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Desarrollo amenaza tribus indígenas de la Amazonia

Por años, los awá vivieron alejados del resto de la humanidad, recogiendo frutas y cazando, hasta que el resto del mundo dio con ellos. Taladores y hacendados irrumpieron en sus tierras para explotarlas.

24.06.2012

El desarrollo amenaza su tranquilidad y rompe su silencio. Por generaciones, los awá vivieron alejados del resto de la humanidad, recogiendo frutas, cazando cerdos y monos y viviendo al ritmo del clima en un rincón de la selva amazónica.

Hasta que el resto del mundo dio con ellos. Llegaron taladores y hacendados e irrumpieron en las tierras ancestrales de la tribu para explotarlas.

También llegó un ferrocarril que transporta toneladas de mineral de hierro extraído de minas en el corazón de la Amazonia hacia los puertos del Atlántico, desde donde es enviado a China.

La amenaza a los awá es tal que llamó la atención de la organización defensora de los derechos de los indígenas Survival Internacional, con sede en Gran Bretaña, la cual la designó “la tribu que más peligro corre en el mundo” y se fijó su salvación como una de sus prioridades para este año.

AMENAZA LATENTE. Si bien los awá son tal vez los que sufren la amenaza más inmediata, a lo largo y ancho de Brasil abundan las tribus que enfrentan problemas similares por la llegada de taladores, hacendados, mineros y agricultores que a menudo invaden las tierras que le asignó el gobierno a los indígenas. La pujante economía brasileña es lo que genera la ocupación de tierras indígenas, lo mismo que el floreciente sector agrícola, que hace poco logró sacar adelante reformas que eliminan algunas restricciones al uso de esos territorios.

Organizaciones defensoras de los derechos de los indígenas dicen que es inevitable que haya más conflictos mientras siga habiendo proyectos, aprobados por el gobierno, como la construcción de represas hidroeléctricas que llevan miles de trabajadores a zonas remotas.

“Los conflictos que tienen los indígenas se están agravando y ha habido una serie de enfrentamientos derivados del programa de desarrollo del gobierno en áreas remotas”, sostuvo Cléber Buzatto, director ejecutivo de la agrupación brasileña defensora de los indígenas CIMI.

Para los awá y otras tribus, no obstante, el contacto con el mundo exterior no trae aparejadas amenazas a su subsistencia únicamente. También genera ayuda.

La presidenta brasileña Dilma Rousseff creó el martes dos nuevas reservas y siete territorios indígenas en la Amazonia, que abarcan miles de kilómetros cuadrados.

Para los agricultores, la protección de decenas de miles de indígenas es un precio muy alto que no justifica el que se impida el cultivo de soja, la cría de ganado y otras actividades agropecuarias que apuntalan la economía brasileña y hacen crecer la clase media.

“¿Quién se beneficia con esto? No nuestro país, que hoy disfruta de algunos de los alimentos mejores y más baratos del mundo y es el segundo exportador de alimentos más grande del mundo”, afirmó la senadora Katia Abreu, presidenta de la Federación Nacional de Agricultura y Ganadería, en un artículo publicado por el diario Folha de Sao Paulo.

“Tampoco (se benefician) los indígenas, que, como indican sus números, no necesitan más espacio físico sino mejores condiciones sanitarias, de educación y un sistema de salud eficiente. En resumen, una mejor vida, igual que nosotros”, dijo Abreu.

Algunas dependencias del gobierno federal encargadas de proteger a los indígenas dicen que hacen todo lo que está a su alcance para impedir la invasión, pero que tienen recursos limitados para vigilar 1,243,00 kilómetros cuadrados (480,000 millas cuadradas) de reservas indígenas.
Las penurias económicas generaron una serie de suicidios. Entre 2003 y 2011, según estadísticas de la secretaría de Salud de Brasil fueron asesinados 282 indígenas, la mayoría en peleas por las tierras.

Un caso notable fue el del cacique de la comunidad, Nísio Gomes, asesinado el 18 de noviembre de 2011 cuando pistoleros no identificados le dispararon, arrastraron su cuerpo a una camioneta y se lo llevaron. El cuerpo no ha sido recuperado. “Todos los guaraní kaiowá queremos la demarcación. Pasamos mucha dificultad, yo no puedo ni andar por las ciudades porque existe mucho riesgo”, dijo Valmir Gomes, hijo del asesinado cacique indígena.