La decisión que tanto se temía llegó ayer cuando un tribunal de Apelaciones de California permitió al Gobierno del presidente Donald Trump poner fin al Estatus de Protección Temporal (TPS, por sus siglas en inglés) para inmigrantes de Honduras, Nicaragua y Nepal, lo que marca una nueva victoria de la Casa Blanca en su cruzada por terminar con el beneficio migratorio otorgado por el Ejecutivo.
El fallo implica que los beneficiarios nepaleses del TPS perderán su estatus legal y autorización de trabajo de inmediato, y los beneficiarios hondureños y nicaragüenses del TPS perderán su amparo el 8 de septiembre.
La medida afectará a unos 51,000 connacionales que residen en aquel país bajo la protección del TPS, aprobado para Honduras el 5 de enero de 1999, meses después que el huracán Mitch devastara gran parte del territorio nacional y dejara a su paso un saldo de aproximadamente 11,000 muertos.
En un alto porcentaje son personas con 26 o más años de residir en los Estados Unidos, que ahora se ven a las puertas de la deportación a una patria que, desgraciadamente, con el paso del tiempo, no ha logrado mejorar sustancialmente sus problemas estructurales de pobreza y sigue arrastrando altos índices de desempleo.
“El fallo de hoy es un revés devastador, pero no es el fin de esta lucha. La protección humanitaria TPS es importante y no se puede diezmar tan fácilmente”, han dicho abogados de la Unión Estadounidense de Libertades Civiles (ACLU, por sus siglas en inglés) del norte de California.
Ello implica que la sombra de la deportación sigue persiguiendo a los miles de compatriotas que gozan de ese beneficio, y que ayer dijeron estar tristes por la decisión del tribunal, pero dispuestos a seguir dando la lucha por defender su estadía en aquel país. El gobierno hondureño está llamado a redoblar la ayuda y el apoyo a esa comunidad.