Tegucigalpa, la capital de Honduras, fundada el 29 de septiembre de 1578 bajo el nombre de “Real de Minas de la Villa de San Miguel de Heredia de Tegucigalpa”, celebra hoy su cumpleaños 447 años, arrastrando sobre sus espaldas problemas estructurales, como la pobreza, que ataca a buena parte de su población.
La Tegucigalpa de hoy ha avanzado con el tiempo y con todo y sus problemas a cuestas ha logrado dar importantes pasos que la posesionan como el corazón de un país que, por igual, debe enfrentarse día a día a buscar soluciones a todos y cada uno de esos problemas que, desgraciadamente, siguen teniéndolo en la lista de los más desiguales del continente.
Los avances son visibles: la construcción de modernos edificios, centros comerciales y de oficinas estatales, así como de importantes vías de comunicación, muestran la cara del desarrollo.
Pero siguen estando allí otras demandas que deben ser atendidas por sus autoridades, como el acceso al agua potable y la energía, el congestionamiento vial, la inseguridad ciudadana, el crimen organizado, la extorsión, la violencia, el desempleo, el crecimiento desordenado de barrios y colonias asentadas en laderas de cerros, cauces de ríos y quebradas y otras zonas de alto riesgo que ponen en peligro la vida y el patrimonio de sus habitantes por el riesgo constante de deslizamientos e inundaciones.
Tegucigalpa es en suma, una capital que tiene hoy en sus manos la oportunidad de celebrar su historia, pero sin olvidar los grandes retos que debe enfrentar para dar respuestas concretas a cada problema señalado.
No es fácil, pero hoy que estamos a tan solo dos meses de las elecciones de las nuevas autoridades nacionales y municipales, es tiempo oportuno para que los políticos ofrezcan verdaderos planes de desarrollo a una ciudad que merece mejor suerte.