El cardenal Óscar Andrés Rodríguez hizo ayer un importante llamado a la clase política, que no debería pasar desapercibido, ya que sin temor a equivocarnos, resume el sentir y pensar de gran parte de la sociedad hondureña que sigue expectante la crisis en la que se ha visto envuelto en las últimas semanas el Consejo Nacional Electoral (CNE).
“Tenemos leyes, una Constitución, un proceso que se debe respetar. Lo contrario sería querer matar a nuestro país”, dijo el religioso en su homilía dominical, en la que, además, recomendó descartar del lenguaje la palabra “fraude electoral”. “No tenemos ni siquiera que considerarla en nuestro lenguaje, no debe existir en nuestra Honduras. Estamos llamados a la verdad, a la justicia, ese es el camino de Dios”, apuntó.
Aunque a unos guste y a otros no, lo cierto es que el único camino que se tiene para superar la actual crisis en el CNE es el cumplimiento irrestricto de la Constitución de la República y la Ley Electoral, por sobre los intereses de cualquiera de los partidos políticos en la contienda.
En esas leyes está trazado el camino que se debe seguir -y que de más está decir ya se siguió en el pleno de consejeros que presidía la que hoy es candidata presidencial del partido oficialista- ante la ausencia de uno o más consejeros a las sesiones del pleno que sean convocadas.
Esta semana es crucial para que esos acuerdos se alcancen y con ello el calendario electoral se siga ejecutando tal cual está estructurado.
Ahondar la crisis no es ni debe ser el camino a seguir, ya que la aspiración única de todos los hondureños es que se garantice que habrá elecciones limpias el próximo 30 de noviembre y que cada uno de los votos depositados en las urnas será respetado. Solo así salvaremos la democracia.
