cancelarlas, a pesar que yo trasladé las pinturas a través de empresas que colaboraron conmigo. Tuve buena respuesta de los embajadores, pero todo se tuvo que cancelar.
¿Usted es un autodidacta? Sí soy autodidacta, hay gente que cree que soy egresado de la Escuela Nacional de Bellas Artes por una circunstancia especial. Resulta que en algún momento cuando era pequeño hubo gente interesada en que me cultivara en el arte y recuerdo que mi hermana mayor, cuando yo tenía unos seis o siete años, tenía un compañero en el colegio que era maestro en la Escuela Nacional de Bellas Artes y una vez cayó en sus amano un dibujo mío y él preguntó que quién era el autor, y mi hermana le dijo que yo. Este maestro propuso que me inscribieran en la Escuela de Bellas Artes y, a pesar de mi rebeldía, lograron llevarme, pero un niño como yo que era tan rebelde necesitaba de una motivación especial y dejé de asistir.
¿Toda una vida en el arte? Sí, el arte abre puertas mágicas y da acceso a sitios y gente interesante, yo he sido un afortunado en ese sentido. Yo creo que he tenido una respuesta que es el reflejo de mi actitud frente a los demás, frente a la vida.
¿Usted se define como un hombre tímido? ¡Ahh! Soy terriblemente tímido, me cuesta hasta hablar con usted aquí, siempre fui tímido. Una vez descubrí que la timidez era un encanto para las mujeres, entonces me aproveché.
¿Y de dónde sacó valor para subirse a un escenario a cantar? No sé, eso ya es otra cosa, el escenario es otro mundo y uno tiene que disfrutarlo, me gusta comunicarme con la gente, es una forma hermosa de poder transmitir lo que yo pienso y siento por medio de lo que intento hacer.
¿Cuáles son sus sueños como artista? Son infinitos, hacer cada vez mejor las cosas, descubrir nuevas cosas, creo que por eso yo me defino como un intento de artista, siempre hay algo que aprender, algo que descubrir, yo creo que me siento matriculado en el aula de la vida, como alumno permanente. Cuando uno realiza cosas descubre que lo que hay por hacer es mucho más, por eso me siento un buen aprendiz, un intento, en todos los sentido, un intento de ser humano.